Querido diario:
Al fin el puto día llegó, no puedo esperar. Estoy demasiado emocionada, he estado tan emocionada que apenas pude dar un mordisco estos últimos tres días. Una duda ronda mi cabeza, ¿él estará tan emocionado cómo yo? ¡Tonta! ya quisieras... Ryan hace esto todo el tiempo, para él es normal una cita, en cambio para mi, es como un mundo desconocido por descubrir. Quizá estos 3 quilos que con poco esfuerzo rebajé, sirvan para que me compre ropa hoy, quizá me ponga un vaquero negro y un suéter morado, estoy tan idiota que hasta pensé en la lencería que llevaría puesta, creo que un conjunto negro lo dejaría anonadado. ¡Tonta otra vez! Ryan jamás se sorprendería de mi lencería porque debe ser el chico del colegio que más ropa interior vio en toda su corta vida. Estoy tan ocupada pensando en cada pequeño detalle, no quiero que nada pase por alto. Quiero que todo sea perfecto, al menos así, los últimos minutos de vida que respire recuerdo esta experiencia. ¿Sabes? Creo que es la primera vez que me siento emocionada luego de la navidad del año en que mamá murió. Los minutos parecen hacerse rogar, al igual que los segundos, que no fluyen cómo siempre. A lo mejor, me hago falsas esperanzas, ¿verdad? al fin y al cabo, ¿por qué debería pasarme algo bueno a mí? Siempre me han pasado cosas malas, y sí así fuera esta vez, yo y mis brazos nos resignariamos como otras tantas veces a sufrir. El timbre sonó al fin, arrebatándome brúscamente de mis pensamientos, ¡mierda! salté y por poco tiro mi celular al piso.
-Voy-grité-
-H-hola, Ryan, pasa.-Lo saudé- queriendo que él tomara la iniciativa y me tomara del mentón, flechándome aún más con un beso en los labios, pero no fue así. ¿Por qué carajos siempre planeo todo y luego me decepciono cuando las cosas no salen cómo yo lo espero? ¿Por qué él no me besó? ¿Y por qué yo esperaba que sí lo hiciera? Somos solo amigos, y esto lo demostró todo, quizá debería decirle que me siento y mal y cancelarlo todo.
-Mía, preciosa, te ves rara, ¿todo está bien? -me miró preocupado-
-Claro, idiota, ¿por qué no lo estaría? -Al parecer siempre juzgo mal las cosas, él sí se dio cuenta de que no todo estaba bien. A lo mejor, Ryan sí me conocía más de lo que yo creía. Quizá y sólo quizá, él siempre se daba cuenta de las cosas y no las decía por miedo a mis reacciones.
-Mmm, me cuesta creérte, pero no quiero llegar tarde, ¿vamos? -Dirigió el casco que sostenía en su mano hacia mí-
-Claro-lo tomé vacilante aún con miedo de que el se arrepintiera, o peor aún, que yo lo hiciera.
Se subió a su moto, se puso el casco, y aún así se veía jodidamente sexy, ¡maldición! que sexy se veía, casi cómo sí fuera una de esos chicos de comerciales de desodorante, lástima que yo no combinara con ese perfil. Me subí a la moto atemorizada por ella, jamás me había mostrado tan vulnerable frente a él, quizá eso le diera más pistas de lo que siento por él, pero no, parece ser ciego o hacerse el ciego."O quizá es que no siente lo mismo" corearon dos vocecitas dentro de mi cabeza. Malditas, asfúmence, esta noche no, esta noche sólo somos yo y él. Finalmente, arrancó la moto, afortunadamente lo hizo pronto, no sé realmente si hubiera aguantado un segundo más subida allí. Quizá él lo predijo, predijo que un segundo más allí y me hubiera bajado con pretextos.
Ryan condujo la mitad del camino con su mano en mi pierna, y este mínimo contacto, por más insignificante que fuera, era cómo el cielo para mí. El viento que chocaba con mi rostro me impedía ver con claridad, y ocasionó que involuntariamente me refugiara en su espalda, y pude ver con claridad por el espejo cómo se asomaba una sonrisa. Le saqué una sonrisa, logré que Ryan sonriera, yo, la insignificante yo le había sacado una pequeña sonrisa, por tan solo haber apoyado mi rostro en su corpulenta espalda. Qué insignificante y tonto suena, ¿verdad? Pero así me encontraba yo, dando saltos por dentro por un pequeño logro, que para otros quizá fuera, lo más común de su existencia.
Casi sin esperarlo, luego de 30 minutos de aceleramientos y frenadas, la moto se detuvo en un lugar que jamás hubiera imaginado que me traería Ryan, ¿estoy viendo bien? -pensaba- ¿Esto es lo que él creo que merezco? Las lágrimas no tardarían en aparecen sí mi mente seguía sorprendiéndose por todo. El lugar era magnífico, todo parecía haber sido sacado de una alocada película de adolescentes. Un chico sexy, un lugar de ensueño y... yo, por alguna razón, yo...
El lugar parecía mejorar a cada segundo, era aún mejor que afuera, de los altos techos del mismo colgaban enormes y lujosos candelabros y de las mesas la única iluminación que se percibía eran las velas rojas que ahí se encontraban a corde con la decoración. Estaba en un lugar de ensueños con mi chico de sueños. ¿Esto es lo que llaman amor? Cuando ves a alguien y sonríes como tonto, cuando lo ves y crees que no hay nada mejor, cuando lo miras y no puedes creer que seas tú quien se encuentra a su lado. ¿Así se siente? ¡Vaya mierda! debo admitirlo, que lindo es estar enamorado...
-Mía, lamento que quizá no sea de tu agrado, no quise hacerte sentir incómoda, ¡Sí es que lo estás! -se apresuró a decir- No quiero que, em.. te sientas fuera de lugar, es sólo que es el único lugar que quedaba con mesas.- Me miró esperando mi aprobación y continúo- ¿te-te gusta?
-¿Gustarme?-sonreí- Me encanta.
Me robó el aliento, y quizá esto sea lo único inesperado que leas de esta noche... Aquí va: me besó, me besó cómo jamás pensé que lo haría, lo hizo cómo sí de verdad jamás hubiera probado mis labios y se muriera de ganas por hacerlo. Daba todo porque ese beso jamás acabara, y anhelaba llevarlo al segundo nivel. Desafortunadamente y como ya era de esperar, eso fue lo máximo que pasó esa noche. Pero ¡vamos! ni siquiera tú que no piensas creíste que al menos por un día de mi vida todo saldría bien. Ni siquiera yo creía que todo pudiera ser tan perfecto, principalmente porque a mí jamás nada me sale bien. Efectivamente nada salió tal cual el plan y, cuando la cena ya había acabado y ya estábamos besándonos en la habitación de hotel, papá llamó, sugiriendo que yo había querido escaparme esa noche. Seguramente sus vacaciones tampoco habían salido tal cual su plan, porque jamás había oído a papá tan disgustado conmigo, Corté la llamada sin tan siquiera defenderme de alguna de sus acusaciones, y las lágrimas colmaron mis ojos, el disgusto me obligaba a respirar con dificultad. La pasé demasiado mal, hasta que Ryan me llevó nuevamente a mi casa.
-Ehh, Ryan yo lo siento. Lamento que todo esto se hubiera arruinado, de veras que lo siento mucho, quizá esto sea una señal...
-Mía, no digas tonterías, no es ninguna señal de nada.
Ryan me tomó por el mentón y besó mi frente. Entré y subí corriendo a mi habitación, pasando por alto las miradas cuestionantes de papá y mi hermana. Cuando al fin llegué arriba pude sentir el ruido de la moto de Ryan arrancar e irse. Lloré, lloré y lloré, hasta que ya no pude más. Lloré como si realmente fuera la solución. Mi noche se había arruinado, estaba apunto de rendirme...
ESTÁS LEYENDO
Minuto de Silencio∞
Novela JuvenilUn suicidio, miles de gritos ahogados, voces en mi interior, una fecha pactando mi muerte. Sin príncipe azul, sin cabellera rubia, con voces internas, más de cien cicatrices y MILES DE MINUTOS DE SILENCIO.