Vuelve a hacer frío,
como aquel día en tu habitación,
en el que no me atreví a besarte
y lo tuviste que hacer tú
(Como siempre)
El aire está casi tan congelado,
como tus manos aquella noche
con una cerveza de más debajo del bar,
en la que pensaste que temblaba de frío,
cuando era de miedo.
Miedo a que te fueses,
a que me dejaras con la ilusión en los ojos,
los besos en los labios,
y las manos vacías.
Siempre decías que me querías como a tu vida
y tuve que tener en cuenta
(Aunque jamás lo admitas)
que siempre tuviste mentalidad de suicida.
Que sí coño, que sí
que vuelvo a escribirte poemas
(Si alguna vez dejé de hacerlo)
y tú vuelves a dejarme roto,
retorciéndome las costillas,
y con un vacío que el tiempo
jamás
podrá
llenar.