No podía contenerme, quería desahogarme y nada de lo que hacía era suficiente, no me servía de nada hablarles a los demás sobre esto porque no lo entendían. Escribir, dibujar, llorar...Ya no era suficiente.
Quería liberar mi dolor, me estaba matando, gritaba por dentro y sentía como si me hirviera la sangre. Sentía que tenía que dejar salir algo que pudiera sentir; tuve que recurrir al cutting, era mi única salida.
Cortarme era la manera de sacar mi dolor al exterior, estaba desesperada. Los primeros cortes no fueron muy profundos, al comienzo dolía mucho ya que no estaba acostumbrada, me calmaba un poco y luego volvía a sentirme mal, pero con el tiempo me hacía sentir tranquila. Empezé a ver de otra forma todo objeto que tuviese una hoja cortante, les encontré otro uso a los cutters y a los sacapuntas.
Cada vez fueron más cortes, cada vez más profundos. Cada vez eran más frecuentes y se acumulaban más y más cicatrices, ese otro tipo de dolor me hizo sentir bien. Tenía mis piernas llenas de cicatrices y siempre las cubría, luego empezé a cortarme en el abdomen y en los brazos, cubrirme todo el cuerpo incluso cuando hacía calor era sospechoso y se dieron cuenta en mis descuidos que estaba llena de cicatrices. Fué un motivo más para discutir fuertemente con todos en la casa y llegó un punto en que ya no pude soportar, entonces llevé al extremo mi furia y sin pensarlo dos veces tomé la navaja y me corté el cuello. No sentía nada, la adrenalina bloqueaba el dolor, fué un corte profundo, luego más cortes, de repente sentí que algo corría hasta mi pecho y vi que era mi sangre. El corte había sido más profundo de lo que pensé y al verme en el espejo me dí cuenta de que todo mi cuello estaba cubierto de sangre y aún seguía corriendo más abajo, creí que iba a ser necesario ir al hospital pero la verdad no me importaba, quería morir.