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Se bajo del autobús con, como siempre, música en sus oídos y comenzó a caminar. Iba tranquilo. El tiempo nunca le suponía un estrés puesto que Jungkook era un niño de lo más organizado. Siempre lo tenía todo bajo control. Avanzaba en su mundo, mirando al suelo, mientras tarareaba con bajos silbidos las canciones que le aparecían en el reproductor. Así, sin prisas, llegó a su destino. En la puerta había varios compañeros de su clase, que lo esperaban como a diario. Él era un estudiante de lo más ejemplar. Sus notas eran sorprendentes, siempre en su línea de perfección. También era guapo y se llevaba bien con todo el mundo, era bastante popular entre los estudiantes y alguno que otro profesor, para que mentir. Y a demás de ser bueno en los estudios se le daba genial el deporte, amaba hacer ejercicio y fortalecerse, por lo que tenía también una bonita figura. Era, por llamarlo de alguna manera, el chico perfecto que todo padre o chica desearía tener.

-¡Hey, Jungkookie!- gritó uno de sus compañeros cuando lo vio llegar- ¿Has hecho los ejercicios de gramática?

-Claro, eran bastante fáciles- dijo acercándose a ellos para, tras eso dirigirse a clase.

Jungkook estudiaba 2do año de bachillerato en uno de los mejores institutos de toda la comarca, como no era para menos. Era el orgullo de su familia. Su hermano siempre había sentido cierta envidia de él por todas su cualidades natas y bien valoradas... muy al contrario que las suyas. El menor nunca había tratado de sobresalir o de intentar ser el mejor pero para su suerte o su desgracia siempre lo conseguía. Daba igual lo que se propusiera, todo le salía bien.

Concluyeron las primeras horas de clase. Este y sus amigos aprovecharon para ir a la cafetería y descansar un poco de toda la tarea y apuntes con los que tenían que lidiar durante el día. La mayoría de sus compañeros fueron a pedir unos cuantos refrescos, mientras tanto él prefirió ir y buscar una buena mesa en la terraza, ya que solía haber pocas. Visualizó una a lo lejos y se dirigió con paso acelerado a ella para que nadie pudiera asignársela antes. Llegó y lo primero que hizo fue soltar todas sus pertenencia y acaparar sitio para marcar, de alguna forma su territorio. Una vez ya sentado y calmado alzó la cabeza, mirando al cielo, la verdad que esos días estaba de lo más despejado. De pronto, una sombra se le cruzó por la vista. Cuando se desensimismó vio la figura de alguien que le resultaba extrañamente conocido.

-N-nam... ¿Qué haces aquí?- preguntó al contrario sin mostrar mucha emoción en sus palabras.

-Trabajo, ya sabes, a veces tenemos que reponer algunos alimentos en cafeterías de colegios cercanos.

Namjoon trabajaba, si trabajaba. Dejó de estudiar un poco más tarde que Yoongi, ya que él si terminó bachillerato a diferencia de su compañero. Decidió no seguir con sus estudios ya que no había nada que le interesara realmente, a excepción de la música. Así es como se unieron tanto Yoongi y él. Fueron compañeros de clase desde una edad muy temprana y se aficionaron juntos al, por aquel entonces, innovador género del HipHop. Sus cabezas se llenaron de letras, instrumentales y ritmos por descubrir. La diferencia llegó cuando fueron creciendo. Namjoon perdió totalmente la esperanza de ganarse la vida, si es que en algún momento se lo había planteado, de esa forma, con el rap. En cambio, Suga siguió insistiendo. Para él casi el 90% de su vida era la música, no podía pensar en ninguna otra cosa. Namjoon claro que seguía escribiendo, pero lo tenía como un bonito y relajante hobby, algo que, naturalmente, hacia única y exclusivamente porque amaba. Porque, a pesar de ello, tenía que hacer algo de provecho con su vida y como no le interesaba estudiar nada más en concreto prefirió ponerse a trabajar para conseguir emanciparse del dinero de su padre lo antes posible. Este era un importante empresario de una marca tecnológica reciente la cual parecía estar dando muy buenos frutos, por lo que se podría decir que tenía la vida medianamente resuelta, al menos por el momento. Aun así él no quería para nada depender de su progenitor. Ambos no se trataban mucho. Cuando sus padres se divorciaron este se fue a vivir con su padre, el que tomó una especie de obsesión por su trabajo que, al fin y al cabo no era para nada sana. A partir de entonces Namjoon comenzó a casi no ver a su padre por casa, solo 1 vez  al mes como mucho. Tuvo que aprender a cuidar de él mismo, algo duro para un niño de a penas 12 años, pero lo consiguió satisfactoriamente. Ahora, a sus 23 años, trabajaba en un restaurante del tres al cuarto entregando comida a domicilio. Bendito momento en el que se sacó el carnet de conducir. Trabajaba casi todos los días de semana, la mayoría a media jornada aunque había días, como ese, en el que el restaurante lo conseguía enchufar a un tienda familiar de distribución de alimentos y así conseguía sacarse un dinerillo de más.

Jungkook permaneció observándolo con una mirada casi de piedra, por la cual este se extrañó pero no le dio mucha importancia.

-¿Qué tal está tu hermano? Ya no lo veo casi nunca...

-Está...- dudo momentaneamente sobre lo que decirle- bien, como siempre. Ahora anda mucho de nuevo con vuestro amigo este, Hoseok.

La cara de Namjoon se encogió ante la sorpresa, "así que seguían en contacto" pensó fugazmente. Tras eso sus pensamientos volvieron al chico que tenía delante.

-¿Y tú que tal..? Hace tiempo que no se de ti.

El menor trataba de evitarlo, tanto con palabras como con actos.

-Yo... pues bien, ya me ves, estudiando como siempre.

-Siempre has sido tan aplicado- dijo desprendiendo una sonrisa de sus labios- el niño perfecto que todos esperaban que llegases a ser, y mírate, sigues en tu línea.

A Jungkook, aunque no lo dijera le molestaba enormemente que le llamaran así y el contrario lo sabía perfectamente.

-¿Has venido a joder o realmente tienes un propósito?

El mayor volvió a sonreir ante el comentario del más pequeño, casi sin exaltarse. Caminó hacia él hasta quedar a una distancia muy poco considerable, agarrando así una de sus manos para atraerle más a su cuerpo.

-Necesito que me expliques que te ha pasado- dijo casi juntando su frente con la del contrario. Este al notar su presencia tan extremadamente cerca se alejó de un salto, dando un ligero empujón al que le retenía.

-¡Te dije que no me pasaba nada! Simplemente quería que me dejases en paz, ¿tan difícil es de comprender eso para tu cabecita hueca?- el más grande sonrió ahora sí con algo de tristeza en la mirada, sin mencionar ninguna otra palabra- Olvídame ya Namjoon, va en serio- por último y tras decir esas palabras volvió a coger sus cosas y se fue, dirigiéndose para la cafetería o Dios sabe donde. 

Nam permaneció por unos segundos con ambas manos colocadas en el respaldo de una silla y los brazos extendidos. Su cabeza miraba al suelo. "Este chico..." pensaba. Tras ese lapsus de meditación uno de los empleados de la tienda llamó su atención solicitando su ayuda para transportar una caja de patatas. "Bonito futuro Namjoon, tu príncipe azul dándote calabazas y tú cargando cajas de patatas... si, llegarás alto, no hay duda."

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2016 ⏰

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Found your way. [BTS / LEMON / YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora