11 » Enfrentamiento

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En el momento en que ingresé a mi habitación para cambiarme la chaqueta y la camisa, escuché el lejano repiqueteo del agua cayendo. Rubén llevaba más de media hora en la bañera, me daba algo de gracia que al parecer fuera de estas personas que tardan horas tomando un baño.

Me vestí con una camiseta blanca de cuello redondo y sin estampado, siempre prefería comprar ropa así de sencilla para andar en casa.

El libreto que había traído conmigo todo el día permanecía nuevamente en la mesita de noche, esta vez lo miré con indiferencia. Ahora que tenía la cabeza más fría, volví a rememorar varios pensamientos anteriores; aquella escena descrita como el primer encuentro entre nuestros personajes continuaba sin parecerme de lo más apropiada, pero ya no resultaba tan aberrante para mí.

Durante años fui actor de pornografía, tuve sexo con varias mujeres, tanto experimentadas como vírgenes. Interpreté escenas sexuales de dominación, con elementos de tortura erótica, azotes, y marcas en la piel. La polémica escena ya no me resultaba tan descabellada como antes.

Sí continuaba creyendo que era una situación injusta para Rubén, él no deseaba participar en todo esto, y sin embargo, se llevaría la peor parte.

Hablaré con él cuando termine de bañarse, por ahora tenía otras cosas que hacer.


(...)


Me había trasladado de regreso al sofá, aproveché aquel nuevo momento a solas para comprobar mis ocupaciones dentro de la semana que recién estaba comenzando.

Rubén demoró en total una hora dentro del baño, le escuché salir de mi habitación gracias a la melodía que tarareaba suavemente. Levanté la mirada hacia él, me regresó una sonrisa recompuesta en su rostro.

— ¿Mucho mejor? —Cuestioné ligeramente divertido, dejando el móvil sobre la mesa de centro.

— Joder, sí. —Un enorme suspiro de alivio escapó de su boca, le seguí con la mirada a medida que se acercó, dejándose caer cómodamente en el sofá, a mi lado— Aunque es algo raro, me siento todo suavecito y resbaloso.

Ambos nos echamos a reír a causa de sus palabras, me acomodé los cabellos hacia atrás mientras empleaba aquel agradable intervalo de tiempo en pesar mis siguientes acciones. Debía hacerlo, Rubén debía saber sobre la escena del guion.

— Rubén, escucha. —Logré llamar su atención fácilmente, el muchacho enseguida volteó hacia mí cuando retomé una nueva charla— En la mañana... estuve leyendo el guion, mientras te vestías y poco antes de viajar a Toledo.

No respondió ante lo recién dicho, únicamente me hizo saber que permanecía escuchándome gracias a un suave murmullo de su parte.

— Hay una escena que... —Titubeé unos instantes, definitivamente no sabía cómo continuar explicando mi inquietud.

Él pareció intuir el rumbo de la conversación, pues su entrecejo no tardó en fruncirse, ahora dedicándome una mirada confundida y temerosa.

— ¿Qué escena? ¿Qué tipo de escena? —Por fin rompió su silencio, preguntando aquello de forma atropellada, e inconscientemente se sentó más cerca de mí.

— Verás... —Realicé una mueca de incomodidad, evitando conectar miradas con él; permanecí con el rostro girado hacia la tupida alfombra de la sala.

— ¿Qué pasa? —La ansiedad era cada vez más evidente en el timbre de su voz, incluso llegó a inclinarse, buscando interponerse en mi campo de visión— Miguel, me estás asustando...

El Protegido (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora