Joy & Rich (PAUSADA)

| Capítulo IV |

12 de febrero, 5:52 pm, cafetería Paradise.

La muchacha de cabello pelirrojo se acerca a la mesa donde se encuentra Jack, para tomar la orden de él. Está esperando desde hace casi media hora. La mesera pregunta si desea tomar algo mientras espera. El muchacho rechaza amablemente y le dice que pedirá cuando llega la persona a la que espera. La pelirroja se aleja con una sonrisa.

Desde el día del campamento, Jack no ha hablado con Joy. Cada vez que por casualidad se topaban en la escuela, ella lo evitaba. Parece como si se hubiera desconectado por completo del mundo por esos días. Hasta hace el viernes pasado. Joy llamó a Jack, preguntándole si quería quedar con ella en esa cafetería.

Nate estuvo enojado unos días con Jack, por haberse puesto del lado de Joy y no del suyo. Aunque después de considerarlo por varios días, se dio cuenta que su amigo se había puesto simplemente del lado que consideraba correcto y que no podía seguir enojado con él.

Comenzaba a atardecer. La cafetería se encontraba en la terraza de un edificio de tres niveles. Desde ahí, se miraba el resto de la ciudad y el atardecer parecía un espectáculo desde ahí. A la orilla de las grandes ventanas se encontraban pequeñas velas, las cuales los meseros comenzaban a encender. Eso le daba al lugar un toque confortable e incluso romántico.

Pasó media hora. Y luego una hora más. Y otra más. Joy no llegaba. Jack había comenzado a impacientarse desde hace un largo rato. Le había pedido a Mandy, la mesera pelirroja, tres cafés ya. El restaurante se había vaciado ya, y a Jack le parecía que comenzarían a cerrar. Pasó a la caja y le pagó a Mandy, la mesera, los cafés que había tomado e incluso le dejó una pequeña propina, ya que se había portado muy amable con él. Es más, se portó tan amable que Jack creyó que no sería tan extraño que él le contara qué hacía allí.

— No te preocupes. — dijo Mandy, antes de que Jack saliera del local. — Seguro tendrá una buena razón.

No podía creer que lo haya dejado plantado.

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Pero Joy no lo hizo con intención. Toda la vida ha sido una persona muy olvidadiza. También amaba dormir. Esa combinación no era la mejor en ocasiones. Se encontraba en su casa, y recién acababa de despertarse cuando vio que el cielo ya se había oscurecido.

Por su mente no pasó en ningún momento que hubiera tenido que ir una cita con un buen chico como Jack. Se dirigió a la cocina y encontró ahí a su hermano, que se encontraba sentado en un banco alrededor del desayunandor. Estaba sumido en sus pensamientos. Tanto así, que no notó cuando Joy entró a la cocina.

— Richard. — saludó Joy cuando vio que él no se había percatado de su presencia. — ¿No quieres cocinar algo para mí?

Rich la observó pero decidió no responder. Estaba ocupado intentando organizar sus pensamientos.

— Hey, ¿qué tienes? — inquirió su hermana.

— Creo que estoy enamorado de June.

No paraba de pensar en ella nunca. Desde lo que pasó aquel día, cuando ella fue a su casa luego de la práctica de porristas, no había dejado de pensar en ella. Ese día no observó su cuerpo fijamente, pero sí lo suficiente para saber que cada pequeña curva que tenía era perfecta. Y no sólo eso, lo que siente cada vez que la mira a los ojos no tenía otra explicación.

— Claro que no. — replicó Joy, al escuchar las palabras de su hermano. — Creo que todo es una ilusión. Estas ilusionado. Tienes una visión tan poética y hermosa sobre June. Pero no puedes saber de verdad si estás enamorado, ya que nunca has estado sin ella para saberlo. Creo que sabe que está enamorado de una persona, sólo cuando la pierde. Porque se da cuenta que su vida no tiene  sentido sin esa persona.