Capítulo 10

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Kiara había vuelto a la actividad, tras la constante persistencia de Nama. De todas formas,Asha no tenía la salud como para andar por ahí. Esto preocupó a Nama.

"Todo esto es tu culpa, madre." Le dijo a Kiara mientras iban de caza. "Asha se está muriendo."

"Nama, no sé cómo ayudarla." Admitió Kiara.

"¡Puedes animarla a que se mueva!" Gritó Nama.

"Cariño, por favor. Vas a espantar al rebaño." Susurró Kiara.

Nama puso los ojos en blanco, agachándose junto a su madre y acercándose a un rebaño de cebras. Nama se adelantó a su madre, saltó encima de una cebra y Kiara la imitó. La cebra cayó, y Nama se bajó de ella. Miró a su madre antes de cargar con la presa de vuelta a la Roca.

"Madre, necesitas hacer que Asha coma algo. Ambas sabemos que morirá si no come algo pronto." Avisó Nama.

"¿Lo harías por mí, cariño?" Pidió Kiara.

  Nama puso los ojos en blanco, de nuevo.

"Bien..." Murmuró mientras arrancaba un trozo de pierna de cebra y caminar hacia la Roca.

Nama entró en la guarida y encontró a Asha sentada, mirando al suelo.

"Asha, te he traído comida." Dijo Nama amablemente.

"No tengo hambre." Contestó, aunque su estómago le dolía.

"Por favor, come algo, Asha. Lo necesitas." Rogó Nama.

"No quiero." Susurró Asha.

"Por favor..." Rogó Nama de nuevo.

Asha se giró para ver a su hermana. Su cara estaba marcada por las lágrimas y sus preciosos ojos verdes estaban tristes y sin brillo. Asha débilmente caminó al lado de su hermana. Nama probó un poco de la carne, y Asha la imitó.

El trozo de carne hizo que algo dentro de Asha fluyera. No quería admitir que ese pequeño trozo de carne que acababa de comer, le hizo sentir mejor.

"Aquí tienes." Sonrió Nama, sintiendo que Asha se sentía mejor. "Hey, ¿puedo decirte algo?"

"Sí, claro." Contestó Asha.

"¿Puedes prometerme una cosa?" Preguntó. Asha asintió. "Por favor, no te dejes enfermar. Leah querría que vivieras una vida feliz."

"Está bien, lo intentaré." Prometió Asha.

"¡Vamos, salgamos afuera!" Dijo Nama

Asha se levantó y siguió a Nama. El sol sentó genial en su piel. Le proporcionaba un calor que no había sentido antes.

"¡Asha! ¡Estás fuera!" Llamó Koda, corriendo hacia ella.

"Si, estoy fuera." Contestó Asha.

Lisa corrió hacia ella y la saludó, contenta de que hubiera salido de la cueva. Bora se mantuvo alejada de Asha, escondida detrás de Koda. Asha tan sólo la amenazó con la mirada.

"¿Aún sigues aquí?" Murmuró Asha.

"Por supuesto." Contestó Bora.

"Vale, no os peleéis." Dijo Koda. "Asha está por fin fuera, no vamos a discutir con ella."

"Koda tiene razón, no discutáis." Dijo Sefu.

"Venga, vamos a jugar al manantial." Sonrió Lisa.

Los cinco cachorros corrieron hacia el manantial. Nama les observaba contenta de que su hermana finalmente hubiese abandonado la cueva. Ahora lo único que le preocupaba eran su hermano y Kijivu.

El rey león 4: el reinado de Kiara (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora