4. Estrechando lazos.

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Durante el resto de la semana las cosas fueron sucediendo de manera similar.

El capitán Nam Joon iba por ellos a la escuela, y una vez que dejaban a Jin en el hospital, ambos regresaban al cuartel para que Taehyung se pusiera el uniforme y llevara a Hoseok a donde él quisiera. Generalmente era a recorrer las granjas, para ver el ganado, los sembradíos, etc. En eso se pasaban la mayor parte del día y después se iba a descansar. Eso era todo.

Nadie en el pueblo tenía más autoridad que Hoseok, y eso le era bastante útil a Taehyung, pues de alguna forma siendo su chofer también tenía algunos privilegios, como comer de lo mismo que él o bien, entrar en lugares que a otros vehículos les estaba negado.

Por otro lado, Hoseok se había vuelto más tranquilo con él. Una vez que logró que él muchacho hiciera lo que él quería, simplemente lo dejó en paz, cosa que para el chico era relajante. Incluso a veces lo dejaba entrar al cuartel pues hacía demasiado sol para estar en la calle y eso Taehyung realmente lo agradecía.

El muchacho también noto que Hoseok era muy popular entre la población. De manera natural, los chicos se le acercaban e incluso le coqueteaban, generalmente sin lograr nada, pues el hombre era demasiado consciente de su rango como para flirtear con cualquiera.

Las chicas lo veían pasar, y algunas le sonreían de manera especial, pero el resultado era igual que con los muchachos, indiferencia.

Nadie sabía si el hombre era casado o soltero, siempre estaba solo y jamás se le había visto flirtear con alguien, y tampoco alguien conocía sus gustos en cuanto a una pareja.

Entre los soldados se cuchicheaba que era viudo, y que estaba dolido por la pérdida de su mujer. Otros decían que nunca se había casado porque su mente solo estaba dirigida hacia una meta, llegar a ser General.

Y bueno, se decían muchas cosas, pero nadie sabía a ciencia cierta cuál era la verdad, aunque todos lo apreciaban pues era una persona justa, con sentido de responsabilidad y trataba de siempre cumplir con su deber.

Así que de lunes a viernes, Taehyung llevaba a Hoseok para que hiciera los diferentes recorridos, observando y dirigiendo la vida en el pueblo.

El sábado, después de comer, Hoseok, Nam Joon y el resto de los oficiales iban a un club nocturno, donde se relajaban del trabajo diario, tomando un poco de alcohol y jugando cartas. Había muchas chicas que, coquetas, les servían y los atendían muy sonrientes.

Estar ahí los ayudaba a relajarse, por lo que cuando salían unas dos o tres horas después, estaban de mejor humor. Los soldados que servían de choferes los esperaban platicando entre sí, o bien, durmiendo dentro del auto.

Un sábado, cuando Taehyung llevaba un mes siendo el chofer de Hoseok, el muchacho se caía de sueño, y pensó que como Jung entraría con sus amigos para pasarla bien por un buen rato, él podría dormirse dentro del Jeep hasta que diera la hora de regresar.

Se acomodó en el asiento del chofer y luego de cerrar los ojos, se durmió profundamente, sin darse cuenta de nada más.

No supo cuánto tiempo pasó, pero de pronto unas voces estrepitosas lo despertaron. Unos fuertes golpes en el vidrio de la ventana le hizo abrir los ojos y vio a tres oficiales norcoreanos que le hablaban a gritos, haciéndolo que bajara el vidrio.

─ Baja del auto, princesa. ¡Ahora! – Le gritó uno de ellos, que se notaba que estaba bastante tomado.

Taehyung lo miró molesto, pero pensó que si no obedecía lo acusarían con Hoseok y éste lo castigaría por no obedecer a un oficial. Así que se bajó del auto y salió, con el rostro muy serio.

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