VIII: Un plan perfecto

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—¿Una fiesta hoy?

Cassie asiente en respuesta. A su lado esta Madison mostrando las fotos de su casa para decorarla, mientras que Elizabeth está anotando a los posibles invitados.

—El equipo ganó ayer. Ya que te fuiste a quien sabe dónde, no lo sabías —se queja Cassie.

—Tenía cosas que hacer —aseguro con una sonrisa inocente—. Pero no creo que una fiesta sea lo mejor. No hace ni un mes que murió Javier.

—La vida sigue —se queja Madison—. No podemos quedarnos atrás.

No muy convencida de las decisiones que están tomando, termino asintiendo y ellas siguen planeando. Mi teléfono suena y es un mensaje de Noah, asegurando que pasara por mí en la noche. Con dudas en mi cabeza, lo termino invitando a la fiesta y quizás sea un mejor plan que estar solos.

Mi atención en ese momento se concentra en Demonic, quien entra en la cafetería acompañado de Victoria y Sam. Parecían completamente relajados mientras se reían de algo que quizás Sam decía. Frunzo un poco el ceño, recordando un poco aquella cercanía que él y yo tuvimos anoche.

—Tierra llamando a Faith —escucho a Cassie y la observamos—. ¿Invitamos al guapo?

—Ya lo invité.

—Esa es mi chica.

—Las veo más tarde.

Cassie voltea.

—Recuerda que debes ayudarnos. No te pierdas.

Me levanto y voy hasta el baño. De repente sentía una pequeña molestia que hacía doler mi cabeza y no deseaba que mis amigas lo notaran. Me observo en el espejo. Estaba mejor que los días anteriores. Mis ojos estaban en su color normal, no tenía ojeras y parecía completamente sana. Ojalá fuera así siempre.

—Creí que ya habíamos superado esa tapa.

Otro reflejo aparece detrás del mío y me tenso. Era Victoria. La muy maldita se veía perfecta, era como si el tiempo se detuviera para ella y siguiera para nosotros. El cabello negro, los ojos azules intensos, la piel blanca y perfecta, aquella inocencia que siempre la envolvía y atraía a otros, pero que siempre odié cuando estaba cerca de mí.

—No sé de qué hablas.

—De aquellos celos que tienes cuando me ves con él.

Me rio.

—No me importa, te lo juro.

Ella sonríe.

—Tú y yo sabemos lo que son aquellos juramentos sin valor, Faith.

Muy a mi pesar, tenía razón. Decido no responderle eso y volteo a verla.

—¿Qué haces aquí? —pregunto.

—¿No puedo visitar viejos amigos?

—Sí, pero a mitad de año escolar es demasiado sospechoso.

—No soy tu enemiga, recuerda eso.

—Tampoco una amiga. Jamás lo fuiste —aseguro acercándome—. Siempre te toleré por Demonic pero en vista que él ya no está en mi vida, no seguiré fingiendo que me agradas. Ahora, aléjate de mí.

Intento salir pero ella se interpone. Frunzo el ceño. La tomo del brazo y aunque arde como si se estuviera quemando, no la quita. Puedo sentir mi sangre manchar su brazo y aun así, no me esquiva. Me encara tomando mi rostro y pegando mi cuerpo con brusquedad al vidrio, estallándolo en pedazos.

—Basta, Faith. No sé qué carajos esté pasándote, pero basta. Ni en tus peores sueños me hubieras tocado y ahora lo haces. Demonic tenía razón.

DEMONIC - EL ORIGEN  (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora