Perdono y olvido

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XiuMin me dio un beso en la boca como despedida por la mañana, aun cuando eran las tres de la tarde, podía sentir su adorable gesto entre mis labios. Lo recordé cuando estreché la mano del doctor LuHan.

El oftalmólogo que conocí no era más que un joven al que le sacaba una cabeza, de cabellos caramelo y un rostro muy pacífico, quizá tuve la impresión de ver a YiXing en él. Quedamos en una cafetería, tomé mi descanso para verle. Terminar con todo ese misterio y de una vez regresar a mi vida. Aunque siendo honestos, no sabía ya que era de mi vida.

Se presentó nuevamente como LuHan, habló de su trabajo y luego pidió un café. Yo lo imité hasta que el silencio se convirtió en algo molesto.

—Sé que deben haber muchas preguntas en tu cabeza ahora mismo —dijo LuHan dejando de lado su café—. Sólo quiero decirte que yo vengo para darte un mensaje y nada más eso, las decisiones que tomes serán asunto tuyo.

—Quiero saber todo.

—Verás. Hace poco más de un año un colega mío me llamó para atender un caso especial. No soy alguien que haga favores de la nada, pero la situación me interesó tanto como para trasladarme a Changsha —un suspiro salió de sus labios y una mano por su cabello—. El caso de Zhang YiXing es, hasta cierto punto, interesante. La condena que aun carga con la ley le imposibilitó la atención temprana a la enfermedad de la que sufre, así que por ello, yo trabajo para él sin cobrarle un solo yuan.

—¿YiXing está bien?

—Saludable como cualquier humano, pero con una incapacidad.

LuHan se tomó su tiempo, quizá él era un profesional, pero yo estaba seguro de que lo que sea que tuviera por decirme, le tocaba hasta el fondo del alma.

—YiXing tiene Glaucoma —fruncí el entrecejo con clara sorpresa. Eso era algo que no pasó por mi cabeza—, ésta es una enfermedad que quita la visión gradualmente. Te lo explicaré mejor. Nuestro ojo tiene un líquido claro llamado humor acuoso, que circula por la parte frontal regulando así la visión. El humor acuoso sale regularmente del ojo, como si... lo estuviera lubricando, pero, en pacientes como YiXing, el humor acuoso no sale. Así que genera un tipo de presión hasta dañar las fibras del nervio óptico. En mejores palabras, poco a poco pierde la vista.

—¿Está ciego?

—No, pero está a punto de quedarse en ese estado. Por ahora puede percibir sombras frente a él y reconocerlas, pero a los costados ya no hay visión.

—¿Hace cuánto que...?

—El problema empezó a presentarse hace casi dos años, tengo entendido, el tiempo en que dejó de verte.

Me quedé callado intentando hacer memoria desde la última vez que nos vimos. Su cara estaba muy tranquila aunque la mía no fuera un espejo suyo. Pareció entender mi mutismo, así que tomó una bocanada de aire para continuar.

—Él sabía que estaba quedándose sin visión, entonces se encontró con mi colega quien le dio ese diagnóstico. Inmediatamente que lo supo, viajó hasta Changsha con un permiso especial de condena.

—¿Por qué no me dijo nada?

—Lamento no poder darte la respuesta que buscas, pues yo pienso exactamente como tú. YiXing me mandó a decirte todo esto desde hace algún tiempo, pero no lo veía conveniente.

—No sólo eres su doctor ¿o me equivoco? —el negó bajando su cabeza— YiXing se gana el amor muy fácilmente, tal vez por eso es que aun sigo enfadado con él.

—Y no te culpo.

—¿Hay más cosas que tengo que saber?

—Sí. YiXing estará ciego dentro de poco porque no pudimos detener la enfermedad a tiempo. Quizá debas verlo —negué y el suspiró apretando sus labios—. No sé exactamente qué es lo que sientes, pero, si yo tuviera una última oportunidad de ver algo, sería eso a lo que amo.

No hablé más, él tampoco ni siquiera cuando se despidió. Pagó su parte y dejó entre mis cosas una tarjeta de presentación con su nombre y la dirección del hospital.

Hasta entonces recordé las palabras de agradecimiento de mi papá. Él estaba muy feliz cuando nací completamente sano. Luego, recordé a YiXing, con esos bonitos ojos con luz de estrella que los hacían brillar.

***

Hablé con XiuMin ganándome un rostro de preocupación que me hizo doler. Tal vez, cualquier otro hombre hubiera dejado el tema y seguiría con su vida, pero él, me obligó a visitar a YiXing. Por supuesto que yo no iría solo, eso era lo que menos quería hacer.

Viajar hasta Changsha no fue un camino tranquilo, no pude dormir o descansar un poco. Mi cabeza estaba llena de imágenes borrosas de mis momentos con él, de sonrisas a mitad de la noche después de dormir juntos. XiuMin estaba a mi lado, dándome ánimos y apretones de mano para hacerme valiente, pero era casi imposible. Mi lado depresivo me regresaba a miles de kilómetros lejos de esa ciudad, lejos de todo.

Llamé a LuHan para que nos ayudara, tampoco es como si se pudiera entrar por aquí o allá sin permiso. El doctor nos dijo que YiXing estaba internado, pues él no tenía familia o amigos que pudieran cuidarle en su estado. Y no fue hasta que pisé el tercer pasillo, que entendí lo mucho que mi corazón anhelaba latir por YiXing.

—El horario de visita empieza dentro de tres minutos —nos informó LuHan tomando el pomo de la puerta de una habitación— lo único que puedo pedirles es que sean pacientes, ya le cuesta reconocer las siluetas frente a él.

XiuMin asintió volviéndose a LuHan, ellos hablaron de unas cosas más sin incluirme en su charla. O al menos yo lo sentí así. Había un millón de cosas dentro de mi cuerpo, nervios reventándose como cuerdas y dándome cosquillas en la piel. El bombeo de mi sangre que parecía llenar las venas para hacerlas explotar, y golpes fuertes en mi pecho que me hacían pensar que la presión estaba bajando.

La puerta que se abrió ante mí, fue el botón para detonar en todo mi sistema una explosión. Sentimientos y sensaciones inefables saludando a placer, el cúmulo de estrellas que era mi interior.

XiuMin se quedó atrás de mí, justo al lado de LuHan que no se despegó de la puerta. Yo caminé despacito sin querer hacer ruido, pero lo hice de todas formas llamando la atención de ese YiXing que yo recordaba.

Él estaba sentado sobre la camilla, de frente a la ventana y un libro blanco descansando en su regazo. Sus dedos se movieron ágilmente por los puntitos, trazando con ellos sonrisas pequeñas.

—Te has pasado un poco al traerme este libro, no está nada mal, pero hasta cierto punto me da miedo.

Su voz era exactamente a como la recordaba, su forma de hablar y mover la boca. Los gestos que le procedían después de contarme algo, todo eso junto con un timbre agradable en el oído. No dije nada, quería saber si podía distinguirme como decía LuHan.

—Aunque este tipo de historias siempre me atrapan, suelen ser metáforas al fin y al cabo. —YiXing no despegaba su vista de ese libro, así que me adelanté a hablar.

—¿Qué libro lees?

Esa era una pregunta habitual cuando vivíamos juntos, y siempre terminaba en un YiXing dormido en mi pecho. Él dejó de hacer todo para levantar la cabeza y girarla, quedándome yo también sorprendido cuando sus ojos se conectaron con los míos.

Yo no vi Glaucoma.

No vi ninguna enfermedad.

Yo encontré niebla galáctica atravesando en sus ojos color universo.

Yo encontré niebla galáctica atravesando en sus ojos color universo

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Un puñado de estrellas »KrAyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora