Un puñado de estrellas »KrAy

Y más te amo

YiXing era una persona que jamás antes conocí, de extrañas manías y conductas raras. Yo no sabía sobre el amor en absoluto, pero él parecía tener mucha experiencia. Los días pasaron lentos, como si me pidieran aprovecharlos, pero, como yo no sabía nada del amor, los dejé pasar como todos.

Las clases de ballet se acabaron, YiXing no volvió a renovar contrato con su compañía y renunció. Mis preguntas no fueron contestadas, pero tampoco insistí. El día que descubrí ma razón de los tatuajes que llevaba YiXing, fue el mismo día que por primera vez lo vi desnudo.

Como ya era habitual, YiXing estaba sentado en el balcón de la casa, junto con una taza de alguna infusión que no reconocía, y su libro en braille. Estaba tranquilo, no se movía mucho, pero sí suspiraba en ocasiones. Dejé el maletín junto a la mesa de centro, aflojé la corbata y me fui a sentar junto a él. Si alguien supiera lo que esa sonrisa me hacía, seguramente le ocuparían como el tónico perfecto para derretirme el alma entera.

—¿Qué lees hoy? —él saltó un poco y me reí muy bajo. Sus manos acariciaron mi mejilla y besó la contraria.

—Los pilares de la Tierra -murmuró tallando su párpado con el puño de su mano—. ¿Qué tal te fue?

—Bien, no hay tanto trabajo estos días. La entrega de administración se está atrasando.

—Que se retrase más, me gusta que estés más tiempo aquí.

—¿Si? —pregunté tomándolo entre mis brazos, él seguía tallando su ojo como si tuviera picazón, se veía adorable—, también quiero pasar más tiempo contigo. Las vacaciones vendrán pronto y estaremos juntos todo el tiempo.

—Quiero ir a la playa, hace mucho no voy.

—Vamos a considerarlo señor Zhang.

—YiFan, ¿Podemos quedarnos así un rato?

No le di una respuesta verbal, sólo lo abracé con fuerza. Él también se quedó callado.

Hasta entonces entendí, que había un millón de cosas que yo podría hacer por YiXing. Podría ser el hombre más romántico del mundo, podría darle todo a manos llenas, podría obsequiarle un puñado de estrellas. Pero él, mi amado YiXing, siempre prefería mis abrazos. Supongo que esa es la parte del amor en la que no necesitas tanto de recursos, en la que estar compartiendo el mismo espacio es suficiente para ser feliz.

Podrían pensar que YiXing era una persona romántica, sin embargo no lo era con intención, él siempre tendría palabras dulces resbalando de sus labios, detalles que salían con espontaneidad. Su amor, que era verbal, se basaba en ocurrencias surgidas a latidos suaves en su pecho. Y no, no podría elegir que era lo que más amaba de YiXing. ¿Todo parece bien?

El abrazo no duró mucho más de lo habitual, el estupor me dejó congelado luego de verlo frente a mí, cerrando sus ojos mientras tocaba mi cara. Estaba pensando en decirle algo, pero él se apresuró con una sonrisa haciéndome cosquillas en los labios.

—Incluso sin verte, creo que eres guapo —mi propia sonrisa apareció, y estiré mis manos para tocar la suya. También cerré los ojos—. ¿Cómo soy yo?

—El hombre perfecto. —Sentí la sonrisa de YiXing entre mis dedos. Luego simplemente se acercó a besarme.

—Tú eres el hombre perfecto, YiFan. Aun si no puedo mirarte y sólo tocarte, creo que eres el libro más hermoso que he leído.

Nos besamos una vez más, quedándonos abrazados más tarde mientras veíamos las nubes avanzar. Por un momento creí que se había quedado dormido otra vez, pero sus dedos moviéndose a todas partes, me dijeron que sólo estaba jugando nuevamente. YiXing suspiró dejando su mano sobre la mía. Me apretó para después hablar.

—Hace dos años tuve un accidente de auto —Rápidamente mi mente voló, pero no pregunté porque quería escuchar lo que tenía por decirme—. Iba a casa de un amigo que no veía hace muchísimo tiempo, nos conocimos durante las clases de artes.

»Nos encontramos una semana antes en un centro comercial, donde yo trabajaba como gerente de una tienda departamental. Me dio mucho gusto verle y decidí que sería bueno reponer el tiempo que habíamos dejado de vernos. Él me invitó a su casa para celebrar que recién la había terminado de pagar, era un chico muy gentil.

»Hice un viaje largo, yo vivía entonces en Chengdu, pero no pensé que sería lo suficientemente cansado para hacer muchas paradas. Estaba lloviendo muchísimo para entonces. Revisé mi auto unas diez veces antes de llegar a mi destino. Llamé a mi amigo para decirle que estaba por llegar, pero la última parada que hice fue donde tuve que regresar a mi casa.

»A poco de llegar donde él, las llantas delanteras de mi auto se movieron en direcciones extrañas, intenté tomar el mando nuevamente pero el auto no respondió. Los frenos me estaban fallando cruelmente y fue cuando supe que iba a morir.

—Pero no fue así —interrumpí a mitad de su relato y él me miró, sus ojos decían que estaba triste y avergonzado. Yo me tragué las palabras.

—No sabía que mi amigo iría por mí. Jamás pasó por mi cabeza que él decidiera tomar su auto y pasar delante del mío. Mi cabeza sigue demasiado mal como para comprender por qué lo maté.

Nuestro silencio duró pocos segundos, mismos en los que mi mente estaba un tanto bloqueada. Sus brazos apretaron mi cuerpo y yo no pude hacer algo diferente. Quería decirle en un abrazo que las cosas estaban bien, que el pasado debía quedarse ahí. Que YiXing no tenía la culpa de un error del destino.

—¿Ves esto? —señaló detrás de su oreja— es el número de arresto. Mi ficha. La prueba semanal de que sigo bajo libertad condicional.

—YiXing...

—Me porté muy bien en la cárcel, FanFan.

—Pero ahora estas fuera —Mencioné en un arrebato. Mi chico no era malo, él era un dulce ser que había tenido mala suerte—, quizá no totalmente libre, pero estas lejos de esa cárcel. Del peligro. Estoy aquí contigo, y tal vez no signifique nada, pero yo no podría jamás condenarte a algo. Eres libre YiXing... eres el cielo que jamás podría dejar de ver.

Y pareció que mis palabras le llegaron a tocar hasta su epitelio, porque YiXing estaba pasmado entre mis brazos. En besos continuos que disparaban estrellas a todas direcciones. Su amor me llenaba tanto y de manera lenta, que incluso podría decir que lo sentía en las venas.

YiXing era una pequeña parte de mi vida que le daba razón a mi corazón para bombear. Y sí, realmente estoy siendo demasiado cursi al decirlo, pero, tendrían que saber lo que amar significa para comprenderlo. No importaba si yo era la persona más amargada en el universo, YiXing siempre sería a pedacitos estrellas llenando de luminosidad mi oscuridad.

Tres de cada cuatro estrellas, existen como parte de un sistema binario compuesto por dos estrellas orbitando mutuamente. Así que realmente no hay un número exacto de estos puntitos platas en el universo. Gracias al libro que me dio YiXing, supe que la vida de las estrellas se mide en millones y en miles de millones de años, por lo tanto, es evidente que el corto periodo de vida de un humano no le permite cuantificar la dimensión de la evolución de ellas. El hecho de que unas estrellas vivan millones y otras miles de millones de años, depende de la masa que posea el astro. Mi novio no medía más de un metro setenta, pero tenía un corazón enorme, tanto, que estaba seguro que su tiempo de vida era eterno.

Eterno conmigo.