Capítulo 2

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Llego mas cansada de lo habitual a la escuela, tan distraída en mis pensamientos que me ha sorprendido su abrazo: -¡Hola Candy!-

Sahra, mi mejor amiga. Una chica rubia de cabello largo y ojos color marrón. Nos conocimos el primer día de escuela. Ella estaba escuchando una de mis bandas favoritas, así que decidí hablarle. Desde entonces, somos inseparables, hasta ahora.

- ¿Lista para tu último día de clases? no sabes cuánto te extrañaré, las cosas no serán lo mismo sin ti- me dijo abrazándome más fuerte, era inevitable retener esa lágrima.

- Las cosas no serán igual que hasta ahora, pero seguiremos platicando- el timbre interrumpió el momento así que corrimos a nuestros casilleros. Reviso entre mis libros y de pronto siento un dolor punzante en mi cabeza de nuevo, cierro los ojos y lo dejo pasar.

-¡¡Candy!!- gritó Sally. Una chica morena de ojos azules, la más atractiva del salón. La primera vez que nos vimos las cosas no salieron del todo bien pero al conocernos mejor nos hicimos buenas amigas y sé que realmente puedo contar con ella. Sally me dio un gran abrazo y colgó una bolsa de regalo en mi mano, estaba a punto de abrirlo cuando me interrumpió. -¡No la abras todavía! Espera a llegar a casa- asiento y le agradezco el regalo de nuevo. Me pregunto qué habrá dentro de la bolsa, a ella le encantaba sorprenderme.

-Me parece increíble que incluso hoy siendo mi último día de clases acá, tenga que hacer gimnasia.

-No te quejes, al menos no tendrás que aguantar más a la Sra. Monroy yo en cambio tengo el resto del curso para soportar sus exigencias- me reprocha Sally mostrándome la lengua y entorno mis ojos.

"Silbato"

Camino hacia el centro del gimnasio pero por alguna razón mis pies coordinan menos de lo acostumbrado y tropiezo. Sally me sujeta antes que caiga de bruces.

-¿Te pasa algo? te ves muy pálida

-Estoy bien, solo un poco mareada, será la tensión del día.

-Eso o estas buscando una suspensión- me alega con ojos de complicidad.

Y si, en cualquier otro día podría ser, pero hoy en verdad me siento extraña. Dolor de cabeza y vértigo no son parte de mi rutina.

La Sra Monroy, nos agrupa para la práctica de voleibol, Me visto con el chaleco azul pero me duelen los brazos solo de moverme para esto. Al otro lado está el grupo de Dani quien me observa curioso y con gesto de cabeza pregunta si todo va bien. Sonrío, es todo lo que alcanzo a hacer antes de sentir un pelotazo que me derriba.

-Brenda, lleve a la señorita Hamilton a la enfermería y vuelva lo antes posible- indica la profesora.

Brenda me sujeta del brazo y aunque no quisiera aferrarme a ella me ayuda a mantener el equilibrio. Llegamos a la enfermería y sin decir palabra Brenda se gira y vuelve en sus pasos, apenas alcanzo a gritarle mi agradecimiento, pero en el momento veo que capto la atención de un chico que espera para ser atendido en Dirección.

Es un chico muy alto con sudadera y capucha, no recuerdo haberle visto antes pero me mira fijamente por largo tiempo. Su mirada es tan penetrante y fija que no logro sostenerla por más tiempo y volteo por unos segundos, lo curioso es que al volver la vista al chico, no está.

-¿En qué puedo ayudarla?- pregunta la enfermera, frenándome el impulso de buscar al chico y recordándome el motivo por que el estoy aquí.

-Me envió la Sra Monroy por que estoy algo mareada y me duele la cabeza.

La enfermera me mira fijamente sin mediar palabra como esperando que amplié mi explicación así que agrego:

-Y recibí un pelotazo

-¿El golpe fue en la cabeza? -pregunta de forma inexpresiva.

-No, en mi hombro.

Nos miramos sin decir nada por un rato y por fin vuelve a preguntar: -¿Qué desayunó?

Como si la respuesta le fuera a ser relevante para su diagnostico, espera la respuesta con expectativa incluso alzando su gran ceja derecha.

-Una tostada- respondo casi inaudible.

Y así sin más mi visita a la enfermería acaba con una botella de agua y una barra energética.

Llegó la hora de almuerzo. Sally aparece a mitad de la cafetería gritándome:

-¡Bonita forma de dejarme sola en clase de gimnasia, Hamilton! -

Todos voltean a verla pero no porque me grita sino por su adorable forma de caminar que siempre atrae la mirada de todos. Dani y Sarah me miran con curiosidad pero los ignoro cuando otros amigos se suman a la mesa, en lo que fue un almuerzo de despedida.

Las clases por la tarde pasaron muy rápido y aunque me aburrían no quería que se acabara la jornada por qué significaba despedirme definitivamente de mis amigos.

Camino a casa secando las lágrimas que no paran de caer, me detengo frente la vitrina de una tienda, me veo horrible, intento arreglarme un poco, pero este dolor de cabeza no me deja en paz. Respiro profundo para tranquilizarme pero no funcionaba. Sé que estoy a punto de desmayarme de nuevo. Mi vista se nubla pero logro ver la sombra de un alguien a mi lado antes de la oscuridad...


The Changer [WOWAwards2k17] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora