Querido diario:
Cada día palpito más la hora de mi suicidio, cada día me siento menos aferrada al mundo. Cada día me convenzo más de que es lo correcto. Ryan sospecha de mí, de mis intenciones. Pero tengo bien claro mis propósitos, y lo que más me duele es dejarlo, pero debo hacerlo. Tanto tiempo me preocupé por los demás, es tiempo de preocuparme por mí, ¿no suena para nada egoísta verdad?
Cada segundo que pasa es un segundo menos para el momento. Cada día me encuentro a mí misma más expectante. Me aterra que quizá muchos se preocupen por mí cuando me valla, es lo que más me aterra, no quiero que nadie se preocupe. Quiero que sigan sin mí, que sepan que que mi alma se liberó, que mis gritos ahogados se gritaron, que mis heridas se curaron, que mis lágrimas se secaron y mi corazón comenzó a latir fuerte, muy fuerte, junto a ella. Quiero que Ryan al fin pueda estar con sus "chicas" en paz, sin sentirse obligado a venir a verme, quiero que papá, disfrute sus cenas con su novia, sin preguntarse por qué no bajo a comer, y de Betty, no quiero y no espero nada, que se pudra en el mundo. Sin embargo, espero que lo que me miran extrañados mientras deambulo por los pasillos del colegio, estén felices, no les deseo el mal a ellos, les doy la razón; ¿quién no criticaría a una chica rara? ¿Quién no diría "Ahí viene la chica de los suéteres negros"? Todos lo harían, y lo sé. En conclusión, les deseo el bien a todos, les quiero evitar el problema de seguir conviviendo conmigo, ¿acaso no serías más feliz tú sí la chica rara no pasara junto a ti, nunca más, Jamás? Claro que sí, ¡venga! No te hagas, aunque seas de papel, sé que me entiendes, de hecho; sólo tú y Ryan lo hacen.
Me he visto últimamente muy emocionada, más de lo común* mejor dicho...
Quizá sea por mis repentinos apegos con Ryan, hemos estado dedicándonos mucho tiempo juntos, Ryan está muy pegado a mí. Me siente de su propiedad, incluso me ha dado consejos de moda, no es que planeé quedarme más tiempo del estipulado, pero le hice caso y me compré ropa, que seguramente cuando muera será donada a Caridad, mi prima de 14 años. (Lo sé, su nombre apesta). Ayer Ryan dijo algo que me dejó muy extraña, me hizo sentir, rara, diferente ¿especial?
Mía.... -Suspiró-
¿Mhhm? -Dirigí mi vista hacia él-
¿Saldrías con alguien cómo yo? Sé sincera.. -Miró el piso-
Claro, tonto, ¿a qué viene esa pregunta? -reí-
Es que, no quiero parecer idiota ni nada de eso, no quiero asustarte -Buscó con sus ojos mi mirada-
Dime, Ryan, puedes decirme lo que quieras -Me acerqué-
Es que -suspiró- Quiero que salgámos.
Siempre lo hacemos, ¿a dónde quieres ir? -sonreí-
Pero no así, -continúo- diferente...
¿Cómo? -Levanté las cejas-
Nada, olvídalo... -bufó-
Luego de eso se mantuvo al margen, cuando se marchó mi cabeza calló en la cuenta de que quizá se aproximaba una proposición, ¡que tonta soy! Era demasiado obvio, le sudaban las manos. Es extraño que él se muestre vulnerable, considerando que es el chico más guapo del colegio, a las chicas les gusta por el hecho de ser "el malo". Ryan suele fumar, contestar a los profesores, retirarse de clases, hacer travesuras, hacerse tatuajes, y cosas que van en contra de las normas del instituto. Por eso me agrada, es diferente y no teme serlo, tan loco y desquiciado cómo yo. Lo amo.
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Minuto de Silencio∞
Teen FictionUn suicidio, miles de gritos ahogados, voces en mi interior, una fecha pactando mi muerte. Sin príncipe azul, sin cabellera rubia, con voces internas, más de cien cicatrices y MILES DE MINUTOS DE SILENCIO.