Cuando la clase terminó, salió disparada del salón, y la seguí.
-¿Vas a ir a la fiesta de bienvenida?
-No -respondió, sin mirarme y sin dejar de caminar.
-Pero ¿por qué no?
-Estoy ocupada ese día.
-Pero ni siquiera sabes qué día es.
-¿Qué día es?
-De este sábado al otro.
-Estaré ocupada ese sábado.
-Será divertido.
-Tengo cosas qué hacer, gracias.
-¿Por ejemplo?
-Alimentar a mi gato.
Aceleró el paso y la perdí entre la multitud.
Su rechazo se estaba convirtiendo en un imán para mí.
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¿Cómo sanar un corazón si no está roto?
JugendliteraturEl primer año en la Universidad no es el más difícil una vez que estás dentro. Los problemas vienen después: Conocer gente nueva, montones de tarea, muchas primera veces, sueños destruidos y corazones rotos. Eso, claro, para la gente común y corrien...