Capítulo 10.

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—Sigo sin entender porque Jos se ha negado a que fueras al aeropuerto.

Me encuentro en "Dear John" mi jornada casi termina y estoy realmente agotada. Me lleve una grata sorpresa al ver a mis amigas entrando por la puerta del lugar. Sin embargo, ahora solo quiero pedirles que se marchen, ya que desde que llegaron no dejan de recordarme que Jos se ha ido y no volverá hasta dentro de unos meses.

—Fui yo quien se negó a ir.

— ¿Por qué has hecho eso? —pregunta Astrid.

—Vamos a ir lento con esto. Ir al aeropuerto a despedirlo sería algo apresurado.

—Sam, ustedes quieren ir lento y está bien—habla Liz—, pero hasta una maldita tortuga va mucho más rápido.

—Eso no es verdad.

—Han pasado ¿qué?, dos meses desde que están pretendiendo salir y ¡no se han vuelto a besar!—exclama Liz—.Cómo haces cuando tienes al chico que te gusta enfrente, me refiero a cómo te contienes para no besarlo.

—Liz, Sam no es como tú y Tom tampoco es como Jos —musita Astrid—. Deja que ellos hagan lo que crean conveniente.

—Gracias—digo satisfecha.

—Pero Liz tiene razón—continua Astrid—. Debiste ir a despedirlo.

—Chicas ya basta, sé que quieren ayudarme y sé que me dan su opinión sincera respecto a todo esto, pero ¡ya basta! —me cruzo de brazos—. La verdad es que no podía ir a despedirme de él. Quiero no acordarme de él en estos momentos y lo único que consiguen ahora es justo eso, recordarme que no está aquí.

—No llores, si lo hubieras besado ya—continua Liz. La fulmino con la mirada esperando que guarde silencio de una buena vez, pero solo consigo que ría ante mi reacción.

—De acuerdo.

Me giro dejando a mis amigas solas. Continúo lavando las tazas y cubiertos, lo cual es una de mis actividades favoritas, yo a diferencia de muchas personas disfruto asiéndolo, me gusta la sensación de paz que me provoca lavar un par de trastes sucios.

La pequeña campana que cuelga de la puerta suena, avisando que tenemos nuevos clientes. Me percato inmediatamente que el mostrador se encuentra completamente solo así que me apresuro a enjuagar mis manos para salir a tomar la orden. La confusión se arraiga en mi sistema en el momento en el que veo al cartero acercarse, no se supone que venga el día de hoy.

—Buenos días—dice con esa sonrisa tan característica de él—. Samanta Gonzales —musita terminando de leer el sobre.

—Soy yo—sonrió.

—Puede firmar de recibido.

—Claro.

Me entrega una pluma mientras me apresuro a firmar. Luego tomo la carta en mis manos. Giro el sobre y lo abro lo más rápido que puedo al ver el nombre "José Canela". Saco el papel y de inmediato esa perfecta escritura aparece en mi visión. Mis ojos comienzan a aguadarse mientras me apresuro a leer en voz alta para mí y mis amigas...

"Querida Sam, prometí que te escribiría cartas siempre que pudiera, así que aquí tienes la primera, lamento no haber escrito antes. Lo primero que quiero decir es que estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte. Desafortunadamente no me permiten informar de mi ubicación exacta, sin embargo, aquí todo es diferente, hace frio, es tan fuerte que te llega hasta los huesos y daría lo que fuera por tener un abrazo tuyo ahora.

Lo segundo es que cuento las horas para poder regresar a ti, hemos estado tres semanas separados, sin saber absolutamente nada del otro, no me gusta la sensación que eso provoca en mí. Quiero regresar para asegurarme de que estas bien, quiero ver por mis propios ojos que te estas alimentando correctamente, quiero regresar para no irme de tu lado.

Recuerda aquel Diciembre|Jos Canela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora