— ¡¿Qué hiciste que?!
—Baja la voz Liz—suplico—, mi madre te va a escuchar.
—Sam no lo puedo creer—suspira—. Si lo tienes enfrente de ti, a unos cuantos centímetros de tu boca—habla rápido—, ¡lo besas!—exclama.
Me encuentro en la cocina de mi casa hablando con Astrid y Liz dos de mis mejores amigas. Acabo de relatarles lo ocurrido en mi última cita con Jos. Liz ha hecho un escándalo al saber que Jos beso mi frente y se mantuvo por unos minutos a milímetros de mis labios esperando a que yo intentara hacer algo, al contrario yo solo he dicho hasta luego.
Han pasado dos días desde la cita que tuve con Jos. Dos días en los que no he sabido absolutamente nada de él y comienzo a creer que Liz tiene razón, que debí haberlo besado.
—Yo creo que estuvo bien así—dice Astrid—. Llevan si acaso un mes de conocerse.
—No hace falta el tiempo, basta con ver la cara que Sam se carga para saber que le gusta.
—Eso es mentira—musito—. Él no me gusta.
—No somos estúpidas cariño—sonríe Liz.
—Si no te gusta deberías dejar de salir con él—habla Astrid—, no le hagas perder el tiempo Sam.
—No estoy haciendo eso.
—Sam, tu a él le gustas y de eso estoy segura, pero si él a ti no—me dedica esa mirada autoritaria.
El silencio se instala entre nosotras. Comienzo a pensar en todo lo que Astrid ha dicho y por un momento creo que tiene razón, creo que ahora es buen momento para alejarme de él, pero que pasa si eso no es lo que quiero hacer.
—Pues yo no estoy de acuerdo—niega Liz—. Y que si el tipo no te ha llamado, él siempre te busca o por lo menos ha sido él quien te ha buscado las últimas semanas Sam, maldita sea no estás en 1950 invítalo tú.
—Liz, Sam no está interesada en Jos.
—Astrid, tú y yo sabemos que eso es mentira.
— ¡Basta! —exclamo.
—Basta tu—grita Liz—, toma el maldito teléfono y llámalo de una buena vez o lo hare yo.
Le dedico una mirada a Astrid solo para ver como sonríe emocionada. Ella y Liz han sido mis amigas desde hace seis años, han estado en mis mejores y peores momentos.
Astrid sin duda alguna es un pilar en mi vida, siempre me impulsa a realizar todo lo que me asusta, me dice la verdad sin importarle el sentimiento que esta repercuta en mí. Ella perdió a su padre cuando tenía diez años, y desde entonces comenzó a ser la persona fuerte y valiente que es ahora. Luego de que mi padre muriera conocí a Astrid, creo que eso nos unió en un principio, ambas teníamos una enorme perdida, una perdía irremplazable. Todas las veces que lloraba, Astrid estaba conmigo me decía que era más fuerte de lo que pensaba, nunca lo creí.
Astrid vive conmigo y mi madre Ana. El día que Astrid e Irlanda comenzaron una relación, esta hablo con su madre, ella se negó a aceptar las preferencias amorosas de su hija y la hecho de su casa, mi madre de inmediato accedió a que Astrid se mudara con nosotras, por mi parte yo me llene de orgullo al ver como Astrid luchaba y defendía su amor.
Por otro lado Liz es mi otra mitad, esa mitad que nunca seré. Se la pasaba jugando bromas, si me lo preguntan su vocabulario no era el más correcto para una señorita pero a ella no le importaba. La seguridad que transmitía era impresionante. Al igual que Astrid, Liz me hacía sentir que estaba bien arriesgarse por algunas cosas.
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Recuerda aquel Diciembre|Jos Canela.
Fanfiction"Comencemos este amor al revés, dime adiós y entonces quédate para siempre" -Anna Bahena.