Capítulo 2: La noticia.

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Allí estaba su familia, pero sin Rodri. Primero pensé que él no estaba en casa, pero cuando su mamá me pregunto si hablé con Rodri, no creí lo que me dijeron, no podía haber sido asi. No con su propia mano. Salí corriendo, con los auriculares puestos incluso, gritando a todo lo que daba mi voz

Volví a casa, me recosté en la cama y escuche lo último que me dijo:

...en serio perdóname si alguna vez que me lo preguntaste no te dije la verdad, pero tampoco yo quería aceptarme a mi mismo como soy... Ambos sabemos que nuestra amistad vale mucho para ambos, pero yo te voy a entender si quieres dejar de ser mi amigo, porque sé tal vez no soportaras estar con "alguien como yo...

Eres mi amigo y espero que jamás dejes de serlo"

Lo escuche una y otra vez hasta que me empapé de lágrimas y todo lo que quería hacer era soñar que seguía vivo, al menos en mis sueños.

Al despertar veía el noticiero, como la familia declaraba ante el hecho, como el oficial Gómez declaró que no había arma, ni huellas, que fue suicidio. Todos los noticieros se veían con su rostro.

Pero peor fue que todo el mundo: Ashley, Tyler y Leila me preguntaran qué le pasó, por qué lo hizo, cuando ni siquiera sabía si creer en lo que me decía la familia, o en lo que mi corazón en verdad sentía, en fin, no dije nada por respeto.

El timbre sonaba cada recreo, y la vista seguía igual, sin Rodri. En la última hora el profesor me llamó al frente para dar lección y todos murmuraban. A eso se le sumo que el profesor me dijo, sabiendo quién seria: ¿Y tu compañero, Acosta? (mi apellido)

El domingo fui a ver a su familia, para ver en qué estado estaban, nada bueno: sus padres se culpaban, los hermanos ni hablaban, su perro parecía tener una tristeza inmensa (ya que eran tan cercanos y tan amigos) de la cual le seguía una profunda soledad...

Pensaba en aquel momento en que jugábamos a la play o al futbol y... creí que jamás esos momentos se acabarían. Recuerdo que me decía que "las cosas son para siempre, pero los amigos son infinitos" Supongo que sus palabras, de ahora en más serán inmortales en mis recuerdos, al menos allí, será recordado como buena persona

Entre sus cosas en su cuarto no se podía decir mucho. Era como si su alma estuviese atrapada en todos los recuerdos que teníamos: Las veces que me quedé a dormir, los cumpleaños, etcétera. Lo único que tome fue su teléfono, el cual se estaba cargando, y como yo ya sabía su clave, que era mucho más predecible que la mía (su fecha de cumpleaños), en fin, me despedí de su familia, la cual no dijo ni una palabra, que raro.

El precio de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora