Found your way. [BTS / LEMON / YAOI]

4.

"Es una pena que las cosas no duren para siempre... pueden ser muy duraderas, o comenzar muy pronto pero tarde o temprano todo se acaba, así como la vida misma un día se terminará y así con ella nosotros."

-¡Jiminnie! Corre, eres lentooo, así nunca me superarás.

-¡Esperame Hoseok! No me dejes atrás... N-no, no me dejes...

...

PIPIPIPIPIPIP-

Sonó el despertador y un sudoroso y alertado Jimin se levantó de la cama de un salto.

-Otra vez una pesadilla...- se dijo llevándose una mano a la frente y luego a uno de los ojos, del cual pendía una pequeña lágrima- maldita sea...- suspiró y se recostó sobre el duro cabecero de madera que tenía su cama. Debía levantarse, ya era hora de ir a clase y como siempre se le echaría el tiempo encima. Se alzó en pie, colocándose sus zapatos de ositos y salió de su habitación. Bajó hasta la cocina, de buena mañana, y como siempre, reinaba el silencio. Su madre terminaba de preparar el desayuno mientras que su lindo hermano pequeño acababa un par de ejercicios atrasados que debía de entregar hoy en clase. Este se acercó y le colocó una mano en el hombro.

-¿Qué tal va eso?- dijo asomándose y echando un vistazo a lo que este hacía.

-Bien, supongo. Aunque es una lata...- Jungkook volvió a mirar al folio con cara de verdadero aburrimiento.

-¡Jimin! No molestes a tu hermano. Toma tu desayuno- "la sargento de buena mañana ya con cara de pocos amigos" pensó este sentándose en el otro lado de la mesa donde su madre le había colocado el plato con los alimentos.

-¿Y papá? ¿Hoy a vuelto a tener turno de noche?- preguntó dándole un bocado a una de sus tostadas.

-Pues si, parece que últimamente la han tomado con tu padre.

Tras esa corta conversación todo volvió a quedar en completo silencio. Los chicos acabaron su desayuno se levantaron de la mesa y se dirigieron a la entrada.

-Eh, ¿hoy me vas a esperar para coger el bus?- dijo dándole una pequeña colleja a su hermano pequeño en la cabeza.

-¡Ay! Serás idiota...- paró y se quedó mirándole con una expresión entre tierna y enfadada- si vuelves a tardar media hora en vestirte te puedes ir olvidando- su tono sonaba convencido.

-Agh, no, claro que no. Dame 10 minutos- dijo y tras esto salió corriendo escaleras arriba para prepararse.

Jungkook terminó de hacer su mochila, se peinó el flequillo y se sentó en una gran silla que tenían en la entrada de la casa para esperar a su lento hermano. A los poco minutos se escuchó en lo alto de las escaleras un: ya vaaaaa, y tras eso un energético Jimin bajó a la vez que se amarraba una chaqueta. Salieron de la casa con un "hasta luego" que no tuvo respuesta.

-Uh, ¿es nueva?

-Casi nueva- hizo una pausa para contemplar su adquisición- es de Hoseok.

Kook permaneció mirando la prenda por un momento. 

-Hoy tampoco irás a clase, ¿verdad?- miraba a su hermano como por encima del hombro pero a la vez con lástima.

-Noup. 

-Dejame adivinar... ¿otra vez a la casa de Hobie?

-Exacto. Pero que listo es mi hermanito- dijo sonriéndole mientras le palmeaba la cabeza. A Jungkook le estresaba un montón su forma de ser. A veces quería suprimirlo de su vida- Venga va, no pongas esa cara... sabes lo mucho que te quiero.

El menor permaneció mirándolo. Un ligero rubor rojo apareció en sus mejillas. Si, es la verdad, su hermano sentía una especie de afección muy intensa por él. Siempre habían estado muy unidos. Se querían mucho.

-Bueno enano, yo tiro por aquí, que te vaya bien en la escuela- dijo señalando a un camino de desvío que había a su izquierda- y ya sabes, no le digas nada a mamá.

Tras decir aquello cada uno continuó su camino. Jungkook siguió, como siempre, algo preocupado por la situación de su hermano. Llevaba como 2 o 3 semanas que no pisaba la facultad, y eso era un problema para él y que repercutía en toda la familia. Pero, en fin, que podía hacer. Suspiró y continuó hacia su destino.

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*DINGDONG*

Jimin esperaba en la puerta de forma correcta a que le abrieran. Ya hacía tiempo de que por las mañanas refrescara, y se iba notando. La brisa mañanera y los escasos rayos de sol que se colaban entre nubes producían unos escalofríos bastante intensos. Era la mejor época para pescar un resfriado. Escuchó pasos acercarse desde el interior. Cuando abrieron, un sonriente y feliz Hoseok a pareció al otro lado de la puerta.

-Hola pequeño- dijo a la vez que su sonrisa y sus ojos se estiraban. Jimin se ruborizó sin quererlo- Pasa- le hizo un gesto para que entrase en su pequeña casita que solo él ocupaba- ¿Qué tal la mañana?

Jimin se abrió paso hasta el salón y se acomodó en el mullido sofá que este tenía.

-Normal, como siempre supongo, no suele haber mucho que contar en mi vida.

Hoseok lo miró con cara algo extrañada, se acercó a él por detrás y le rodeó el cuello con sus brazos quedando su boca a la altura de su oreja.

-¿Quieres algo de comer de la cocina o mejor... me prefieres a mí?

Tras escuchar esas palabras si que le recorrió un escalofrío de arriba a abajo a Jimin, aunque la temperatura de su cuerpo subió.

-P-pero- giró la cabeza ligeramente hasta encontrarse con el rostro contrario de frente. Al mayor le faltó tiempo para lanzarse a su boca y comenzar un apasionado beso mojado. Jimin jadeaba, era tan intenso, los besos de Hoseok le encantaban. Este cada vez profundizaba más en la boca del pequeño- Ho-hobie... ah, aun no...- conseguía decir entre beso y beso.

El pelinaranja no parecía tener pinta de querer parar. Agarró su mandíbula con rudeza atrayéndolo así más a él. La lengua de este se abrió paso entre los grandes labios del pelinegro para así juguetear con su compañera. Jimin trataba de mostrar una ligera resistencia pero nada que el otro pudiera tomarse en serio. La mano libre de Hoseok comenzó a moverse bajando hasta la entrepierna contraria, encontrando ahí un punto de excitación del que ninguno de los dos podía negar. Acarició su miembro suavemente por encima a lo que este respondió moviéndose vagamente. Los jadeos de Jimin iban en aumento. Sin darse cuenta comenzó a mover la pelvis apretando así su miembro contra la mano de su hyung. Jimin parecía perder la cordura en cuanto comenzaban a tocar su cuerpo. Hobie volvió a acercarse a su oreja y tras dejar dos o tres mordisquitos en esta dijo:

-Venga, quítate los pantalones.