Lo justo

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Yo soy el silencio
alguien con dolor y aún así me atreví a amarte,
en silencio observó tus ojos buscando algo inexistente, algo que no volverá.

Y por eso alejó y me callo este hondo sentimiento, lo envuelvo en lo más profundo de mi alma entre paredes de hielo.
No debes hallarlo, no debes saber como me siento cuando alcanzó a perderme un sólo segundo en los posos profundos que son tus ojos.
Soy silencio, por que nunca gritó el amor que carcome mis entrañas,
un amor que nunca debió ser,
que locura, yo un mero mortal sin más gracia que la vida que corre por sus células, se atrevió a amar.
Pero que puedo hacer si te amo.

Hoy es una de esas noches de insomnio, vago por los pasillos del palacio a oscuras pretendiendo vigilar,
cuando lo único que deseo es poder verte dormir, pero,
mala suerte no estas.

¿Cuantos años ya? Amandote en silencio,
¡oh! ¡Dios ayúdame! Necesitó encontrar la paz, este vacío duele cada vez que te veo, estoy dispuesto a seguir adelante, nunca huyó, pero, he de encontrar aparte mi camino.

Me quedaré siempre a tu lado como tu amigo muy amado,
este día me alejó de ti de este amor enfermizo,
no me arrepiento, ni te eh olvidado, es justo lo que había deseado.

Cada quien por su lado, es lo justo, es lo correcto,
mi alma su paz a ganado.

Un hondo suspiro salió de la boca de Sean al comprender la veracidad de sus pensamientos, desde hacía una semana se planteaba una y otra la posibilidad de dejar la Guardia Real y huir de todo y sobretodo del amor por Nick, Pero no podría hacerlo, ni lo haría, si Máx le abandonó en su soledad él no haría lo mismo, estaría junto a él siempre que lo necesitará.

Atravesó en silencio el jardín central del palacio y justo frente la fuente un pequeño y diminuto copo de nueve cayó en picada sobre su mejilla derritiendose al instante con el calor de la misma, observó la oscuridad del cielo de donde miles de copos de nieve descendían para formar una leve capa blanca en el suelo del palacio que poco a poco adquiría más grosor.

-El invierno a llegado por fin-dijo una voz a su lado, sacándole un brinco del susto.

-Nick- casi gritó- Me as asustado- dijo recuperandose.

-¿Como tendrás la consciencia? -dijo Nick con burla- ¿Que haces aquí?-pregunto- ¿Acaso meditas  en la inmoralidad del cangrejo?-volvió a preguntar. 

- Pensaba en la forma como el invierno reclama su espacio sin que nada ni nadie se lo impida- respondió volviendo a ver el cielo oscuro.

-Vaya - ironizó Nick- que poeta te as vuelto mi amigo- dijo con burla metiendo sus manos en los bolsillos del sobretodo gris que llevaba puesto sobre el uniforme. 

-Anda burlate de mi, que soy un santo- dijo sobreactuado.

-Tu eres tan o más inocente que Alex- dijo Nick caminado al palacio para seguir con su ronda.
-Oye con mi ahijado no te metas- hablo Sean siguiendole.

-Por cierto- dijo deteniendo su andar y girandose a ver a Sean- Tía Jolibeth hará un asado por el cumpleaños de Alex el próximo domingo, así que, espero contar con tu presencia- pidió.

-Comida gratis- dijo Sean sobandose el estómago- Claro que iré, además Alex es mi ahijado- terminó.

-No se como le haces para tener esa complexión si comes como marrano de navidad- dijo Nick con fastidio girandose para reanudar su ronda.

-Y yo no se como haces tu si comes como hormiga- se defendió Sean.

Sigueron discutiendo por cualquier trivialidad mientras caminaban por la oscuridad de los pasillos, era común verles así y aquellos quienes tenían el honor de oirles reían ante las absurdas discusiones que sostenían. Para Nick aquellas discusiones lo trasladaban a tiempos donde él y Máx solían discutir y hasta terminar en duelos de espadas por cualquier tontería que se les ocurriese.

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La mañana amaneció vestida de un pulcro blanco, la ventisca de la noche anterior había dejado todo cubierto de nieve y muchos el día de hoy contemplaban con asombro la belleza de los jardines.

-Es hermoso- murmuró Sean viendo el jardín junto a Nick desde la ventana de su despacho.

-Si tu lo dices- murmuró Nick con fastidio tomando una tasa de té.

-Me asombra tu animo, amigo- replicó Sean con sarcasmo.

-Tengo sueño y lo único que deseo es llegar a descansar a mi casa- dijo Nick bostezando.

-Ya casi es hora que termine nuestra guardia- respondió Sean- aunque lo dudo que llegues a descansar si Alex ya se fijó en la nieve- dijo pensativo.

-No lo dudo que lo haya echo ya- dijo Nick con una mueca de horror en su rostro.

-¿Quieres que lo lleve un rato conmigo? -pregunto Sean.

-No... tía Jolibeth sabrá que hacer con él,  además mi padre regresa hoy de Alemania y a Alex le encantará abordarlo con sus preguntas- dijo saliendo del despacho.

-Pasaré por la tarde para ver que sucede entonces- dijo Sean caminando junto él.

-Gracias entonces, y te espero el domingo- hablo Nick subiendo a su caballo.

-Eso ni lo dudes- respondió Sean sobre el suyo.

Ambos amigos tomaron rumbos distintos para llegar a sus mansiones, apesar de estar cerca del palacio quedaban en direcciones contrarias.

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-Me encargaré de escoltar el cuerpo personalmente- dijo Máx a su superior.

-Gracias coronel- replicó la voz de un hombre junto a el- Mi esposa esta apunto de dar a luz y no deseo hacer un viaje tan largo en este momento- agregó.

-Pierda cuidado General- replicó Máx.

-Has las acciones necesarias, para su traslado- pidió el General. A lo que Máx asintió haciendo su saludo militar ante la orden dada por su superior.

El conde de Nottingham había muerto en el castillo de Norwich donde había sido recluido por el fallecido Rey Axel I acausa de tuberculosis y al ser un miembro de la familia Real descansará en la capilla de Saint Marie, en el palacio de Buckinghan donde descansan sus antepasados, por lo tanto Máx junto al capitán Stanford serían los encargados de llevar el cuerpo devuelta a Londres donde sería velado y enterrado.

"Después de cinco años, volveré a verte" pensó Máx mientras preparaba el viaje que emprenderia de regreso al lugar que le vio nacer.

No le había avisado a nadie de su llegada, para todos sería una sorpresa y más para Nick que no sabía que su gran amor retornaría a su lado demasiado tarde.

El destino de una rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora