HOLZER AARÓN
Solía caminar por los pasillos de los hospitales, cogido de la mano de mi padre, cuando era solo un niño. Al ver dichos gigantescos pasillos, podía imaginar que algún día yo trabajaría como uno de los tantos médicos que solía admirar...
Desperté de mis recuerdos al escuchar mi nombre proviniendo de una enfermera que solicitaba verme con urgencia, por lo cual salí a su llamado.
—Dr. Le entrego las historias de la semana. – Me ofreció una torre de papeles finamente ordenados y rápidamente desapareció en el ascensor.
Me dirigí a la oficina dejando en el escritorio las nuevas historias en una esquina de este, y antes de poder sentarme pude sentir la nueva llamada que entraba desde mi celular, ya sabía de quien era pero simplemente no me apetecía hablar con ella.
—¿Estas ocupado? - me interrumpió Joss desde el umbral de la puerta, al parecer no había sentido su presencia por lo sumergido que estaba en mis pensamientos.
—No, dime en que te ayudo.- le dije sin más dejando el celular en el escritorio.
—Vine para ver lo de tus nuevas citas del mes y sobre la nueva interna que llego, no sé si ya la conociste.-su última frase sonó algo pesada y temerosa.
—Lo de mis citas pásalo para pasado mañana, no tendré tiempo mañana estoy... metido en unos asuntos, y lo de Suzette sí, ya la conocí, es algo interesante.
—Ah! ¡Qué bueno que ya se conocieron! - me menciono algo emocionada como solía estar cuando habían nuevos temas a tratar, pero bajando su tono al ver mi ceño un poco fruncido.
—Oh! Si ya es tarde Dr. Holzer, que tenga buen día! Lo veo mañana.- me dijo saliendo de mi despacho.
— Lo mismo.- sin más salí del despacho con mi maletín en mano y dirigiéndome al ascensor que me esperaba.
Al pasar por los pasillos en silencio pude sentir las miradas de todos sobre mí, siendo algo ya común en mi día a día en la clínica, sintiendo esas miradas de miedo, intriga sobre mí como si supieran por lo que uno en verdad estaría pasando, pero como siempre seguí caminando, evitando las frías miradas del entorno y me dirigí a mi auto que estaba estacionado en el aparcamiento que la clínica ofrecía para los médicos.
En el auto me pude sentir de nuevo en mi ambiente, estaba seguro de que nadie podía traspasar y ver más allá del mismo. Me puse el cinturón de seguridad dejando el maletín en el otro asiento y me encamine a mi domicilio.
Pude ver de nuevo su llamada entrante en mi celular, en esta oportunidad tampoco le respondí, dejé que sonara y para evitar interrupciones puse a todo volumen el playlist, dejando así todas las preocupaciones del día que pudiera tener. Al ir conduciendo se me vino su rostro a la cabeza, sus cabellos alborotados de color castaño rojizo que me recordaban a una joven guerrera, con el ceño fruncido por hacerla enojar, que en cierto modo me daba algo de gracia, como si fuera una niña pequeña a la cual se le estuviera molestando por haberle quitado un globo. Mis pensamientos se interrumpieron al ver la proximidad de llegar a mi casa y con ello de nuevo regresé a la realidad, estacione mi auto sacando mi maletín y entrando con inquietud, porque la verdad ya sabía lo que me esperaba.
Pude verla sentada en el sillón de la sala, con su mirada fría sobre mí y los brazos cruzados, por lo visto se había puesto una bata de seda muy sutil de color marfil con encaje en las mangas, dejando caer sus risos negros sobre sus hombros.
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Inestability
Roman pour AdolescentsUna chica un tanto especial única de cabellos retorcidos que descubre el amor en el último año de su internado en psicología puede tener más de un rostro lo que puede generar le algo peor que un trastorno mental.