Día 4

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Hola, guardián
Algunas veces hay que dejar ir y otras tantas hay que dejar que las cosas pasen por sí solas, en el tiempo correspondiente, ¿no lo crees? Siento que me puse muy poética, pero te diré algo, me encanta ser así, algún día te escribiré un poema, aún no se de que, pero algo se me ocurrirá, lo prometo...
Ayer, Daniel y yo, acabando las clases fuimos a casa de Ángeles, cuando nos paramos en frente de la puerta, Daniel, se acercó a tocar el timbre y después de un rato alguien abrió la puerta, era la mamá de Ángeles. Muy amablemente nos invitó a pasar y a sentarnos en la sala, después subió por las escaleras más cercanas, y llamó a Ángeles, entonces una enorme sonrisa se dibujó en mi cara cuando la escuche responder a su mamá, que ya bajaba. Cuando bajo traía un yeso en el brazo derecho, a mí nada me importó y corrí a abrazarla, tenía tanto que preguntarle y que decirle, ¡era la primera vez que la veía en una semana entera!
Nos sentamos en los sillones que estaban en la sala y nos explicó porque había faltado y no había respondido a mis llamadas y mensajes, aclaró que lo del pie, que me había comentado la titular, no había sido nada, el problema había aparecido cuando en una de sus prácticas, pegándole mal al balón, casi se rompe el brazo, pero que de todas maneras le tuvieron que poner el yeso. También me dijo que su celular se le había descompuesto y que a penas se lo estaban reparando y no había manera de que nos pudiera avisar lo que le había ocurrido. Fue fantástico escucharla, después de no verla en un tiempo, Daniel y yo le platicamos de varias cosas que habían pasado en su ausencia, entonces aproveche para decirles acerca de Dylan, les dije que era un nuevo amigo con una personalidad increíble y que sobretodo era una gran persona, los dos estuvieron muy de acuerdo con que el día de mañana se los presentara. Finalmente nos despedimos y Daniel y yo nos fuimos caminando hasta mi casa, me dijo que un poco de compañía, nunca está de más. Cuando llegamos a la puerta de mi casa y me despedí de él.
Juro que ya extrañaba a Ángeles demasiado, esa semana, me había parecido una eternidad completa sin ella. Pero eso no fue lo único bueno que me ocurrió los últimos días...
Ayer estaba en mi cuarto escuchando música cuando me llego un mensaje de Dylan, corrí a ver qué decía, y me sorprendí de su pregunta-¿qué vas a hacer hoy Jess?- le dije que no saldría a ningún lado y que estaba muy aburrida. Pero casi me desmayo cuando me preguntó -¿te gustaría ir hoy al cine conmigo?- no sabía que responderle así que baje las escaleras y pedí permiso a mis padres para poder salir con un amigo al cine, y solo me dijeron que tuviera cuidado (jamás habían accedido tan rápido a algo), pero era bueno aprovechar la oportunidad así que le respondí el mensaje tan rápido como pude, diciéndole que lo veía en la plaza más cercana a las 6:00 p.m y ahí nos encontramos, se veía tan guapo, (mucho más que con uniforme), me saludó y entramos juntos al cine, compré palomitas y refresco mientras el compraba los boletos. Era una película de terror, le dije que no estaba acostumbrada a ver ese tipo de películas, pero que sería valiente, él se rió y me dijo que era tierno verme tan asustada, no lo había notado, pero la verdad es que lo estaba... cuando entramos la película comenzó tranquila, así que comencé a tomar confianza, pero justo en ese momento empezaron a aparecer las escenas de terror y salté de un susto, tirando casi la mitad del bote de palomitas, Dylan no pudo evitar reírse, pero una pareja que estaba cerca nos dijo que guardáramos silencio. Entonces tomó mi mano y me dijo que era para que sintiera más confianza. Fue tan lindo tomar su mano durante toda la película aunque algunas veces cerré los ojos, era eso o no dormiría. Acabando la película me acompañó a mi casa, le di las gracias y él me dijo que se había divertido mucho y que pronto me invitaría a ir a otro lado. Así que me sonrió y se fue.
Te diré algo, jamás creí que algo así podía pasarme, porque sinceramente ya había tenido varías desilusiones, nada había funcionado, pero ahora sé que dejar ir y ser paciente, siempre harán que las mejores cosas pasen...
Siempre tuya,
Jess

Aprendí a decir que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora