Lost

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Era

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Era... ¿Miércoles? ¿Jueves? No sabía ni qué día era. Llevaba desde el sábado sin salir de casa y sin comer nada. No me sentía con ganas de comer y lo único que quería hacer era olvidar... Olvidar que alguna vez conocí a Francis y a Alfred. ¿Por qué me había ocurrido todo esto a mí? ¿Era por el accidente? ¿Me merecía todo esto?... Decidí levantarme de la cama e ir al trabajo para decirle a mi jefe que dimitía... No tenía sentido seguir así, no pensaba ir a trabajar de todos modos y ya llevaba tres o cuatro días sin ir allí. Me puse lo primero que vi en el armario, cogí las llaves y salí de mi casa. Por el camino me fijé en la hora que era y me paré un momento.

- Las seis menos cuarto...

Me puse a pensar si estaría en la oficina o si solo iba por la mañana.

- ...da igual, ya que estoy voy allí...

Seguí andando hacia el edificio y llegué a los veinte minutos. Subí hasta la sexta planta y me dirigí a su oficina, llamando a la puerta.

- Adelante.

Abrí la puerta y entré cerrándola de nuevo. Me quedé justo en la puerta, sin avanzar más. De todos modos no iba a decirle gran cosa...

- Buenas...
- ¿Arthur...? ¿Qué haces aquí? Aunque la pregunta sería por qué no has venido estos días a trabajar.
- Yo... Venía a decirle que dimito...
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque... N-no puedo...

Desvié la mirada con la intención de irme ya, pero Andrés se levantó de su silla y se acercó a mí.

- Necesito una explicación más razonable que esa.

Le miré sin muchas ganas de hablar y al momento bajé la mirada pegándome a la puerta.

- ...no me siento con ganas de trabajar...
- ¿Eh? Eso es lo que dicen todos. Nadie tiene ganas de traba-
- N-no me refiero a eso...
- ¿Entonces?
- Y-yo...

Levanté la vista hacia él con la intención de hablar pero las palabras no salían de mi boca. Habían demasiadas cosas que estaban causándome todo el dolor que tenía acumulado y que me quitaban las ganas de salir de casa. Sin darme cuenta comencé a llorar y desvié la mirada de él intentando limpiar las lágrimas que no dejaban de salir.

- T-tengo que irme ya...

Me giré para coger el pomo de la puerta pero Andrés me cogió la mano, impidiendo que la abriese.

- ...¿quieres hablar?
- N-no...

Todo había comenzado por hablarle de mi vida a alguien... No quiero volver a repetir ese error y que me vuelvan a romper. Soltó mi mano y se apartó de mí mirándome preocupado.

- Está bien... No soy nadie para decirte lo que tienes que hacer...

Sacó un pañuelo de su bolsillo y me lo ofreció.

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