♡ Capitulo 20
—Listo, preciosa. —Bromea mientras me deja de pie, frente a los sanitarios—Sana y salva—ríe.
—Gracias, mi Héroe.
—Estoy a su servicio—. Me guiña el ojo.
—Iré a por mí bolso.
—Muy bien, entonces pasare a hacer mis necesidades—anuncia.
—Ok, que todo salga bien—grito, mientras me alejo.
—Reza por ello, preciosa. Los aperitivos suelen ser despiadados—grita de regreso.
—Gracias por poner eso en mi mente.
—Es todo un placer—grita antes de desaparecer dentro de los sanitarios.
Rio, ante mis pensamientos. De que quizás Theo, ha ido a quitarse los boxers para irse preparando. De solo imaginarlo, rio. Me adentro nuevamente hacia el bullicio de las personas y me dirijo hasta la mesa en la que estaba. Mientras formulo en mi mente las posibles respuestas o preguntas que le diré a Derek, ante el hecho que me iré de aquí, con otro nombre, que obviamente no es el.
Al llegar a la mesa, diviso entre los asientos, mi pequeña bolsa y la identifico en la silla que está a lado de Bruno, el atractivo pelinegro. Me acerco hasta el, y le ofrezco un saludo a modo de asentimiento, antes de tomar mi bolsa y disculparme ante todos para retirarme. Debo admitir que odio toda esa mierda, que se hace en ese tipo de eventos, como estar quieta y callada, bla, bla...
De ser por mí, actuaría como si estuviera comiendo en un McDonald o comiendo algo en la calle, qué más da. No es como si algunos de los que me acompañaban en la mesa, jamás se hubieran tirado un gas en público o eructado, quizás seguir hablando sin que lo pidan, es por eso que odio todo eso.
Salgo nuevamente al exterior, en busca del sexy castaño, que eh dejado en los sanitarios, cuando siento un repentino dolor en el cuero cabelludo.
—¿Te vas?
La pregunta irónica salida de su boca, me pone en alerte, así como el fiero estremecimiento que siento por todo el cuerpo. Antes de responder siento un nuevo tirón en mi cabello, que me hace jadear de dolor.
Con su puño enredado en mi cabello, me hace retroceder y pegar mi espalda a su pecho, mientras sostiene fuertemente mis caderas con su mano libre. Siento su aliento en el hueco de mi cuello. Mientras su mano libre, recorre mi cuerpo inferior de una manera grotesca.
Nunca antes había sentido tanta nauseas como ahora. Nunca antes había sido víctima de estas circunstancias. El nauseabundo olor de su boca, lacera mis sensibles fosas nasales, huele a licor. Esta ebrio. E involuntariamente un escalofrió sacude mi cuerpo al ser consciente de su estado.
—Por favor, suéltame—suplico.
—Te eh preguntado algo, zorrita. —sisea muy cerca de mi rostro.
Tira nuevamente de mi cabello. Jadeo.
—Yo... Derek, estas ebrio. Es mejor que me sueltes.
—No, no y no. Es mejor que respondas. Si no jalare muy duro y hare que te retuerzas en el suelo.
—No,no... solo iba a los sanitarios.
—Me estas mintiendo. Dime la verdad, Isabella. —clava sus dedos en la carne de mi cadera. —Y que sea rápido.
—Es verdad. ¡Te estoy diciendo la verdad Derek!
—Vaya... se ve que lo defiendes bien.
—No sé de lo que...
—¡Cállate! —me abofetea— ¿Acaso crees que soy un imbécil?
Me suelta, para llevarme a un lugar más apartado. Casi al otro lado de la fiesta. Estoy acorralada entre la espalda y su cuerpo.
—Puedo explicarlo. —gimo.
Y me siento una estúpida por decir eso. No tengo que explicar nada, mucho menos a el, quien siempre me ha dejado sola, tirada en los momentos que lo necesite. Pero el miedo puede conmigo.
—Y que me vas a explicar, ¿eh? Que mientras yo atendía mis negocios, tú te andabas enredando con cualquiera por ahí, en mis narices. ¿Eso vas a decirme? De lo golfa que eres, o caso será...
—No soy nada de lo que me acusas—siseo furiosa.
—¿A no? Acaso no eras tú, la chica que se ha estado paseando por toda la fiesta con otro hombre y en la oscuridad del jardín. Dime Bella, eras tú. ¿Sí o no?
Si esta fuera otra ocasión, me avergonzaría y me disculparía por llorar. Pero en estos momentos dudo mucho que las lágrimas que amenazan con escaparse de mis ojos sean de tristeza, es más bien de rabia.
—SUEL-TA-ME—siseo. No pienso contestar a eso, qué más da si eh estado viéndome con Theo. No es como si fuéramos novios oficiales o su esposa—. No quiero ser más la patética y estúpida chica que te acompaña a todos lados, levantando tus migajas. —Escupo.
La sonrisa que Derek me da, me asusta hasta la mierda. Pero trato de no hacérselo notar.
—Linda—toma mi rostro— No eras tan a fortuna para recibir mis migajas. Más bien, te eh dado lo que mereces como la Zorra que eres, sexo por compasión y nada más—me guiña un ojo.
Sus palabras son como un detonante en mi sistema. Haciéndome enfurecer. Me uso, me uso en todo este tiempo y yo deje que lo hiciera.
—Tranquila, preciosa. Siéntete afortunada. —añade.
Me siento sucia, llena de mierda. No solo me uso, si no que se burla de ello en mi cara. Su sonrisa de autosuficiencia hace que mi cuerpo arda en ira, y quiera golpearlo hasta que ya no respire más. Y no me contengo.
Sin que pueda evitarlo, golpeo mi rodilla izquierda en sus genitales, justo como la primera vez que lo deje. Freno todos mis impulsos que me gritan con querer seguir golpeándolo, hasta desfallecer. Tomo mi bolso y salgo de ahí, lo antes posible antes de que la poca cordura que tengo, se valla al carajo y regrese a golpearlo.
Camino deprisa, dejando atrás las palabras lastimeras de un Derek tirada en el suelo, como el parasito que es. Quito las zapatillas de mis pies, evitando su tortura por un minuto más, las tomo con una mano y reanudo mi marcha.
¿A dónde? No tengo idea, solo sé que quiero estar lo más lejos de él. Y evitar que mi estúpido subconsciente me grite en la cara lo idiota y estúpida que eh sido todo este tiempo. Trato de ignorar sus reclamos y enfocarme en donde estoy y salir de aquí de una puta vez.
Diviso a lo lejos, lo que pare ser los sanitarios y la imagen del chico castaño viene a mi mente. Debo buscarlo, para que me saque de aquí. Camino deprisa, temo entrar a los sanitarios de caballeros, por lo que me limito a pararme en la entrada y llamarlo. Nada, no responde. Llamo nuevamente, y solo escucho el tormentoso silencio de la estancia.
Golpeo furiosa la puerta y casi quiero gritar del dolor, por el puñetazo mal dado. Camino hecho una furia, hacia el otro extremo, mientras hago un inútil intento de mover los dedos, pero es inútil. Duele como el infierno. Intento masajear mis nudillos, mientras me detengo frente a lo que se supone que es una especie de bodega. Me inclino para dejar mis tacones en el suelo, para tener la mano libre y masajearme los nudillos. Para apoyar mi espalda en la puerta y tener un punto de apoyo, abro la puerta sin querer y lo que mis ojos ven, es la gota que derramo el vaso.
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:D
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Éxtasis [ Terminada ] #SinsajoAwards
Romance♡ Dulce, tímida, tierna, aveces simpática y virgen, sobre todo virgen... Así es Isabella Rosse. Una chica universitaria muy común a los ojos de cualquiera. ♡Derek Hans. Frió, calculador y con una peculiar sonrisa arrogante. Derek es asquerosa-m...