Capítulo 2.

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Seco mis manos con la pequeña toalla que cuelga de la pared, tomo el mandil que se encuentra a un lado de esta y lo ato a mi cintura con dos nudos para que no se caiga.

La mañana apenas comienza, he llegado una hora antes de mi hora de entrada, porque el día de hoy la señora Tere, mi jefa no vendrá al café y necesito preparar las cosas para el desayuno antes de que los clientes vengan.

Ha pasado una semana desde el fin de año. Una semana desde que bese a un extraño, desde entonces no he hablado con Jos, le di mi numero pero la verdad es que ninguno de los dos nos hemos molestado en saber sobre el otro.

Alejo mis pensamientos lo más que puedo y continúo con la tarea que me he puesto. Luego de unos minutos la fruta esta picada, las cafeteras están listas y el olor a cupcakes recién horneados invade el pequeño lugar.

La cafetería "Dear John" lleva alrededor de ocho años abierta, Tere le ha puesto este nombre a causa de su esposo John, el cual murió un año antes de que la cafetería abriera a causa de un problema en el riñón. El lugar es pequeño pero tiene un aire cálido, tenemos una barra en la que los clientes pueden sentarse a esperar su orden y un par de mesas alrededor del lugar. La decoración es escasa, solo tres cuadros y una serie de luces que cuelga sobre la pared.

Los primeros clientes entran por la pequeña puerta de madera, van a una de las mesas y les muestro una sonrisa amable mientras deciden que es lo que ordenaran.

La mañana en "Dear John" es agitada, me cuesta mucho trabajo tener todas las ordenes a tiempo, a pesar de que no es un lugar grande al parecer el día de hoy a la mayoría de los turistas les apetece un buen café.

Mi teléfono suena y contesto lo más rápido que puedo.

—Hola.

—Hola—reconozco esa voz—, soy Jos, el chico de año nuevo. Espero que me recuerdes.

—Si—sueno cortante pero no pretender hacerlo.

—No llame antes porque estaba ocupado, el capitán Ramírez apenas y me deja respirar.

No sé quién es el capitán Ramírez, y ahora mismo no me interesa averiguarlo, solo quiero colgar para así poder continuar trabajando.

—Estoy en Washington—dice—. Tal vez podríamos vernos ¿Estas libre en una hora?

—No lo creo, me encuentro en la cafetería y la señora Tere, mi jefa no ha venido a trabajar.

Escucho un pequeño "oh" del otro lado mientras comienzo a debatirme entre continuar hablando, esperar a que él hable o colgar.

—Tal vez podrías darte una vuelta por el café—propongo.

—Claro, si me mandas la dirección llego en media hora.

—Nos vemos entonces.

Sonrió a pesar de que él no puede verme. Cuelgo el teléfono y continúo con mis deberes luego de mandarle un mensaje de texto a Jos.

~*~

Me encuentro en el suelo de rodillas buscando una lata de mermelada cuando escucho que alguien llama.

— ¿Hola?

—Buenos días—grito desde abajo—. Bienvenidos a "Dear John", en que puedo servirles.

Me pongo de pie con la lata en mis manos, giro mi mirada para ver al cliente y mi pulso se acelera, me siento como una completa tonta.

—Hola—vuelve a decir, pero esta vez suena seguro y confiado.

Recuerda aquel Diciembre|Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora