Capítulo 2: ¡Gracias Bruce!

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Tras el encuentro inesperado con posible vida humana, cogí el móvil. "¡Mierda!, no tiene batería..."-grité. Una bandada de aves huyó espantada por mi grito. Al verlas, recordé la primera prioridad, la comida. Había cogido algunas latas de conserva de la cocina de mi casa, pero necesitaría buscar alimentos en algún lugar y, en su defecto, siempre podía cazar. Tras 3 kilómetros de caminar me paré en una estación de servicio a descansar. Constaba de una gasolinera y un restaurante que cruzaba la carretera por encima, desde donde los comensales podían observar pasar los coches. Entré en la gasolinera abandonada y cogí un par de provisiones. Di una vuelta por toda la tienda y encontré donde estaban las pilas. Busqué las doble A y me dirigí a cogerlas. Estaban al otro lado del mostrador. Lo salté y al caer un sonido metálico me llamó mucho la atención. En el suelo habían desperdigados varias monedas y billetes. "En estos tiempos solo son trozos de metal y papel"-pensé. Cogí las pilas y las metí en mi bolsa. Al salir, vi unas mesas de camping. Al dirigirme hacia ellas me di cuenta de que había unas mochilas tiradas por el suelo. Seguramente lo que causó toda la destrucción y la desaparición de la gente les pilló desprevenidos a una familia en pleno camping. Seguramente tenían hijos, ya que habían unas mochilas infantiles junto a la cesta de picnic. Me dio mucha nostalgia.
***
-Mira papi, Buddy está, siguiendome!¡Qué guay!
-Sí, que bien que Papá Noel te trajeran un perrito, ¿verdad?
-¡Sí!
-¡Cuidado Lucía, mira al frente!¡La carretera!
-¿Que pasa pap...?¡Aaaah!
Nooooo, Lucy! Lucy, tranquila, te pondrás bien... ¿¡Hay un médico!? ¡Necesito un maldito médico!¡Por favor!Por favor...
***
Se me salieron varias lágrimas. Como cuesta superar la muerte de una hija... Por suerte, una de las mochilas era mucho mejor que mi bolsa, por lo que metí todo en mi nueva adquisición. Me acerqué a el restaurante ya que estaba a punto de caer la noche. Las puestas de cristal estaban cerradas, pero no fue muy difícil entrar. Cogí un ladrillo y lo lancé contra la puerta con el fin de romperla. Finalmente, el cristal cedió y entre. Subí las escaleras y entré a la sala principal. Era un gran comedor. Tenía pinta de buffet libre. Cayó la noche entré en la cocina para comerme la cena. Abrí una lata de atún y poco a poco me la comí, aprovechando hasta el último gramo. Después de cenar, tumbé cuatro mesas y las dispuse de manera que formaran un cuadrado. Encima, puse dos mesas más y dejé un hueco para meterme. La cerré completamente y me dormí en mi ataúd improvisado. Me desperté de golpe por la noche debido a una pesadilla y me golpeé la cabeza con la mesa. Quise volver a dormir pero mi vejiga iba a reventar. Me acerqué a una ventana y oriné. Fuera oí un ruido proveniente de la gasolinera y vi el movimiento nervioso de una luz. Bajé corriendo y me acerqué a la gasolinera. Pegué un grito y la luz se apagó. Una sombra se escabulló por uno de los pasillos. Entré corriendo y perseguí la sombra. Salió por la puerta trasera y sólo conseguí ver un pie escabullirse y adentrarse en el bosque. No quise seguirla, estaba demasiado cansado. Volví a mi ataúd. No podía dormir. No me podía creer lo que había visto. Estaba muy cansado por lo que podría no haber visto un pie y haber sido mi imaginación, pero en el caso de que fuera real, podrían haber más humanos. Al final me dormí. Ala salida del área de servicio a la mañana siguen, husmeando en una basura al lado de un surtidor, encontré un perro; creo que era un Pastor Vasco. Miré si tenía chip y luego recordé mi estupidez. Para que mirar si tenía chip si no había nadie... ¡Qué imbécil! Leí su medallón del collar, se llamaba Luke. Creo que le caí bien porque no paraba de darme lametones. "Lo llevaré conmigo. Un compañero nunca viene mal"-dije. Seguí caminado con mi nuevo amigo Luke y vi al borde de la carretera una casa que me resultaba familiar. Tenía aparcada en el garaje una camioneta roja enchufada a la corriente. Me acerqué y confirmé que era la casa y la camioneta de mi amigo Bruce...
***
-Hey Bruce, como vamos a ir de pesca. ¿En esa camionetucha?
-Eh, un respeto Martin. Esta camioneta la he hecho yo. Tiene un motor eléctrico que he puesto yo. Está guapa, eh. Lo que más mola es el alerón que le he puesto. Le da un toque deportivo.
-Sí... No está mal...
-Mierda, vamos a tener que aplazarlo para mañana o para más tarde.
-¿Porqué Bruce?
-La tengo que poner a cargar, está vacío el motor...
-Vaya, esta tarde no puedo; trabajo. A ver si mañana, si Dios quiere y no pasa nada, vamos. ¡Estoy deseando ganarte! Hasta mañana.
-Ok, ¡suerte con la prueba esa que vas a hacer!
-¡Gracias Bruce!
***

¡Claro! Mi amigo Bruce dejó cargando la camioneta. La insepccioné y confirmé que seguía enchufada a la electricidad. Se me subió el ánimo. La desenchufé y una chispa saltó y cayó en unos papeles que habían en el suelo. Salió una pequeña llama y la apagué rápidamente a pisotones. Al levantar la mirada vi una foto mía con Bruce enmarcada en la pared. Me pregunté si estaría por aquí cerca. Quizás me lo encontraba en mi viaje. Al lado, había una foto de Bruce con su familia. ¿También la habría perdido? Cogí una foto nuestra. Encendí el motor y salí del garaje montado en Rose. Sí, la llamó como su mujer. Cerré la puerta del garaje que se dejó abierta y me embarqué de nuevo en mi camino. Luke se subió en la parte de atrás junto a la equipación de pesca. Nos quedaba un largo camino hasta la central. Vamos a resolver de una vez que está pasando, o más bien, que ha pasado...

24 HORAS ANTES [Publicando 2a Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora