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Sí, se que mi vida era completamente aburrida, yo también lo noto. Noto que que no sirvo para nada o que simplemente mi vida no es una de esas historias merecedoras de contar. Que todo lo que hago es mi aburrida vida no emocionará a mis hijos cuando se lo cuente. Lo cierto es que desde que llegó Hugo tengo un presentimiento muy extraño, es como si todo fuera a cambiar por completo. Como si esta mierda de vida fuera a convertirse en un subidón de adrenalina constante. Como si montaras en una montaña rusa interminable de movidas curvas. Estoy segura que todo cambiará después de la " mini cita de esta noche "...

- Val , ¿ quieres parar ya con el colorete ?

- Un poco más.

Me sorprendió bastante que Val quisiese que me maquillase cuando ella va lo más informal posible a todos lados. Arreglarse no es uno de sus puntos fuertes que digamos.

- ¡ Manu la... ! Mierda, mierdaa.- grité.- ¡ Me has quemado la sudadera retrasado !¿ Que me voy a poner ahora ?

- Esto...- dijo Val con la boca abierta y con un vestido rojo, con gran escote que apenas llegaba por encima de las rodillas, que además ni sabía que estaba ahí.

- No me pienso poner eso.

- ¿ Que no ? Ya verás como sí.

Estos dos bestias me tuvieron media hora forzada e intentando ponerme el vestido salvajemente. Lo consiguieron. Me quedaba bastante bien y lo acompañé con unos tacones negros no muy altos. El el bolso me eché las Nike blancas que nunca vienen mal.

Se escuchó el claxon del coche de Hugo y después un " Yuju " de Val, seguido de una mirada con ojos en blanco de mi parte.

Salí luciendo mi vestido y me encontré a Hugo guapísimo llevaba unos vaqueros ajustados negos , una camisa blanca por fuera y una americana negra. Estaba muy sexi.

Él se quedó observando la forma en la que iba vestida.

- Cuidado que es mi hermana.- se escuchó por detrás a Manu.

Hugo levantó las manos en señal de que no iba a tocarme, y yo me eché a reir.

Hugo me llevó a un restaurante súper bonito, demasiado pijo para mi estilo. Al parecer él notó que no era mucho de mi estilo y nis dirigimos a un bar un poco menos formal.

Durante toda la cena me estuvo mirando muy fijamente y me sentí incómoda.

- Hugo, deja de mirarme por Dios. Me estás poniendo nerviosa.

- No puedo.- confesó.- Eres preciosa.

Al momento me puse colorada ( típico en mí ) el pagó en seguida y me cogió de la mano hasta arrastrarme prácticamente a la calle.

- ¿ A dónde vanos ahora ?

- Es una sorpresa.- me cogió de nuevo y comenzamos a correr.

- Hugo , Hugo . Espera.- me paré, saqué las Nike de mi bolso y me cambié de calzado.

- Ya era hora.- sonrió.

Guau... Estamos en una especie de casa gigante, bueno en la puerta, es preciosa y muy alta. Apuesto a que se ve oa ciudad completa desde allí arriba.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2016 ⏰

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Colgada de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora