Capítulo 3: Mas allá de los mensajes.

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Apenas llegue a casa, después de bañarme, cargue mi celular, intente comunicarme con Tyler, pero solo respondió diciendo: "No puedo decirte si lo hice, déjame pensar". No lo molesté más. Después el de Rodri y vi como me tenía agendado (pueden creer que me puso Bobo cuando el sabe bien mi nombre). Lo único raro que le encontré fueron como tres conversaciones con tres diferentes personas:

· Tyler: (Último mensaje: 10:25) Al parecer discutieron porque Ashley ya no quiso salir con él y ambos discutieron porque Tyler pensó que Rodri la convenció de esto.

· Leila: (Último mensaje: 11:07) Los mensajes se responden después de varios minutos, los audios, entrecortados y en los de Rodri, hay un ruido incesante que parece venir desde donde estaba él.

· Y yo. Creo que no sería sospechoso...

Me desperté y eran las 7, llegaba muy tarde. Apenas pude vestirme, no desayune y mi aliento no olía a nada que pudiese parecer humano. Llegué y media al colegio y encima me pusieron falta por llegar tarde: no es mi culpa que el despertador suene y no me despierte.

Las clases aburridas, como siempre. Los recreos, solitarios. Decidía ir a la biblioteca o, a lo mejor no salir, asi nadie miraría con cara de raro al único que fue amigo de un chico que se había suicidado.

Salí de la escuela como a las 14 y caminé hasta ver una comisaria, una idea se me ocurrió apenas la vi.

Presenté esto antela policía, antes de cualquier conclusión que se me pudiese haber ocurrido. Eran las dos de la tarde del día lunes y, al salir del colegio (al cual ninguno de las dos personas que le hablaron a Rodri la noche anterior a su muerte fueron) me dirigí a la comisaría 101, a unas cuadras de mi casa.

Apenas entré allí se veía que el mal aspecto pegaba con la intrigante personalidad del Oficial Pablo Rodríguez, el mismo que realizó las investigaciones, si es que las hizo, sobre lo que pasó, que me vio con una cara de... sería mejor no decirlo... Encima, a todo eso se le agregó que se rio de todo lo que le dije, a lo que le respondí:

- A mi no me importa si usted es el jefe de la comisaría o no, pero parece que ni siquiera toma en serio su trabajo.

- Va a ser mejor que en los asuntos de adultos no te metas, en especial este.

Después de esas bruscas palabras, me sacó a patadas del lugar. Cuando me decidí a irme a mi casa y continuar por mi cuenta... una persona inesperada se presentó.


El precio de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora