El corazón de Kibum se aceleró, casi perdió la compostura mientras caminaba hacia los sillones para sentarse, pero se controló, hasta crusó las piernas y se sentó en una postura tan informal como la de él.
- De acuerdo –contesto con calma.
Choi lo miró de nuevo analizándolo, como intentado decidir como debía manejarlo. A Kibum le molestó la idea de ser manejado, pero se obligó a clamar su irritación, sabía hasta qué punto podía Choi ser persistente, cuando quería, debía mantener ordenados sus pensamiento, y no dejar que lo enfadara.
Choi lo miró en silencio, y Kibum supo qué quería. Había planteado una pregunta, y esperaba la respuesta.
Kibum no pudo contener su atisbo de enfado, aun después de todos los meses transcurridos, al recordar el motivo de su distanciamiento. Lo miró fijamente y decididó explicárselo sin rodeos. - Encontré el informe que tenías sobre mí –dijo, vocalizando en extremo las palabras-. Estuviste investigándome.
- ¡Ah! –dijo Choi, llevándose las manos a la cara y mirando la por encima de ellas-. Así que era eso.
Guardó silencio durante unos segundos y luego dijo:
- Por supuesto que lo hice.
- ¿Por supuesto? Invadiste mi intimidad...
- Como tu invadiste la mía –lo interrumpió con calma-. Ese informe no estaba a la vista.
- No. Busqué en tu escritorio –admitió sin dudarlo.
- Por qué.
- Me sentía raro contigo, buscaba algunas respuesta.
- ¿Y por qué no me preguntaste? –Sus palabras eran tan afiladas como un estilete.
Él sonrió sin un atisbo de alegría.
- Lo hice, muchas veces. Eres especialista en evadirte de todo tipo de preguntas, me he acostado contigo, y no sé más de ti ahora que lo que sabía el día que te conocí.
Minho insistió.
- ¿Por qué te sentías incomodo? Nunca te he asustado, nunca te he presionado. Sabes que dirijo mi compañía, que soy solvente y que no huyo de nada.
- Ya has vuelto a hacerlo –puntualizó Kibum-. Tu habilidad para evadirte es extraordinaria, me llevó cierto tiempo descubrirlo, pero después me di cuenta de que tú nunca contestas mis preguntas, siempre respondes; es cierto, pero lo haces con otra pregunta y te olvidas de la mía de forma sistemática.Choi lo miró un momento y siguió hablando.
- No me interesa hablar sobre mí. Ya conozco los detalles.
- Pero según parece, eso no es válido para mí ¿no? –Preguntó Kibum con dulzura-. Quería saber cosas sobre ti, pero nunca llegaba a ninguna parte y sin embargo, yo no te he investigado.
No me habría importado que lo hicieras.
Choi pensó que en cualquier caso no habría encontrado mucho sobre él, los grandes acontecimientos de su vida, después de su graduación, no podían encontrarse en registros públicos.
- Pensé que era asunto tuyo.
- ¿Y eso es todo? Entras en mi vida, y después rompes nuestra relación porque te molesta que te haya investigado ¿Por qué no me gritaste, o me lanzaste algo, simplemente? Por Dios, Kibum. ¿No crees que fuiste demasiado lejos?
Su tono revelaba al mismo tiempo la incredulidad y el enfado. Al parecer, consideraba que la reacción de Kibum había sido histérica y desmesurada.
Kibum intentó controlarse, momentáneamente paralizado por la situación ya familiar de oír cómo Choi le echaba la culpa de todo, ocurriese lo que ocurriese, él siempre era el responsable, por no ser suficientemente bueno. Desechó sus recuerdos, no dejaría que nadie volviera a tratarlo así. Sabía que no había manejado muy bien el asunto, pero sólo en cuanto al método. La cuestión principal le parecía fuera de toda duda, su voz sonaba fría cuando contestó.
- No; no creo que fuera demasiado lejos, me sentía incomodo contigo desde hacía mucho tiempo. Saber que me habías estado investigando fue la gota que colmó el vaso, pero no fue la única razón.
- ¿Por qué no te conteste unas cuantas preguntas? –Preguntó, de nuevo con incredulidad.
- Entre otras cosas.
- ¿Cómo cuales?
- Como tu costumbre de encargarte de todo, de despreciar mis objeciones o mi preguntas como si no hubiera dicho nada.
- ¿Objeciones a qué?
Ahora sus palabras sonaban afiladas como un cuchillo, sus ojos estaban entrecerrados y brillantes.
Un poco sorprendida, Kibum se dio cuenta de que Choi estaba enfadado de nuevo.
Movió la mano con un gesto vago.
- Muchos detalles. No llevo el inventario.
- Me sorprende totalmente –murmuró.
- Pero siempre estaba excediéndote. Si yo intentaba ir de compras, tu insistías en que esperase hasta que pudieras venir conmigo, si yo quería ponerme un jersey cuando íbamos a salir, tu insistías en que me pusiera una chaqueta. Por todos los diablos, Choi, ¡hasta has intentado que me cambie de banco!. -Tu banco está demasiado lejos –dijo, subiendo las cejas-. El que te sugerí es mucho más conveniente

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ATRAPADOS (MINKEY)
RomanceKim kibum y Choi Minho se quedaron atrapados en un edificio de Seúl a causa de un apagón. Sin embargo, entre ellos saltaban chispas suficientes como para iluminar la ciudad entera. * ADAPTACIÓN *