Despertar puede ser una tarea realmente complicada cuando la noche parece haberse escabullido entre los suspiros de las agujas de un reloj, cuando no trascurre ni un solo minuto entre el momento en que apoyamos la cabeza y el en que abrimos los ojos. Esa era mi sensación, no parecía haber dormido, estaba tan cansado como a la noche, antes de acostarme.
Lavarme la cara no fue mas grato que despertarme, el agua estaba tan fría como el mar.
Estiré los brazos, ya vestido miré por mi ventana, afuera el sol en lo alto me aseguraba haber perdido la mañana entera, algo... algo había pasado...
Me senté al borde de la cama, apreté los ojos como si eso pudiera traer hasta mi el recuerdo que estaba buscando...Oscuro... oscuro... ¡Claro! Mi sueño, recién lo recordaba, la oscuridad, el llanto, mis pasos cortos y un ruido... y... y... y nada más, no había nada más.
"Raro" pensé.
Tome mis cosas y me dirigí al comedor, llegaría al menos para el almuerzo.
-¿Cuál es el menú de hoy?- pregunte sin siquiera observar el folleto con las distintas opciones que se hallaba junto a mi copa de agua.
-Arroz con salsa de calamares Sr.- Todos los días la misma señorita atendía mi mesa. Ni siquiera levantó la mirada de su blanco anotador, estaba tan acostumbrada a que la gente preguntara que ya no le enojaba que no leyeran las opciones del reducido menú.
-Puede si no, ordenar carne, pero le aconsejo el arroz, esta realmente sabroso- Continuaba sin levantar la vista.
Sabroso... palabra que pocas veces había usado, me deje tentar...
-Que sea arroz entonces, gracias- Giró, y se retiró. Mire alrededor, no me preocupaba encontrar su oscuro cabello, aquella tarde en que nos conocimos me había comentado que adoraba almorzar frente al mar, así que este día no iba a ser la excepción.
Comí todo mi arroz, era sin duda, "sabroso", la palabra que lo definía, su aroma exquisito no llegaba ni a presentar el juego de sabores que abordaban la boca de quien probaba aquella maravilla gastronómica, maravilloso no por lo complicado de su preparación, ya que realmente, no era muy elaborado, lo que lo convertía en una obra de arte eran los detalles que dejaba marcado en cada una de mis papilas gustativas, realmente... "sabroso".
A tal punto fue mi agrado, que anoté incluir esta comida en la dieta del personaje de mi historia, el no podía perderse semejante manjar.
Miré por la ventana y me perdí en el horizonte...
A veces la confusión se apodera de ciertos momentos, pero tarde o temprano desaparece... de esfuma, dispersando su humo poco a poco va aclarando, los primeros rayos de luz son extraños, lentamente todo va iluminándose... lentamente, los ojos vuelven a tener uso... Los músculos se relajan... y lo oscuro pasa a ser claro.
En el paladar, el sabor de no entender como pudimos haber tenido tantos problemas para resolver algo así... lo importante... es que esta resuelto.
Esta reflexión me extrajo de mi mismo durante un instante, ese imaginar con los ojos abiertos es algo que suele ocurrirme...
Mire nuevamente a mi alrededor, en el comedor, solo estaba yo.
Salí a caminar, esta vez llevaba mis zapatillas en las manos y mis cosas en la mochila. Recorrí la orilla del mar en sentido contrario al café de siempre.
Mientras miraba la espuma dibujar formas extrañas que luego borraba con la misma simpleza que las creaba, me vino a la mente la dificultad que tenemos comúnmente, para cambiar, para animarnos a romper esas estructuras que, aunque nos perjudiquen o molesten, nos empeñamos en fortalecer.
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Un sueño entre la Tinta y el Mar
EspiritualEl amor puede hallarse donde menos lo esperamos. Las preguntas más profundas pueden tener su respuesta escrita en la arena. Todo puede pasar cuando un escrito que ha perdido su inspiración sale en busca de su último libro.