10. Escape I

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Taehyung seguía llorando en brazos de Hoseok, haciendo que éste se preocupara demasiado por él, mientras lo acariciaba suavemente en la espalda.

─ ¿Qué ocurre, Tae? Dime, por favor. – Le pidió, haciendo que éste hiciera un esfuerzo por dejar de llorar.

─ Nada. Es solo que... que me conmueves demasiado. Eres muy bueno conmigo y nunca nadie me había tratado como tú lo haces. – Le explicó, limpiando sus lágrimas y tratando de levantarse, ayudado por Hoseok.

─ No es por bondad y lo sabes. Es amor, te amo y por eso te cuido. – Lo miró ahí, de pie junto a él.

─ Lo sé. De todos modos, te lo agradezco mucho, demasiado. – Lo miró y luego se acercó para besarlo con suavidad.

─ No agradezcas nada, mejor vamos a bañarnos, y luego, saldremos a trabajar. Tengo tres días para arreglar todo antes de irme a Seúl. –

─ Si, está bien. – Contestó, metiéndose bajo el chorro de agua caliente junto con Jung, y tratando de apresurarse. Respiraba con profundidad, conteniendo las enormes ganas de salir corriendo de ahí y alejarse de esa situación en la que vivían.

Terminaron de bañarse y luego se vistieron para poder bajar a desayunar. Jung ordenó que también les sirvieran a los señores Kim y al doctor Jin.

No los trataría como a unos prisioneros más, pues eran la familia de la persona más importante en su vida, así que les haría ver la clase de hombre que podía ser.

Mientras desayunaban, Seokjin observaba a su hermano quién sonreía con Hoseok y dejaba que le tomara la mano, imaginando que para Taehyung era algo feo y asqueroso. Sus ojos no podían ocultar su molestia, haciendo que Jung se diera cuenta.

─ ¿Tiene algo malo la comida, doctor? – Le preguntó, mientras no dejaba la mano de Tae.

─ No, nada. –

─ ¿Entonces cuál es su molestia? – Le preguntó. Algo le decía que era por verlos juntos, a su hermano y a él, pero quería que el doctor lo aceptara en su cara.

─ ¿Podría hablar con usted después de comer, comandante? – Le pidió. No quería que sus padres se dieran cuenta de nada.

─ Lo haremos en la tarde, cuando regresemos Tae y yo. – Le indicó, haciendo énfasis en el TAE.

─ Claro, como diga. – Y Jin trató de mejorar su semblante, pues su hermano le dio a entender con su rostro que era lo mejor.

─ Podrán vivir aquí de nuevo, comer y usar los servicios como antes. No veo lo que eso tenga de malo. – Comentó Jung, molesto.

─ Claro que no tiene nada de malo. – Dijo el señor Kim, feliz de poder gozar un poco de los privilegios que tenían antes.

─ Le estamos muy agradecidos comandante. – Comentó la señora Kim.

─ Claro, muy agradecidos. – Terminó Jin, aunque su tono de voz era contenido.

─ No somos unos salvajes. Ni tratamos a la gente como animales. Los norcoreanos somos gente civilizada que sabe que las personas no pueden vivir eternamente en colchones en el suelo. – Les dijo, tratando de sonar indiferente.

─ Gracias, Hoseok hyung. – Le dijo Taehyung, sonriéndole y haciéndole ver la cercanía que tenía con él, provocando en Jung una enorme felicidad.

Tomó al menor de la mano y después de despedirse, salieron hacia el jeep como todos los días.

Seokjin esperó a Nam Joon quién los llevaría a él y a sus padres a sus diferentes trabajos. Todo era igual que antes, excepto que ahora estaban en la casa que realmente les pertenecía, y su hermano era la puta del comandante.

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