El sábado en la mañana fui a la biblioteca a devolver unos libros que me llevé prestados. Cuando me formé en la fila, delante de mi estaba la chica nueva, otra vez.
-Alisson.
Volteó con la misma cara de sorpresa del primer día.
-Ahora parece que me estás siguiendo a todos lados.
-Para que lo sepas, yo llegué primero. -me dijo y se dió la vuelta.
Cuando le tocó su turno, suspiró y colocó un par de libros en el mostrador.
-Esta es la parte difícil, ¿cierto? -le dije y volteó por encima del hombro. -Me refiero a los libros, tener que dejarlos. Es doloroso.
-Creí que era la única rara que pensaba eso -respondió con una media sonrisa.Me apresuré para entregar mis libros y la alcancé en la puerta.
-¿Vamos a desayunar?
Negó con la cabeza inmediatamente y siguió caminando.
-No lo creo, pero gracias.
-Quizás en otra ocasión.
-No, no, de verdad.
-¿Te digo algo? Nunca le había insistido tanto a nadie.
-No tienes porqué hacerlo, Alex. Apuesto a que hay muchas chicas allá afuera que te dirían que sí a la primera.
-Pero ¿por qué tú no?
-Es complicado.
-Entonces explícame.Suspiró nuevamente, parecía cansada. Pero yo no iba a rendirme tan rápido.
ESTÁS LEYENDO
¿Cómo sanar un corazón si no está roto?
ספרות נוערEl primer año en la Universidad no es el más difícil una vez que estás dentro. Los problemas vienen después: Conocer gente nueva, montones de tarea, muchas primera veces, sueños destruidos y corazones rotos. Eso, claro, para la gente común y corrien...