Illusion

New Life

Todo iba a salir mal. Todo iba a salir muy mal. Unos días más tarde me llamaron para una entrevista de trabajo y claramente acepté a ir, pero no me sentía con fuerzas para salir de casa. Mi cabeza daba vueltas después del engaño de Alfred y la declaración de Francis. No sabía qué hacer y simplemente quería quedarme en casa sin hacer nada, aunque eso era imposible. Así que reuní las pocas fuerzas que me quedaban para vestirme y salir de casa hacia la entrevista. El edificio se encontraba algo lejos, por lo que cogí un autobús para ir allí -si no tenía ganas de salir de casa no las iba a tener para andar media hora-. Cuando llegué al edificio, me acerqué al gran portal que tenía y automáticamente se abrieron las puertas. Subí en el ascensor hasta la sexta planta donde se encontraba la pequeña empresa y avancé hasta una puerta de madera oscura. Esperé un poco hasta que fuese la hora exacta y llamé algo indeciso, esperando la respuesta del interior.

- Adelante.

Abrí la puerta y entré algo nervioso, cerrándola tras de mí.

- Tú debes de ser Arthur... Kirkland, ¿no?
- S-sí.
- Encantado, yo soy Andrés. Siéntese ahí.

Señaló una silla negra enfrente de él y de su escritorio. Asentí levemente y fui a sentarme donde me había dicho.

- Bueno, ¿tiene alguna experiencia trabajando en empresas o en oficinas?
- P-pues... No mucho.
- ¿Terminó la carrera? ¿Tiene el máster?
- Sí, t-tengo todo eso.
- ¿Tiene experiencia laboral?
- No...

Todas las preguntas me llevaban a un claro fracaso. No había conseguido nunca un trabajo, ni tenía experiencia en ello. ¿Cómo van a contratarme teniendo un curriculum tan espantoso?...

- De acuerdo... ¿Se ve capacitado para el puesto de trabajo?
- ...no.

A quién iba a engañar. Ni siquiera he podido sobrellevar la pérdida de Alfred... ¿Cómo iba a estar capacitado para trabajar?

- ¿No? Entonces, ¿a qué ha venido?

¿Para qué había ido, si mi vida no iba a mejorar nada por conseguir un trabajo? Debería acabar con todo...

- Yo... No lo sé...

Me levanté de la silla sin apartar la vista del suelo.

- Disculpe la molestia...

Me giré y fui hacia la puerta para irme de allí, pero su voz llamándome me detuvo antes de abrir la puerta.

- ¡Espere! Está contratado.
- ...¿ah?

¿Era el día de los inocentes o lo estaba soñando? Me giré hacia él para comprobar que lo que me había dicho era verdad y lo miré asombrado.

- Está contratado.
- N-no si lo he oído... Pero ¿por qué?
- No siempre viene gente como usted por aquí... Todos los que vienen por el puesto son hijos de ricachones o niñatos malcriados que se creen que por ser quien son ya tienen un puesto seguro...