Una Semana

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Hulaaa.. No daré excusa, estuve muy floja

No mas distracciones. A leer



La noche empezaba asomarse desde lo alto de los grandes edificios. La gente iba y venía, algunos en grupos charlando y riendo u otros en pareja. En frío poco a poco comenzaba a sentirse en la cuidad pero no fue el impedimento de nadie para seguir en su vida rutinaria. Un azabache de cabello corto iba caminado por aquellas calles atiborradas de gente, llevando a un pequeño rubio de la mano, llamando la atención de aquellos que pasaban por su lado, un poco a lo lejos una limusina acelero cuando el semáforo cambio a verde pero a cierta distancia tuvo que frenar de golpe cuando un pequeño niño se atravesó en el camino. El azabache llorando corrió en busca del pequeño al momento en el que se bajaba el chófer y una mujer de largos cabellos castaños, seguida de una niña de piel perlada, largos cabellos azul oscuro y ojos blancos. La gente se detenía de sus labores para saber lo que ocurría.

–¡Discúlpeme! –Hablo la castaña–. ¿Su hijo se encuentra bien?

El pequeño rubio se aferraba al azabache con fuerza a la vez que sollozaba, la castaña se agacho para observar al niño y quedo embelesada al ver sus ojitos tan claros como el cielo.

–¡Soy yo quien lo lamenta! Mi pequeño vio a un perro del otro la calle y se soltó de mi para correr a traerlo –Suspiro al momento en el que abrazaba más al rubio–. Como le alegra que no haya pasado nada

–¡Por favor acompáñenos, les invitare algo!

–¡Oh no, no se preocupe! No quiero incomodar... es la esposa del ministro ¿Verdad? La reconocí enseguida. Usted debe estar muy ocupada

–No es ninguna molestia –Le sonrío la castaña–. Al igual que usted también soy madre y me preocupara mucho si lo dejo marcharse así. Por favor venga conmigo

El azabache le sonrío tímidamente al momento que cargaba a su pequeño e ingresaban a la limusina. Poco después la castaña los llevo a un gran hotel, donde pasaron a un restaurante a comer. El pequeño rubio ya estaba mucho más animado y conversaba con la niña que de ojos blancos que los acompañaba.

–¿Cómo se llama su niño? Es muy linda la ropa de zorrito que lleva puesta

–Mi pequeño se llama Natsu–Le sonrío

–¿Y usted como se llama? ¿Está casado?

–Me llamo Inoichi Natsume. Y sí, estoy casado. Y usted Komori Hyuga ¿Verdad?

La mujer asintió y cuando vio al pequeño gruñirle como si fuera un zorrito sonrió–. Hinata –Llamo a su pequeña y esta reacciono. La pequeña estaba tan pendiente del niño que no se había percatado de nada más–. ¿Porque no llevas a Natsu a observar los alrededores? Seguramente le encantara

–¿Tú quieres ir Natsu? –Le pregunto el azabache y el pequeño tímidamente asintió–. Entonces ve, y pórtate bien –El rubio se bajó de su regazo y corrió detrás de la niña. Los adultos pidieron una comida y después de un rato de charla empezaron a comer

–Usted es una madre maravillosa

–¡Oh, muchas gracias! Su niña también es encantadora. No cabe duda que está muy bien educada

–Yo sigo encantada con su niño –Reconoció la mujer–, es la primera vez que veo a uno así de hermoso. Dígame ¿Heredo los rasgos de su esposo?

–Sí. Él es la viva copia de mi esposo –Suspiro–. No cabe duda de que será como el en un futuro

–¡Entonces su esposo debe ser muy hermoso! ¿Es modelo?

Jugando a las escondidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora