Capítulo siete.

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Rachel

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Rachel

Al día siguiente al llegar a la cocina por la mañana, lo primero que diviso sobre la encimera es un analgésico y un vaso de agua. Me lo llevo a la boca y lo trago sin detenerme a sentir el horrible sabor.

— Que testaruda eres Rachel, te he dicho que debías tomar un día de descanso. Una serpiente no es un juego, además observa tu rostro, aún estás pálida—dice mamá con preocupación.

Ruedo los ojos pero luego finjo la mejor de mis sonrisas.

— Es solo falta de sueño, nada más.

Ni tú te crees eso Rachel, la falta de sueño no es más que un sinónimo para la frase Jared es el culpable.

— Esos chicos...— comienza a decir mi madre— ¿eran tus amigos? el chico que te trajo a casa lucía muy preocupado pero no terminó por convencerme. ¿Recuerdas algo de la noche anterior?

No, no recuerdo absolutamente nada. Solo que un chico con los ojos más deslumbrantes que haya visto me atacó hasta caer derrumbada al suelo. Pero al parecer estoy loca y aluciné porque según Emily y jared, nada de eso sucedió.

— Sí, tengo recuerdos vagos. Yo conversando con Jared y Emily y luego como he sentido una clavada en mi pie.

Me acerco a su rostro y deposito un beso para amortiguar mi gran mentira. Cuando quito una manzana del canasto de frutas camino hacia la salida por el autobús.

—Déjale un saludo a Peter, ¡dile que el chocolate que me ha dejado esta mañana estaba delicioso!

Corro hacia la puerta antes de ser descubierta. Jamás he logrado mentirle a mamá y me resulta extraño que no me haya descubierto aún. Cuando llego a la puerta de entrada oigo su voz gritar mi nombre desde la cocina.

Camino hasta el humbral y sus ojos se mantienen fijos en mí. Acechándome.

Ahí está, la mirada de mamá cuando sabe que estoy mintiendo.

— ¿Sabes que esa serpiente no te ha mordido en el pie, no?

Demonios.

— Creo que con el desmayo se me ha olvidado donde me ha picado— respondo sin vacilar— ¡adiós mamá, te veo por la noche!

Salgo rápidamente de casa y me apresuro en llegar al paradero. El día está nublado pero sin rasgos de que se precipite una lluvia, al menos no tendré que lidiar con dos cosas a la vez. Aún debo pensar de que forma mantendré alejada a Emily.

Cuando diviso mi autobús, saludo al chofer, la primera vez que lo vi me causo mala espina pero luego con los días noté que era buena persona. Hasta se detenía para subir a abuelas.
El trayecto resulta menos largo de lo esperado, mantenía la esperanza de que los segundos se transformaran en horas para no ver el rostro de Emily.

Desastrosa Tentación. #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora