No abro los ojos en el momento en el que escucho como tocan la puerta. Cubro todo mi cuerpo con la colcha para evitar que la luz que se filtra por la ventana entre por completo a mi habitación.
Vuelven a golpear pero esta vez el sonido es más fuerte. La puerta de mi habitación se abre y enseguida la voz de mi mamá retumba por el lugar.
— ¿Sam?
—Necesitas algo—diego entre dientes.
—Puedes salir de tu escondite, esto es importante.
Suelto un suspiro, cuento hasta tres y bajo la colcha, abro los ojos mientras me siento en mi cama y solo entonces vuelvo a decir: — ¿Qué pasa?
—Está aquí—dice—, Martin esta abajo.
Mi ceño se frunce en el momento en que escucho su nombre.
— ¿Qué hace aquí?
—No lo sé, quiere verte.
Me pongo de pie y salgo lo más rápido que puedo. Cuando llego a la sala lo veo de pie observando el cuadro abstracto que se encuentra en una de las paredes, sus hombros parecen tensos. Y no puedo evitar recordar todas las ocasiones en las que lo espiaba inspeccionando el mismo cuadro mientras esperaba por mí.
— ¿Qué haces aquí? —digo lo suficientemente fuerte como para llamar su atención.
Gira rápidamente y por la expresión que lleva en el rostro me hace saber que lo que sea que está a punto de decirme no será bueno.
— ¿Recibiste mis flores?—sonríe pero el gesto no toca sus ojos.
—Sí.
— ¿Te gustaron?
—Las deje morir.
Por un momento luce aturdido.
Abre la boca para decir algo y luego la cierra de golpe.
—Necesitaba hablar contigo.
— ¿De qué?
—Sami, podrías no ser tan dura conmigo.
—No te atrevas a llamarme así—cierro los ojos tratando de contener la poca paciencia que me queda.
No tengo interés en hablar con él, y mucho menos de escuchar ese apodo de nuevo. Me rehusó a recordar todos esos momentos que enterré en lo más profundo de mi corazón. Los deje ir y no los quiero de vuelta.
—De acuerdo, te parece si salimos, tengo varias cosas que quiero tratar contigo y no creo que pueda hablarlas aquí—dice.
— ¿Estás hablando enserio? —Odio y resentimiento tiñen mi voz—. Luego de un año vienes a hablar conmigo.
—Sí, hablo enserio Sam. Es lo único que te pido, una cita para aclarar todo entre nosotros.
—No tienes derecho a pedirme nada, ni siquiera puedes mandarme flores.
—No digas eso.
Su expresión de dolor me produce una punzante satisfacción.
—Es la verdad, ya nada nos une.
—Sami—dice y puedo sentir el dolor en su voz pero no se siente sincero—, siempre tendremos nuestra maravillosa historia, sabes que no fue mi intención que termináramos así, yo no quería.
—No, te equivocas—aseguro—, ya no tenemos nada y ya no hay razón para encontrarnos ni de casualidad.
— ¿Es por el tipo del restaurante? Es él la razón por la que no puedes intentar perdonarme—hace una pausa—. Sam aun te amo, nunca deje de hacerlo.
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Recuerda aquel Diciembre|Jos Canela.
Fanfiction"Comencemos este amor al revés, dime adiós y entonces quédate para siempre" -Anna Bahena.