Casi nunca pisaba la oficina del director, pues no me metía casi en problemas. La última vez que vine a este lugar fue porque fingí que me había desmayado solo para no entrar a una clase porque no sabía el examen que había ese día. Me descubrieron al instante, es que no pude aguantar la risa mientras todos me observaban preocupados.
Ahora, estaba sentada junto con mis amigos y con Demonic a un extremo. Tenía un ligero moretón en su mejilla y una ceja cortada. Jenson tenía el labio roto, Javier sangraba por la nariz y Martin estaba ileso porque el director llegó a tiempo. Increíble que Demonic pudiera con ellos tres, ya que son parte del equipo americano y siempre están entrenando.
Después de observarlos, empecé a detallar la oficina porque empecé a escuchar como el director los regañaba. Las paredes estaban adornadas por cuadrados de ángeles e incluso de algunas criaturas mitológicas que no recordaba quiénes eran, pero se veían llamativas.
Un escritorio de madera se hallaba en medio de la habitación, atrás de ella un sofá de cuero color negro y delante varias sillas en donde estábamos sentados Javier, Jenson, Demonic, Elizabeth, Martin y yo.
—Sigo esperando que me digan que demonios les sucede a todos... ¿Acaso creen que están en un partido de fútbol para que se comporten así?
Todos nos miramos, excepto Demonic, que miraba fijamente el cuadro de ángeles. No puedo evitar mirar su cabello. Se veía más blanco de cerca e incluso bien cuidado. Tiene su mano en el mentón y su dedo índice en la sien, como si estuviera aburrido de estar acá.
—En realidad no pasó nada, solo fue una broma —responde Jenson y lo miré con molestia—. ¿Cierto, Demonic?
—Sí —respondió el nombrado mirándole—. Solo fue una broma. ¿Ya nos podemos ir?
—¿Pero que clase de bromas hacen los adolecentes de ahora? —se queja el director —. No quiero que esto se vuelva a repetir. No somos una escuela de pandilleros.
—Está bien, entendimos —asegura Jenson.
—¿Y ustedes qué hacen aquí? —pregunta esta vez el director mirando a Elizabeth y a mí.
—Pues que estos cavernícolas hicieron que Faith se lastimara —aclaró Elizabeth mirando con odio a Demonic y viceversa—. Debería suspender...
—Estoy bien —hablé callando a Elizabeth—. No ha pasado nada.
—¿Segura? —asentí mirando al director—. Está bien, vuelvan a clase y que no se repita.
El primero en salir es Demonic y voy atrás de él. Se detiene a mitad de pasillo, como si supiera que soy yo. Se voltea y no parece sorprendido de verme. Me acerco lentamente y estoy frente a él.
—¿Estás bien? —pregunto.
—No sé porqué me hablas, se supone que no te importa.
Tenía razón, dejó de importarme lo que le sucediera hace meses, pero aun así había algo que me hacía preocuparme por él. Me acerco otro poco más y con mi mano vendada, toco la herida y él hace una mueca. Con un movimiento rápido, me sostiene del brazo sin querer tocar mi piel. No puede tocarme y lo sabe.
—No me toques —pide y veo como levanta la mirada para ver detrás de mí—. Tus amigos te esperan.
No puedo dejar de observarlo. Sus ojos me detallan con cuidado y yo hago lo mismo, como si quisiéramos recordar algo que pasamos por alto. Demonic suspira y pasa su mano por el cabello. Siento la necesidad de tocarlo también, pero no lo hago. Noto que tiene ese collar puesto con una cruz, aquel que le regalé meses atrás y quiero arrancarlo. No quiero que lo use.
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DEMONIC - EL ORIGEN (1)
FantasyUnas notas peligrosas. Un juego macabro. Una fiesta que los arruinó el año pasado. Y un asesino justiciero que desea acabar con quienes hicieron algo malo. ¿Podrán detener todo el caos que se viene? Esto es solo un borrador de la historia, aun tiene...