Han pasado dos días desde que Matías se fue, y yo aun no encuentro la carta, la he dado por perdida, pienso que siempre he sido una admiradora fiel de los detalles, trato de ser tan detallista como puedo con los que me rodean, porque de vez en cuando es importante que los demás sepan lo que significan para ti, lastima que a veces somos ignorados y hasta maltratados al hacerlo porque hay personas que creen que se lo merecen, y eso apesta, ¿No les ha pasado que dan demasiado y reciben lo que es igual a absolutamente nada? Y entonces empiezan las comparaciones para ver si hay algo mal en ti, justo en ese instante decidimos dejar de quedar como idiotas, triste, pero no es agradable esa sensación de indiferencia, da asco.
Sería importante analizar el cúmulo de momentos que nos han hecho más fuertes (indiferentes), trataré de enumerar los míos:
Tengo un problema con la aceptación que me hace no tener opinión en ciertos casos, o ceder la mía en contra de lo que pienso. Cuando era pequeña, no tenía muchas amigas, era de las que les gustaba mas correr (Aunque no lo crean), saltar, y era en exceso inquieta, para mí el recreo no era para sentarse a hablar sobre el niño lindo, muy pocos fueron un éxito en la escuela, y yo no estoy en ese grupo, las niñas se ponían de acuerdo para no hablarme, por mucho tiempo fui la única chica en un grupo de tres varones que me cuidaban como a una hermana, me gustaba el fútbol ¿Quien lo diría? Pero en aquel entonces no sería aceptada si seguía mi interés, y por ganarme la aceptación, ¡La tan sobrevalorada aceptación! Me perdí a mi misma a tal punto que sólo atajo un balón cuando se estrella contra mi cara (si es que eso cuenta), solo así logre que las niñas me hablaran, me gustaban las muñecas, tenia muchas, pero en la misma proporción o quizás hasta mayor me gustaba estar al aire libre, sudar, cosa que actualmente no soporto, creo que todos hemos hecho concesiones para encajar.
En la secundaria me fue un poco mejor aunque nunca estaba satisfecha ni conforme, da la casualidad que mi opinión jamas era tomada en cuenta, a pesar de tener buenas calificaciones, estar dentro de los cinco mejores promedios y tener un círculo de amigas bastante amables, solo que mi voz nunca fue lo bastante fuerte, no podía expresarme bien al hablar, se me hacía una odisea explicar lo que pasaba por mi mente, creo que por eso comencé a escribir, era mi manera de alzar la voz, me daba curiosidad la gente que actuaba de manera tan segura, los observaba, me intrigaba su manera de ser e imaginaba como serían las cosas si yo fuera de ese modo. ¡Bah! ¿Quien no pasó por eso alguna vez? Son esas situaciones que nos hacen creer que la indiferencia es la mejor política, nadie es realmente fuerte, duro, indestructible, y el que más lo parece está destruido por dentro, sólo aprendemos a lidiar con la inferencia, nos volvemos tan indiferentes como podemos para sobrevivir. El problema conmigo está en que no aprendo la lección, jamas, puedes ser la persona mas imbécil, y seguiré estando allí, eso me enfurece a un nivel de hastío increíble. ¿Por qué me quejo tanto? ¿A qué se debe mi mal humor? No lo se, no se si es que extraño a Matías aunque me llama a diario, o es la actitud de Any que ya me está cansando, la salida del sábado no salió nada bien, fuimos al centro comercial, a una tienda que se asemeja a Forever 21, a Any le gustan las cosas de allí, y gracias a mi trabajo en la oficina tenía el dinero suficiente para regalarle lo que ella quisiera, pero la niña estaba de un humor de perros, al final no eligió nada y fuimos a comer, ella quería lasaña así que fuimos a Alejandro's, ya estando en la mesa esperando nuestra orden me propuse a forzar la conversación (Mala Idea).
- y bien, ¿Me dirás qué te pasa? Dije tratando descifrar su enojo sin razón.
- ¿Por qué siempre estás psicoanalizando a la gente Ina? Fastidias.
- No lo hago, solo quiero saber qué hice para que estés tan molesta conmigo.
- No estoy molesta contigo, estoy molesta en general.
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Ina
Teen Fiction¿Que tan a menudo se cumplen los sueños? ¿Cual fue el momento exacto en el que todos dejamos de soñar?, pues Ina solo tiene veintiuno y está en el momento más crítico, donde cada decisión cuenta, donde la inspiración según ella es valor, y donde día...