Capítulo 15: Domina tus emociones.

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POV Marinnette.

Los dedos que sostenían mi copa de vino se crisparon.

- Debo retirarme querida. -dijo la mamá de Alya guardando la revista de chismes en su bolso- Pronto empezará el baile...-Terminó y se fue dejándome en la mesa, sola.

Caminó y se unió a la multitud que formaba un círculo alrededor de la pista de baile sin percatarse que mi sonrisa había desaparecido por completo.

Inspiré profundamente, cerré los ojos y exhalé el aire retenido.

-Damas y caballeros...-habló el presentador obligándome a abrir los ojos y a levantarme para observar mejor a mis mejores amigos.- Ahora con ustedes, en su primer baile como esposos: ¡Alya Césaire y Nino Lahiffe!

Dejé mi copa en la mesa y aplaudí con todos los invitados.

Nino y Alya se acercaron al centro de la pista tomados de la mano, y una luz los iluminó. Entonces pude ver la sonrisa enamorada que ambos se daban. Sus ojos eran suaves y la felicidad en ellos irradiaba cierta magia en el ambiente.

Alya puso su mano en el hombro de Nino, y él acomodó la suya en su cintura.

La versión de Louis Amstrong de "La vie en Rose" comenzó a sonar acallando los susurros, y la pareja comenzó a moverse al ritmo de la canción.

No pude evitar volver a estirar mis labios en una sonrisa.

Bailaron mirándose a los ojos, sin percatarse en toda la gente que los observaban.

Pareciera que no existía nadie más en el mundo para ellos. Estaban solos. Solos y juntos.

Tragué saliva.

Alya levantó la mano y acarició la mejilla de Nino. Este último la tomó y acercaron sus rostros hasta besárse dulcemente.

Todos volvimos a aplaudir, y la música terminó.

Sonreí orgullosa de ellos mientras se abrazaban una última vez y se separaban para bailar con los invitados que poco a poco llenaban la pista.

Mi corazón no paraba de latir y eso dolía.

Bajé la mirada a mis manos y las apreté intentando ignorar las astillas que se incrustaban en mi pecho al recordar mis antiguos planes.

Muchos meses atrás tenía en mente traer a Felix a este evento.
Si las cosas continuaban como lo habían hecho hasta ese entonces, este día iba a ser el verdadero inicio de todo.
Lo hubiera presentado a los amigos y conocidos de Alya y Nino, llamándolo: "mi novio"; conocería a  mis padres y acordaríamos cenar algún día con ellos.

Bailaríamos juntos, charlaríamos y reiríamos; y tal vez jugaríamos a ser felices, y fingir que nos pertenecíamos...

Suspiré.

Pero no...

Tragué saliva.

Felix nunca me pertenecería.

Apreté la mandíbula.

Y nunca lo hizo...

-¿No deberías bailar?-preguntó una voz masculina interrumpiendo mis pensamientos.

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