Capítulo 5: Vigilancia En Un Árbol

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"Ho-Ho-hola... ¿Quiénes sois vosotros? ¿Sois reales? ¿Qué está pasando?" -dije inquieto.
"¿Y tu eres tonto? Ya te lo he dicho. Somos los supervivientes, me llamo Katie y bla, bla, bla..."-me respondió Katie.
"Lo siento. Es que estoy un poco alterado ahora mismo. Me has dado un susto de muerte...."
"Perdón. ¿Cómo te llamas?"
"Martin, soy Martin Wallace. Me desperté hace dos días en medio de la nada. En el paisaje devastado donde estamos actualmente. Creía que era el único, pero aquí estáis vosotros... Vaya, que alivio..."-dije.
Después de esa breve conversación, Katie me enseñó el refugio, búnker, o cómo queráis llamarlo, pero ellos le llamaban «La Madriguera». Lo que vi en la casa de Katie era real, así que si La Madriguera es real, los bichos raros, barra monstruos, barra alienígenas a los que llaman «Ellos», también son reales. Posiblemente, lo que vi en la central, era la nave de Ellos. La energía extraespacial que irradiaba era lo que generaba la electricidad. En mi visita guiada por Katie por La Madriguera, vi mucha gente de diferentes continentes. Katie me los presentó uno a uno. Estaba Kevin Mojho, un sudafricano a que le encantaba explorar y escalar montañas debido a que era ex-militar. Sabía todo tipo de artes marciales. Luego estaba Juan Ye, o Hong Ye, un asiático que detestaba las artes marciales, que raro..., pero en cambio le encantaba la danza interpretativa. ¡Eso sí que era raro! A parte, era un gran corredor. Mariel Collins era una americana rubia y alta. Era modelo y estilista. Era la más lista de todos. Me cayeron bastante bien, pero uno en particular me llamó la atención. En la esquina, en la penumbra, había un joven solitario sentado en el suelo, con sus brazos y su cabeza apoyados en sus rodillas. Me acerqué a él y le dije hola. El me gruñó y se escabulló a un pasillo en el ala oeste de La Madriguera. Me acerqué a Katie y le pregunté sobre el tema. Me explicó que se llamaba Tomás Gómez y tenía autismo grave. Le gustaba dibujar y hacía unas obras de arte fantásticas. Me dió pena verle asustarse tan fácilmente. Tras el paseo guiado, Katie me llevó a mi habitación. Era un cuarto bastante acogedor para ser una habitación en un búnker bajo tierra. Las paredes, estaban hechas de madera, como el techo y el suelo era un patrón que mezclaba partes de parqué y partes de losas de piedra blanca pulida. Junto a la puerta, había una cómoda vintage y al final de la habitación había un armario y una cama con unas colchas verdes, que se mezclaban muy bien con el entorno de madera y piedra.
Metí algunas de mis cosas en el armario y me dirigía el comedor. Allí, Katie, Kevin, Juan y Mariel estaban sentados en una mesa larga con un sitio libre, así que me acerqué, les saludé, y me invitaron a acompañarles en la cena. Comimos chorizo y puré de patatas y después nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente, me desperté con el traqueteo del arma de Kevin. Me vestí con la misma ropa que los días anteriores y me acerqué a la cantina a disfrutar de mi primer «desayuno decente». Me senté con mis nuevos compañeros. No les importón mucho la presencia de Luke. De hecho, le aceptaron como a uno más. Charlamos un rato y al acabarme mi vaso de leche con un bollito de la gasolinera me fui a mi habitación para arreglarme. Al llegar, y a mi sorpresa, me encontré unas piezas de ropa limpia dobladas encima de mi cama. Me giré y Katie estaba ahí.
"¿Te ha gustado el regalo de bienvenida, Martin?"
Esa frase...
***
-¡Siguiente! Señorita...
-Katie, Katie McCain. Encantada de conocerle señor Martin Wallace. Sigo su trabajo desde hace tiempo. Me parece una gran idea para ayudar al mundo y por eso quería participar.
-De acuerdo Katie, creo que tienes el potencial que necesito. Alguien cono tu podra liderar a mucha gente... De acuerdo, estas dentro, pero primero tienes que firmar el contrato.
-De acuerdo señor Wallace.
-Por favor, llámame Martin. (Le entrega un bolígrafo)
-¿Qué es esto?
-Que, ¿te gusta el regalo de bienvenida, Katie? Jajaja, es broma. Pasa a dentro y te pondrán apunto.
-De acuerdo Martin. Hasta ¿luego?
-Sí, hasta luego.
***
"¡Martin!¡Martín!¡Martin!"
"¿Qué? ¡Ah sí!, perdona. He tenido un lapso. Me encanta, gracias."-le respondí.
Creo que era ella. Todo coincidía. Una tal Katie que podría liderar a un grupo... Creo que era sí que era ella. Bueno. Me cambié y me acerqué a la sala de reuniones. Allí, mos repartimos los puestos de exploración. Me tocó con ella. Nos tocaba inspeccionar la zona de la Nave, vamos, la zona de la central. Nos dirigimos hacia allí con Luke. A l llegar, nos quedamos un rato en un puesto de vigilancia en un árbol. Desde allí, se veía el coche contra el que me dí la ultima vez que pase por aquí. Le dije lo que me paso. Ella, como respuest, se puso de pie y se levantó la falda militar por un costado. Me enseñó una cicatriz gigantesca que tenía en el muslo derecho de haber impactado contra el campo electromagnético. Le pregunté cuanto tiempo llevaba aquí y me dijo que llevaba unos 10 meses. Eso explica su experiencia en estas cosas. Tras una vigilancia intensiva de 4 horas, algo ocurrió. De detrás de nosotros, algo salió disparado hacia la nave. Salimos corriendo hacia «Ello» y lo cogimos por una de sus 4 piernas. Echó a correr aún más rápido y cuando nos dimos cuenta, estábamos a punto de chocar contra el campo magnético. Luke, fue listo, y se quedo sentado en el puesto de vigilancia. A unos metros de el Campo, le grité a Katie: "No quiero volver a chocar con el Campo". Ella me respondió: "Ni yo, pero habrá que aguantarse. No se puede escapar" De todos modos, yo me solté y con la navaja de bolsillo que tenía en el bolsillo, corté la pierna de Ello. Después, sonó un estadillo y un destello nos cegó. Después de que se pasase el efecto, me fijé en que Katie estaba al otro lado de el Campo. De ahí elaboré una teoría, solo Ellos pueden pasar, así que si estamos en contacto con uno, el Campo nos acepta. Me metí en la pierna, barra tentáculo de Ello y entré. Le conté a Katie ni teoría y juntos en el tentáculo salimos. Ello ya se había refugiado en la Nave. Nos volvimos con algo más aprendido sobre ellos. Estábamos ansiosos en contárselo.

24 HORAS ANTES [Publicando 2a Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora