Desperté en medio de un sobresalto involuntario, llevándome enseguida una mano hasta la frente. Sentía toda la cara caliente y pegoteada por sudor, qué asco. Los despertares después de una noche de fiesta eran terribles.
Me incorporé con lentitud sobre aquella cama, donde adiviné que había dormido cual tronco, no tenía ni idea dónde estaba. Todo a mi alrededor se hallaba oscuro, apenas se distinguían las siluetas de algunos muebles, y no tardé en deducir que definitivamente no había llegado a dormir en el hostal. No recordaba cómo llegué aquí, probablemente caí en coma etílico o algo similar.
De un momento a otro abrí los ojos con sorpresa, lo último que recordaba era haber salido ebrio del bar, con Julián.
Llamadme desconfiado de mi jefe, pero fue una reacción instintiva comenzar a tantearme los bolsillos y el cuerpo entero, queriendo confirmar que aún traía el móvil junto con la cartera; de paso también comprobaba para mi alivio que no había sido violado.
Todo parecía estar en su lugar, refiriéndome a mis pertenencias y virginidad anal. Suspiré algo más tranquilo, ahora la incógnita era saber dónde estaba.
Saqué el móvil de mis jeans, y me sorprendí al ver que pasaban de las tres de la tarde. Joder hermano, había dormido como un puto oso.
Sentía el cuerpo pesado, la cruda no era tanta pero sí había énfasis en el cansancio muscular.
Pensé en llamar a Julián pero no tenía saldo, si quería sobrevivir en Madrid sin trabajo debía dar prioridad al dinero, por ende no había cargado el móvil los últimos días. Bueno, bien podría colocarme de pie y salir de donde sea que estaba.
Escuché como la puerta se abría así que volteé en aquella dirección, adivinando una figura fornida bajo el marco. Qué suerte, Julián no me había dejado abandonado en cualquier lugar de poca muerte.
— Al fin despiertas, chico. —Comentó con un tono divertido, encendiendo la luz de la habitación. Traía algunas hojas en la mano y con la otra sostenía un vaso con agua.
— Joder, tío, perdona lo de ayer. —Mascullé con dificultad, recién caía en cuenta de que tenía la garganta rasposa, además que ahora la luz encendida me molestaba en los ojos.
— No pasa nada, ten. —Tendió el vaso hacia mí, lo cual agradecí en silencio. Prácticamente me zampé todo de un sorbo— Ayer te desmayaste después de vomitar, como no sabía dónde te estabas hospedando tuve que traerte al estudio.
— Qué vergüenza. —Susurré con el rostro ardiendo, ni siquiera me atrevía a mirarle de regreso.
— Toma, traje tu copia del contrato, además hoy vendrá Miguel que podría ser consultor de la filmación. —Dejó aquel montón de hojas en la cama, mientras se sentaba delante de mí.
— ¡Es verdad, Julián! —Caí en cuenta recién, por lo que levanté la mirada hacia él, con una sonrisa en el rostro— ¿De qué tratará el proyecto? ¿Cuándo comenzamos? ¿Qué tengo que hacer?
— Escucha, Rubén, —Me observó de forma escrutadora, antes de retomar la palabra— este es un estudio filmográfico de pornografía, el proyecto en el cual participarás es una filmación de temática homosexual. Necesito primero hablar con Miguel para saber cuándo dar comienzo a las actividades, dependiendo de eso yo te avisaré.
Me quedé callado por algunos segundos, mientras aún sonreía.
— Es coña.
— No.
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El Protegido (Rubelangel)
FanfictionMiguel tiene 26, es un actor porno retirado y actual modelo. Rubén tiene 18, recientemente llegó a España en busca de una mejor vida, lo que no sabía es que su pesadilla comenzaría en Madrid. Julián es director de películas pornográficas, aunque t...