¿Cómo sanar un corazón si no está roto?

ALI

Crecer es una estafa. Si me lo hubieran dicho antes, habría echo lo que fuera posible para evitarlo. Me arrepiento tanto por todas esas veces que me moría por ser mayor.
Crecer sólo trae problemas.
Cuando era niña, casi nada me importaba. Ni siquiera que papá no estuviera allí, ni la depresión de mamá, ni comer mi desayuno yo sola en el patio del colegio a la hora del recreo mientras veía a todas esas niñas y niños en grupos, jugando y riendo.
Ahora, todo está mal.
Cuando mamá salió de su encierro, al principio parecía estar curada, sin embargo yo sé que aún se toma sus pastillas compulsivamente. Y sé que aún prefiere morir porque no puede aceptar que está sola, que fue abandonada. Sin importarle que su única hija -yo- esté en la misma situación.
Hace años perdoné a papá por haberse marchado, tenía sus razones, las cuales, por más que crezca nunca comprenderé del todo.
Otra de las mentiras de crecer es que lo entiendes todo.
Entre más crezco, son más dudas y más temores.

Caminando por la acera miro a mi alrededor, una madre camina de la mano con su pequeña hija, que va dando saltitos de alegría. Una joven pareja entra a la librería local.

El amor está en todos lados, en cada detalle, en cada sonrisa, en una mirada. Pero no en mi vida.
Cuando escuchamos la palabra amor, lo imaginamos siempre relacionado a un hombre y una mujer. Pero no es así. El amor se da entre una madre y su hija, un amigo, y hasta tu mascota.
Al principio yo pensaba que el amor no era necesario, que era un "complemento" en la vida. Y así crecí.
La soledad es muy peligrosa, porque es adictiva. Una vez que te acostumbras es casi imposible salir.

Cuando mi padre nos abandonó, solo podía pensar en la idea de que el primer hombre en mi vida me había traicionado, me había lastimado. Sin embargo, no por eso creció un odio en mi hacia los hombres. Sin embargo me rompí. De una forma que no puedo explicar. Perdí la capacidad de amar, si es que un día la tuve.