Capítulo 12.

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Necesito avisar que estuve trabajando en los capítulos ya publicados y agregue nuevas cosas (Hoy 25/06/2018) OJO no son de vital importancia para lo que viene en la novela, así que podrían leerlos o no. El único que si es un poquito más importante es el capítulo 10. Si gustan pueden leer el final del capítulo 10, para que comprendan un par de cosas o simplemente seguir leyendo. En fin, ya pueden comenzar a leer.


—Gracias por quedarte.

Liz me sonríe mientras pone un par de almohadas sobre las cobijas que están tendidas en el suelo de mi habitación. Esta noche tendremos una especie de pijamada.

Guardo la tarjeta que venía con el ramo de flores que Jos me envió hoy no sin antes releerla: "Si el mundo entero nos observara por un momento, yo bailaría contigo. Ni siquiera me importaría si lo hago pésimo, porque sería contigo". Sonrió mientras niego con la cabeza.

Los recuerdos de nuestra cita con Liz y Tom invaden mi mente. Recuerdo su risa golpeando mi hombro cada vez que perdía el paso del baile, el sonido de su voz cuando me ofrecía disculpas por pisarme y la forma en la que me sostenía cuando estábamos a punto de resbalar. Casi puedo sentir su brazo alrededor de mi cintura. Apenas puedo creer que se encuentra a miles de kilómetros de mí.

La voz de Liz me saca de mi ensimismamiento.

— ¿Astrid donde esta? —pregunta.

—Con Irlanda, están vueltas locas—digo.

—Hace una semana que no la veo.

—Lo sé—suspiro—. Tu estas casi todo el día con Tom y Astrid regresa muy tarde por estar con Irlanda. Estos días me los he pasado realmente sola después del trabajo.

—Falta muy poco para que Jos regrese.

—Parece que fue ayer cuando se fue—digo cabizbaja.

— ¿Lo entrañas? —pregunta con una leve sonrisa.

— ¡Por supuesto! Pero hay tanto por vivir que no puedo quedarme a extrañarlo llorando en mi cama.

—Me alegra que pienses eso, porque debes saber que jamás voy a permitirte llorar en tu cama sola, si alguna vez estas por deprimirte voy a sacarte todas las noches, iremos a fiestas y nos beberemos todo el alcohol disponible para emborracharnos como si fuera la última vez.

Sonrió divertida porque sé que es verdad.

En ese momento recuerdo la carta que llego en la mañana. Jos me escribió y apenas recibí la carta iba a leerla, pero mi madre me interrumpió así que decidí leerla más tarde. Corro hasta mi escritorio para tomar el familiar sobre. Saco la carta para poder leer el contenido en ella.

—Es de Jos, llego hoy.

—Pues comienza, quiero escuchar lo que te ha dicho.

"Querida Sam,

¿Recuerdas la noche en la que nos conocimos? La gente te miraba y tú parecías no darte cuenta. Como no iban a mirarte, como no iban a ver las espesas pestañas que bordean tus ojos color marrón oscuro, sin embargo no es eso en lo que se fija la mayoría de la gente, ni en el cálido tono de tu piel, sino más bien en el resplandor general, como si tu rostro estuviera iluminado desde dentro.

Como tu sonrisa, no puedo evitar recordar tu sonrisa, esa sonrisa tuya podría acabar con las guerras.

Hoy estuvimos en una misión, nos topamos con una señora que parecía agradable, ¿sabes qué fue lo que nos dijo?; "Yo ruego a Dios para que traiga la paz a esta nación", y suena ilógico porque sé que cuando mi pelotón regrese a casa la guerra seguirá y es entonces cuando me pregunto ¿Cuándo viene la paz para ellos?

Todas estas preguntas llegan a mí a cada momento y no obtengo respuestas, al contrario, me lleno de más preguntas. Todo esto te lo atribuyo a ti, porque desde que apareciste en mi vida Sam, desde el primer día que te vi comencé a cuestionarme sobre la importancia de vivir. Antes no me importaba regresar a casa, ahora eso es lo único que anhelo, regresar para poder estar contigo.

Sam este tiempo alejado de ti me ha servido para comprender que no importa que tan lejos estemos, tenemos una conexión que nos ayuda a volver. Pronto volveré a casa, volveré a ti. Te lo aseguro. –Jos"

Mi corazón late a una velocidad antinatural mientras mi mente intenta imaginarlo escribiendo estas palabras. Lo único que quiero en estos momentos es que regrese.

— ¿Qué piensas? —susurro.

—Que te está mintiendo, tu sonrisa no es linda.

Suelto una risa nerviosa mientras niego con la cabeza.

—Es muy sincero Sam, me encanta eso de él. Ha sido completamente honesto contigo desde el primer día.

—Hable con él—Liz me mira confundida así que me apresuro a hablar—, quiero decir, me llamo el otro día.

— ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! Que paso en tu vida que dejaste de contarme cosas.

—Oye en mi defensa, ustedes me han dejado muy sola.

—No tienes justificación Samanta, pero ¿qué fue lo que te dijo?

—Dijo que si era posible quería casarse conmigo.

— ¡Oh Dios mío! —Exclama antes de comenzar a reír, no comprendo porque ríe, yo no veo la gracia en lo que he dicho—. Claro que quiere casarse contigo, estas dispuesta a esperarlo una vida entera además eres hermosa y ustedes tuvieron un clic instantáneo. ¿Tú qué quieres?

—Por supuesto que me gustaría, sin embargo no puedo evitar sentir miedo cuando sus cartas tardan en llegar, no puedo dejar de pensar en que un día podrían no llegar.

—Se a lo que te refieres. Pero todo en esta vida es un riesgo, incluyendo el amor.

—No sé Liz, esto es diferente.

—Arriésgate, aunque después te arrepientas. Pensándolo bien, de cualquier manera te vas a arrepentir si le contestas que no—dice—, así que a la mierda todo, arriésgate.

Sonrió sabiendo que Liz tiene razón.

—Tengo algo más que contarte.

—Pues dilo.

—Martin me busco.

La expresión en su rostro me deja saber lo que piensa. Está molesta. Está furiosa, casi puedo sentir como si me estuviera estrangulando con la mirada. Comienzo a lamentarme por haberle contado.

—Por supuesto lo corriste inmediatamente, ¿no?

—Escuche lo que tenía que decirme Liz. Quería que saliéramos y claramente le dije que no.

Niego con la cabeza, en un gesto furioso.

—Es lo que tenías que decir. Sam no puede buscarte y pretender que nada paso. No puedes salir con él porque si lo haces va a confundirte con esa sarta de mentiras en las que es experto. Va a prometerte el cielo, la luna y las estrellas. Peor aún, va a darte las mismas promesas que te dio en el pasado. Él siempre rompe sus promesas—la amargura en su voz se sienten cruel y errónea—, tú mejor que nadie deberías saberlo.

—Lo se Liz. Pero no te preocupes, todas las promesas que no cumplió no importan ya.

—Está bien—asiente, sin embargo no luce convencida con mi respuesta—. No sé cómo haces para que los hombres que desechas regresen a tu vida. Ahora tienes al nuevo y al viejo rogando por tu amor—ríe.

— ¡Liz! —exclamo intentando hacerle saber que su comentario esta fuera de lugar.

—Yo solo digo.

Astrid llega cinco minutos después, inmediatamente comienza a platicar sobre los preparativos de su boda y sobre lo emocionada que se encuentra. En tan solo dos semanas estará casada con el amor de su vida. Siempre pensé que Astrid e Irlanda terminarían juntas, sin embargo, su compromiso me tomo por sorpresa. No puedo evitar sentirme triste porque sé que cuando la boda se realice Astrid se ira de la casa. Lo cual es bueno porque estará formando su propia familia, pero no sé si pueda aceptar el hecho de que no la veré diariamente como en los últimos dos años. 

Recuerda aquel Diciembre|Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora