Me dediqué a perderte

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Cuando creí que las cosas estaban mal, vino algo que estaba muchísimo peor.

Los días sin YiXing eran como pedazos de una película muda. A tintas negras, con mutismo exagerado y el odioso rollo de película acabándose. Es a un YiFan muy triste que no parecía seguir su vida. Mi vida.

Dejé de contarlo los días cuando Jessica llegó a decirme una mañana que YiXing de verdad no quería verme. Ella sabía dónde estaba y donde le podía encontrar, sin embargo, parece que ayudarme no estaba entre sus planes. No estaba molesto, sólo demasiado decepcionado, sabía que sus razones deberían de ser muy buenas como para dejarme definitivamente.

No insistí, porque siendo sinceros, aferrarme a algo que ya no regresaría era la forma más humillante de seguir. Mis padres me enseñaron que debía luchar por las cosas que quería, sin embargo, a veces esas cosas que quieres no te quieren a ti.

Eso lo supe cuando vi a YiXing caminar de la mano con otro hombre.

Así como también entendí, que el amor se acaba y por ello, ya no hay nada más que hacer.

Dos meses fueron arrancados del anaquel en la pared de mi cocina, así como los demás muebles que decoraban mi casa.

KyungSoo me miró desde la puerta con su rostro más tranquilo. Abrió la carpeta entre sus manos y buscó entre las hojas cualquier cosa, sólo con la excusa para poder hablar.

—¿Entonces quieres que retire del mercado tu casa o la habitarás hasta que encontremos comprador?—El comentario me tomó por sorpresa, pero no cambió la decisión en mi cabeza.

—No necesito el dinero realmente, sólo no quería tener pendientes de mi familia.

—Pero Guangzhou queda muy lejos de aquí.

—Si te pones sentimental porque ya no me verás, puedes irte a vivir conmigo —bromé. KyungSoo sonrió al verme.

Después de algún tiempo, resultó que terminé siendo amigo del chico de bienes raíces. Do KyungSoo era un buen chico también. Él ya no dijo más, en cambio, siguió dando órdenes a los hombres de la mudanza para ayudarme.

El tiempo sin YiXing me mostró un lado de mí que no me gustaba tanto. Un YiFan como el de los ocho años que lloraba porque su padre no llegaba a jugar con él. Un yo muy cansado y desilusionado, alguien a quien las ganas de despertar cada día, eran casi como un castigo.

Mi abuelo me había heredado su casa, quizá antes de que yo naciera y hasta entonces quería vender ese lugar porque me recordaba a la muerte de mis abuelos, pero con el tiempo y la necesidad superé esos tristes recuerdos. KyungSoo intentó, pero los compradores eran un tanto exigentes. Para mis ganas de avanzar en la vida, decidí mudarme ahí, pidiendo a mi jefe una reubicación que se me otorgó, luego todo empezó a ser más acelerado para salir de Pekín.

Lo único que quedaba de la relación con YiXing era yo. Y también me estaba yendo.

***

Vivir en ese lugar no era tan malo, conocía casi todo, incluso a la gente que me iba reconociendo de a poquito. Y no es que estuviera en un lugar pequeño, pero al parecer las calles no habían tenido mucho cambio.

El tiempo ahí empezó a hacerme bien, mejoró mi salud a tal punto de ganar dos kilos más. Jessica se seguía quejando de que viviera tan lejos, pero aun así me visitaba. KyungSoo y yo seguimos viéndonos también, aunque él fuese un poco arisco, nos convertimos en buenos amigos.

Luego llegó XiuMin.

XiuMin era mi compañero de trabajo, era el típico hombre que atraía a muchas chicas, pero no se acercaba mucho a una relación por miedo al compromiso. Era callado, lo cual me gustaba, muy guapo y demasiado culto. Hablábamos muchas horas de nuestro tiempo, salíamos y jugábamos como adolescentes, él también tenía esa alma de niño que me hacía a veces sonreírle de más.

Un puñado de estrellas »KrAyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora