CONFIANZA

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Recorrí mi cuarto por décima vez en busca de algo que se me estuviera olvidando, un aire de nostalgia me invadía, vi las fotos de cuando era más chico, esa sonrisa inocente que aun permanecía ajena a los problemas de este mundo, aquel niño lleno de confianza en sí mismo y en los demás, aquel pequeño repleto de sueños que poco a poco se fueron apagando como la flama encendida de una vela, aquel chico que amaba solo por amar, aquel chico que había desaparecido hace varios años.      

-Veo que iba enserio esto de irte-dijo mi madre recargándose en la entrada.

-Siempre hablo enserio-recalque tomando mi iPhone.

-No es necesario-soltó un suspiro-. Esto es una tontería.

-¿Quieres que hablemos de quien cometió mas tonterías en esta familia?

Mi madre se llevo su blanca mano al pecho, iba vestida en un vestido color blanco, su cabello negro permanecía impecable como siempre, sus aretes y collares de perlas a juego, daba la sensación de que estaba preparada para asistir a una boda, pero no, siempre se vestía así.

-Aquello fue un error y lo sabes bien Sean.

-Sí, un error que me dañó.

Salí de mi habitación sin verla siquiera, mi chofer llegaría en unos instantes para llevarme hasta donde mi jet privado, baje las inmensas escaleras de la casa y me topé con las chicas del servicio trabajando.

-¡Sean!-escuche que alguien gritaba mi nombre y me giré.

-¿Amy? ¿Qué haces aquí?

-Lo siento, se que estas por irte pero... quiera hablar un segundo contigo.

Levante la vista y vi a mi madre sonriendo con suficiencia, sabía que ella haría lo que fuera para impedir que me fuera por seis meses seguidos, solté un ligero suspiro de resignación y salimos al jardín principal.

-No deberías estar aquí-aclare.

-Lo sé, pero esto es importante-respondió deteniéndose al lado de la fuente.

-¿Qué ocurre?

-Encontré esto en el cajón de Tyson-de su bolso saco una pequeña caja de piel, me la tendió y al abrirla un anillo hermoso resplandeció.

-Es hermoso-susurre.

-¡Me pedirá matrimonio Sean!-respondió a modo de reproche.

-Lo dices como si fuese algo malo.

Tomo la diminuta caja entre sus manos, admiro la joya durante unos instantes con una mirada llena de tristeza, había algo que no me estaba contando, la conocía a la perfección como para saber cuando estaba preocupada.

-Sean, yo te amo ¿Lo sabes cierto?

-Sí, pero debes olvidarlo... Tyson es mejor.

-Ya-dijo resignándose-. Lo que pasa es que...

-Señor Lockhart- interrumpió una chica de limpieza-. Su chofer le espera afuera.

-Ya voy, gracias.

La chica asintió y se retiro, para cuando gire Amy ya había guardado el anillo, me observo con decisión.

-Es hora de que te vayas.

-Pero ¿Qué me ibas a decir?

-Que seas feliz, espero que regreses.

Se acerco a mí y me beso, pero este era un beso dulce, repleto de amor y no de la lujuria que siempre nos acompañaba, seis meses podían sonar fáciles pero en realidad era demasiado tiempo, las cosas podían cambiar mucho en ese lapso, me separe de ella y nos abrazamos con fuerza.

-Nos vemos- se despidió.

Salí de la casa y el chofer abrió la puerta de la limusina, el auto comenzó a moverse, alejándose de mi familia, de mis amigos... de mi pasado, ahora solo podía pensar en mi futuro, en lo que haría, la emoción me invadió.

-New York, allá voy.

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