El silencio de un beso

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-Defiendete-gritó Nick a Máx mientras entrenaban en el jardín trasero de la mansión.

-No me das tiempo de hacerlo- replicó frustrado Máx.

-Los ataques enemigos no te darán tiempo- recriminó Nick haciendo que el sable de Máx saliera volando de sus manos por su estocada- Es todo por hoy- dijo cogiendo el sable en el aire con el suyo- Mañana continuaremos-terminó entregandole su espada a Máx.

-Eres insufrible- dijo Máx a Nick caminando hacia dentro de la mansión.

Nick se asombró con la facilidad que Máx le decía las cosas que le molestaban, aunque había perdido la memoria, no perdía su carácter y menos su bocota para decir lo que le da la gana y menos decirle a él en su cara.
Camino tras Máx hacia la mansión, pero se detuvo de golpe al ver que Máx hacia lo mismo.

-Por cierto-dijo Máx girandose a verle- Aprieta un poco más las vendas- recomendó apuntado el pecho de Nick- los hombres no tenemos tanto busto- replicó girandose de nuevo para seguir su camino.

Nick enrojecio de golpe al oír las palabras de Máx, eso sólo significa que Máx se dio cuenta de su condición o ¿acaso lo recordó?.

-Espera- gritó Nick deteniendo a Máx que ya subía las escaleras  al segundo piso- ¿Como sabes?-pregunto- ¿Acaso lo recordaste?-quiso saber.

-No-respondió Máx- aún no recuerdo nada- agregó- Pero eres muy delgada y definida para ser hombre, no se como nadie se da cuenta, tu complexión es demasiado femenina, además- dijo acercándose a Nick- tú estatura puede ser alta, pero a la par de un hombre eres baja y diminuta...casi perfecta-replicó  a pocos centímetros del rostro de Nick- Y tus facciones son tan delicadas, que provoca a cualquier ser humano a desear pecar- casi susurró.

El corazón de Nick empezó a latir con prisa al ver como Máx acercaba su rostro al suyo y en un cálido beso terminaba con la distancia que les separaba. Era la primer ves que Máx la besara y por primer ves sentía las dichosas mariposas en su vientre de las que tanto hablarán las damas de la corte, sin pensarlo se vio correspondiendo al beso de Máx para deleite del mismo.

-¡¡Papito!!- el grito de Alex les hizo separarse de golpe.

-Creo... creo que iré a darme un baño- dijo Máx recuperando el aire perdido, Nick asintió sin poder pronunciar palabra.

Máx subió a toda prisa las escaleras rumbo a su habitación, mientras Nick se quedó al pie de las mismas con un pronunciado sonrojo en sus mejillas.

-¿Papito?-pregunto el niño a su lado.

-Tu naciste el día de los inoportunos ¿verdad Alex? -pregunto Nick sin ver al niño, a lo que Alex giro la cabeza a un lado en modo pensativo- ¡¡¡Dios bendito!!! ¿Que estabas haciendo? -dijo con asombro volteando a ver al niño.

-Jugando- respondió Alex inocentemente.

-¿Con los puercos de la granja?-volvió a preguntar viendo al niño lleno de fango y césped.

-No, en el jardín- dijo Alex- las flores de tía Jolibeth estaban muy sucias y las lave todas- replicó con orgullo.

Máx abrió los ojos con asombro y al mismo tiempo el tono rojizo que habían adquirido sus mejillas desaparecio por completo ante las palabras de Alex, si algo sabía desde niño era no meterse con las flores de Jolibeth y lamentablemente Alex había faltado a esa especial regla.
-¡¡¡Alex!!!-fue el grito que se escuchará de Jolibeth, haciendo que el aludido se escondiera tras Nick.

-Ve a darte un baño- dijo Nick al niño- yo controlo a la fiera... digo, a tía Jolibeth- agregó asiendo sonreír al niño.

Los pasos apresurados de Jolibeth hicieron que Alex emprendierá huida escaleras arriba hacia su habitación.

El destino de una rosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora