"Almas gemelas"

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Lo abrazó, a la vez que sentía como su llanto se intensificaba.

Los sollozos del chico lo golpeaban, como si su alma estuviera siendo estrellada contra la pared una y otra vez. Dan enterró su cabeza en su cuello y Phil pudo sentir las lágrimas tocar su piel, mandando pequeños escalofríos por su espalda.

Lo sostuvo en sus brazos y apoyó sus labios en su pelo, plantando un simple beso de consuelo. Se sentía como sostener a un niño pequeño y débil, además de roto. Aún así, entre los sentimientos que se abultaban en su garganta, no existía la tristeza. Justamente era por su insensibilidad, que sentía como si su pecho punzara, su caja toráxica trancada.

Era su mejor amigo, ¿por qué no podía ponerse mal por él? La pregunta, claramente, era sobrante. Las razones por las que no estaba triste abundaban dentro de su maldito y egoísta cerebro. Pero Phil no podía permitirse pensar así, no podía permitir, en este momento, que ninguna de esas ideas saliera a flote.

-La odio... -murmuró Dan de repente, su respiración cortada.

El pelinegro solo acarició su espalda; era obvio que no la odiaba; no habrían sido novios por dos años si así fuera. Dan simplemente estaba rabioso, lleno de ira y era completamente normal. La pelea había sido horrible, y Phil había sido testigo de ello.

El ambiente había estado un poco tenso desde hace unos días y ni siquiera Katie parecía querer arreglar nada. Ella se había sentado en una punta del sillón, con los brazos cruzados y el seño fruncido toda la tarde.

Dan había decidido ignorarla, por lo que a veces comentaba cosas a Phil, fingiendo una sonrisa y riendo de manera exagerada. Él no había querido meterse mucho en el tema, ya que claramente eso era algo entre ellos dos, y por lo tanto, se había ido a su habitación temprano.

Fue cuando cerró la puerta que escuchó el primer grito.

-Si tu sabes como me siento, ¿por qué lo dirías? -ella parecía a punto de ponerse a llorar.- Es que me pones en una situación tan incómoda... -la chica hizo una pausa- ¡Deja de reírte, ¿qué te pasa?! Eres un inmaduro...

-¿Inmaduro? -repuso Dan, de repente dejando escapar una amarga y fuerte risa sarcástica.- ¡Podré ser infantil pero inmaduro no soy! 

Ella soltó un suspiro exasperado, pero él continuó.

-¡No soy perfecto! ¿Ok? ¡No puedo ser perfecto y nunca lo seré! Por más veces que intentes moldearme, cambiarme, para que entre dentro de tu pequeña cajita estereotípica, no vas a lograr que sea perfecto...

Phil se dejó caer en el piso, recostando su espalda contra la puerta. Sabía que espiar estaba mal, pero no podía evitarlo, la curiosidad lo atraía como una polilla a la luz. Al mismo tiempo, había una extraña sensación dentro de su pecho, algo horrible y vacío que lo desconcertaba. No podía evitar sentirse como un niño, encerrado en su cuarto y escuchando a sus padres pelear.

Por otro lado estaba él, ese pequeño demonio en su hombro que susurraba palabras impronunciables ante su oído; pensamientos egoístas y prohibidos.

"¿Qué pasaría si terminaban? ¿A quién acudiría Dan por consuelo? ¿Podría Phil aprovecharse de su situación y...?"

Phil cortó el hilo de sus pensamientos antes que estos volvieran a tirarlo dentro del abismo de su mente. Volvió a la realidad, al presente, en el cual sostenía a su mejor amigo entre sus brazos, consolándolo porque su novia le había cortado.

Inspiró y suspiró largamente, ya había aguantado esto por bastante tiempo, podía aguantarlo un poco más.

-La odio tanto... ¿por qué...- Dan hizo una pausa para alejarse y limpiar sus lágrimas con las mangas de su buzo.- ¿Por qué no puede ser más como tú?

Dan & Phil One-Shots (en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora