𝘖𝘶𝘳 𝘩𝘦𝘳𝘥, 𝘰𝘶𝘳 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘺 | ᵀᵉᵉⁿ ᵂᵒˡᶠ | ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛꜱ | EN PAUSA

1: "Eres un chico increíble e hiperactivo" [Sterek]

Derek definitivamente no entendía qué demonios le estaba sucediendo.

Vale, debía aceptar que las cosas se habían tornado un poco tensas e incómodas entre la manada luego de la muerte del señor Stilinski. En verdad todos echaban de menos el sarcasmo de Stiles, pero éste parecía haber desaparecido por arte de magia. Todos echaban de menos el poder reírse junto al castaño, sin embargo, esto parecía no funcionar de ninguna manera, y Derek no sabía porqué sentía tristeza alguna.

—¿Derek? —llamó Scott, sacándolo de su duelo mental.

—¿Sí?

—¿Has visto a Stiles? —preguntó el moreno, y Derek pudo divisar un deje de preocupación en su tono de voz— Hace unos minutos se encontraba aquí, y no podemos encontrarlo.

—¿Ya le preguntaste a Malia? —¿Por qué le parecía incómodo el pronunciar el nombre de la coyote?— Seguramente está por ahí haciendo estupideces.

—¿Eres idiota? —Derek abrió los ojos, incrédulo— ¿Acaso olvidas que su padre murió hace unas semanas?

—Eso no le da el derecho a desaparecer cuando se le da la gana, Scott —¿Qué demonios le sucedía? Incluso él mismo se lo preguntaba, porque, bueno, ¿qué mejor manera de manejar tu frustración que descargándola con los demás?

—Eres un maldito insensible, Hale —Scott realmente se sentía y veía enojado; no podía creer que Derek en verdad estuviese diciendo esa sarta de idioteces cuando bien podría empezar a velar un poco por el único humano perteneciente a su manada. El mayor sólo pudo rodar los ojos antes de soltar un gruñido y provocar que el de rasgos latinos se fuese de allí, intentando controlar el instinto asesino que había empezado a arremolinarse en su interior.

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—¡Lo encontré, chicos! —anunció Kira mientras entraba al loft con Stiles siguiéndola por detrás. Tan sólo bastó una mirada en su dirección para que todos se diesen cuenta que tan mal se encontraba. Bajo sus ojos se encontraban unas enorme marcas moradas y sus pómulos definitivamente estaban más marcados. Su cabello se encontraba más opaco y a metros podía notarse que con suerte se mantenía en pie.

—¿Stiles? —Scott fue el primero en acercarse, tocando su rostro para verificar si todos se encontraba en orden— ¿Dónde estabas?

—Por ahí —respondió frío el de lunares antes de alejar el rostro bruscamente de las manos de su mejor amigo, evitando al máximo el mínimo contacto con alguien más.

—Deberías descansar —pronunció Lydia, quien se encontraba junto a Jordan en el sofá.

—De ninguna manera —pronunció el castaño—.  Sólo vine por algunas cosas. Estoy ayudando a Deaton en la veterinaria.

—¿Qué tenemos aquí que podría servirte? —preguntó el pelinegro finalmente. Lo más extraño para él había sido recibir aquella mirada tan gélida, contraria a la nerviosa que tanto solía divertirle antes. Un corrientazo había recorrido su cuerpo entero. De pies a cabeza.

—No necesito tu ayuda, Derek —contestó el ojimiel rodando los ojos—. Scott, Deaton me dijo que tú sabes qué es —luego, le dirigió una mirada cómplice a su mejor amigo que pareció comprender de inmediato. El de rasgos latinos dirigió al castaño hacía atrás, logrando así, que éste rozara el brazo del ojiverde, dejando una sensación realmente extraña para el pelinegro.

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—No.

—Por favor, Derek.