The stripper [pausada]

Capitulo 2

Jay's Pov:

Un clima frío en la ciudad de New York, tome mi maleta y comencé a caminar, cada paso que daba se escuchaba mi tacón, las personas me veían pasar como si fuera una diosa, pero lo único que yo sentía cuando pasaba era a una chica rubia, de ojos verdes, tez blanca, ropa elegante color negro, con guantes. Salí del aeropuerto y el chofer me estaba esperando.

-buenos días Señorita Moretz-. Dijo el chofer.
-buenos días señor-.

Me fui en la parte trasera del carro, iba observando por la ventana todos los edificios, personas y carros que se cruzaban con mi mirada imaginado una historia a cada uno, las calles de New York con neblina pasar a gente con dinero y a gente con poca economía.

Llegamos a mi nuevo departamento, subí por el elevador aún que ahora había agregado algo a mi vestuario eran unos lentes negros, llegue a mi hogar el número 727 pude notar que tenía una vista exquisita a una gran parte de la ciudad, me quite mi abrigo y lo puse en perchero, salí unos momentos a la terraza a que me diera el aire. Comenzó a sonar mi teléfono.

-buenas tardes señorita Jay Moretz-. Se escucho del otro lado de la línea.
-¿quién habla?-. Pregunte un poco dudosa
-la Señorita Camila Cabello-. Me sorprendí
-¿qué demonios? ¡Camila!-. Ella rió
-si, si ¿me puedes abrir? Estoy afuera de tu departamento-.

Fui corriendo hacia la puerta y si, ahí estaba Camila parada con una sonrisa en su rostro, lo único que pude hacer en ese momento fue abrazar a Cabello, tenía años de no verla así que ella dijo.

-¿tienes hambre? Bueno pues pedí una pizza-. La mire un poco avergonzada y ella dijo. -Jay no me salgas que cuidas tu dieta, de todos modos comerás pizza-. Cuando Cabello dice algo no hay forma de cómo decirle que no a algo.

-¿cómo te fue en Europa Jay? ¿Qué hiciste?-. Pregunto Camila observando mi departamento?

-que puedo decir, me fue muy bien. Creo que me pudiste ver en el periódico que me fui a Francia, Alemania, Reino Unido y España, pude comprar propiedades en esos países y hacer tratos, ¿a ti cómo te a ido?-. Camila se volteó hacia mí y comenzó a decir.

-pues soy parte de uno de los bufetes más importantes de abogados aquí en New York, mi casa anda a unas cuantas calles de aquí y bueno pues ya sabes en el amor tengo un novio pero nada importante-. En ese momento toco la pieza y fui a atender.

Camila y yo estuvimos comiendo pizza y hablando de cómo había estado nuestra vida estos últimos años, la última vez que la vida fue en Francia hace unos 3 años en mi cumpleaños, con Camila eran carcajadas desde que ella tenía 13 y yo 15 nos llevamos muy bien, la noche iba bien hasta que Cabello tomó su chamarra y mi abrigo.

-¿a dónde vamos piensas que vayamos?-. Pregunté
-ah si vamos a ir al McDonalds-. Su tono de voz era sarcástico. -¿cuántos años tenemos 12? Vamos a ir a un bar-.
-mmm, ya es tarde mejor vamos luego-.
-deja de comportarte como una anciana aburrida, hasta mi abuela aceptaría ir, vámonos-.

En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba en el carro de Camila, íbamos a ese bar que había mencionado antes, no cruzamos palabra en todo el camino simplemente traía una sonrisa.

Llegamos a un lugar que decía "New York Palace" o no en que me metí, una señora se nos acercó que al parecer conocía a Camila y nos dijo.

-bienvenidas a New York Palace, Camila te daré el mejor lugar a ti y a tu compañía todo por una de mis clientes VIP, síganme chicas-. Le guiñó un ojo a Camila y comenzamos a caminar.

-¿vienes seguido aquí? ¿Eres lesbiana?-. Le pregunté en tono de susurro.

-no seas tonta claro que no, ella es la tía de mi novio y como tú eres lesbiana creí que te iba a gustar-. Dijo en tono de susurro y burlón.

-Camila soy bisexual no lesbiana, ya mejor cállate que van a pensar si me ve alguien que me conozca aquí-. Dije algo preocupada.

-Jay todos aquí tienen dinero y visten elegante, nadie sabe quién eres-. Llegamos a nuestro asiento.

Me tranquilice un poco ya que si, nadie prestaba atención a los demás clientes solo a las bailarinas a las que les decían cosas comprometedoras y les aventaban un par de dólares, nos trajeron unos tragos a Camila y a mí, tenía mucho que no tomaba así que me raspo la garganta. Le insiste a Camila de que ya nos fuéramos pero ella no me hacía caso entonces me pare de mi asiento y ya estaba decidida a irme pero las luces se apagaron, lo único que se iluminaba era el escenario, regrese a él como si estuviera hipnotizada y me senté en mi lugar todos comenzaron a gritar y música comenzó a sonar.