POWERS ||Trilogia PWRS #2

NUEVO CAMBIO

Me levanté la primera, me fui directa a la cocina y cogí algo para desayunar. A continuación me fui a despertar a Leila, que estaba en mi habitación, ya que no quería dormir con Nathan. Estábamos todos en el salón, íbamos a utilizar a Dakota para saber donde estaba Sara, cogió una pulsera que le dí (que me hizo Sara, claro está). Se concentró, abrió los ojos pero se quedo como en shock, pestañeó varias veces y a continuación habló.

- Está con él, con Luke.

- Bueno eso ya, teniendo en cuenta que nosotros estamos aquí.

- Está en una habitación negra, encadenada a una silla y con una reja en la puerta; y a su lado está un chico moreno, blanco y con un chándal. Sara está gritando "Ismael intenta desatarte". Ese chico se llama Ismael, ahora está entrando una chica del pelo rubio, por los hombros y con aparato.

- Espera, ¿Isma está vivo?¿Y quién es esa chica? Necesito salir de aquí. - dije dando vueltas por el salón

- Tranquilízate, no puedes hacer nada estando aquí encerrada. - dijo David agarrándome de la mano. Tiene razón debería relajarme, estoy un poco alterada, saber que Sara estaba bien y que Isma estuviera vivo me ha dejado atónita.

- Vale, ¿alguien sabe quién es la chica rubia?

- Ni idea, puede que sea una que trabaja para Luke, pero es posible que no sea así. A lo mejor han ido a rescatarlos. - dijo Samu. Se fue a la cocina y cogió una manzana, y empezó a comérsela.

- Vale es posible.

- Chicos ahora vuelvo, que voy al baño. - dijo Nacho saliendo del salón.

Narra Nacho

Entre en el baño, de repente sentí que me dieron con algo y caí al suelo. Me desperté en un lugar negro, intenté levantarme pero no pude, estaba atado a una silla que estaba pegada en el suelo. Entonces se encendieron las luces y a mi lado estaban Isma y Sara, estaba en el lugar que había descrito Dakota.

Entró alguien en la habitación con una bandeja llena de comida y la puso encima de una mesa, salió, cogió otra y la depositó encima de la mesa y así una y otra vez, hasta que hubo tres bandejas con comida encima de la mesa, luego cerró la puerta con llave. De repente se abrieron los grilletes, que nos dejaron libres. Sara e Isma cogieron los tenedores, se fueron al fondo de la sala, levantaron una tablilla que había cerca y se pusieron a escarbar, mientras hacíamos pausas para ir comiendo mientras los otros escarbaban.

- Bien, ya es la hora. Limpiad los tenedores de barro - ordenó Sara.

Y eso hicimos, después de cinco minutos, vinieron a por las bandejas. A continuación vinieron dos médicos que nos cogieron a mi y a Sara. Nos metieron en una habitación con dos camillas y nos tumbaron, luego salieron por la puerta y la cerraron. ¿Qué nos iban a hacer? ¿Y si era algo malo? Estuvimos callados una rato cuando el respaldo de las camillas se empezó a erguir, Sara me cogió de la mano.

- ¿Qué haces? - le pregunté.

- No lo sé - contestó.

Un hombre de unos cuarenta años pasó a la habitación, iba vestido con una bata de quirófano y una mascarilla, llevaba unas jeringuillas en la mano y se paseaba con aires de grandeza mientras reía.

- ¿Qué es eso...? - quiso saber Sara.

- Veréis, es que no sé si debo contároslo - nos miró sin compasión - Aunque es probable que no sobreviváis así qué... ¿Por qué no?

- Hombre, la verdad es que si voy a morir no sé si me gustaría saber cómo - admití.

- Conocemos los dones de todos y cada uno de vosotros, y tenemos una pequeña muestra de cada uno de ellos - explicó - Hemos encontrado uno, no os diré cual, que puede servirnos para retiraros de una vez por todas vuestros poderes.