Estaba en el patio de mi casa, la misma que había sido testigo de los mejores años de mi infancia. Me costaba aceptar que jamás volvería a verla, que después de ese día se convertiría solo en recuerdo más. Pensé en Sofi y en que esto no sería tan difícil si aún estuviera aquí. Pensé en lo miserable que me sentía en ese momento de mi existencia y desee con cada fibra de mi ser no haber contestado correctamente aquel maldito examen. Yo misma me había condenado y ahora tenía que aceptar las consecuencias.
—Camila, hija ¿están todas tus cosas listas? –la voz de mamá me sacó de mi reflexiones.
—Sí, ya tengo todo en orden.
—¿Te encuentras bien?
Negué con la cabeza y se me escaparon un par de gruesas lágrimas. Estaba punto de abandonar a mis padres en una muerte segura para ir a solo Dios sabe dónde. Estaba punto de quedarme sola. En absoluto podía encontrarme bien. Mi madre me abrazó. Yo me acurruqué en sus brazos como lo hacía cuando era niña. Y volví a sentirme viva, volví a sentir que respiraba. Me llené del amor que sentía y me armé de valor para enfrentar lo que me esperaba.
—Ven, vamos a dentro, la comida está lista.
Mis padres estaban tranquilos. Supongo que ya se había resignado. Se resignaron a perder una hija y ahora era al hecho de que estaban a punto de morir. Sin embargo estaban contentos de que yo pudiera salvarme de aquella catástrofe. Unos meses antes los gobiernos de todo el mundo llamaron a la población juvenil para hacer pruebas físicas y mentales. Nadie sabía cuál era la finalidad de esto, hasta hace un par de semanas. Se eligieron a los mejores promedios, a personas con IQ sobresalientes y con resistencia física excepcional. ¿Para qué? El mundo estaba siendo amenazado por un asteroide. Lo sabían desde hace años y en vista de que no podían detenerlo, trabajaron en un plan para poner a salvo a la mayor cantidad de personas fuera del planeta. La noticia no se había hecho pública para evitar que las personas entraran en crisis. Parece que les funcionó y aunque después de dos semanas todo colapsó, ya no tenía importancia alguna. Todo llegaría a su fin en cualquier momento.
A los que fuimos elegidos para formar parte de la supervivencia humana, se nos habló de Andrómeda, el nuevo mundo y de las colonias que se formarían en marte. Ahí era a donde iríamos cuando todo llegará a su fin.
—Gracias, mamá, la comida ha estado deliciosa.
—Agradécele a tu padre, dijo que no había sido fácil conseguir todo para hacer tu comida favorita.
—Vamos, no es para tanto. Fue como ir a hacer la compra cualquier otro verano.
Papá sonrió al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaban. No dijo nada más y se levantó de la mesa con la excusa de que iría a la cocina por el postre. Terminamos de cenar sin mencionar una sola palabra de lo se avecinaba. Hasta que llamaron a la puerta. Mi sangre corrió cuesta abajo y mi corazón se detuvo súbitamente del susto. Me había preparado para esto toda la semana y ahora no estaba segura de tener la fuerza para hacerlo. Mi padre fue a abrir.
—¿La señorita Camila Cabello?
—Sí, en un momento viene –mi padre apenas pudo terminar la frase antes de que se le quebrara la voz.
Yo me levanté y caminé casi por pura inercia hasta mi maleta que ya me esperaba a un lado de la puerta. Salí de la casa sin decir palabra alguna y antes de llegar al automóvil que ya me esperaba giré la cabeza para ver a mis padres. Estaban abrazados en el marco de la puerta, viéndome partir. No pude más. Solté lo que tenía en las manos y corrí a abrazarlos. Rompí en llanto cuando me acogieron en sus brazos. Sus corazones latían tan fuerte, que podía sentirlos ahí donde yo me encontraba. Era insoportable la idea de que dentro de poco no solo dejarían de latir, sino que desaparecerían por completo, ellos y todo lo que yo conocía. Desee no tener que irme, no quería dejarlos.
—Camz... es hora de irte.
—No..., no quiero, no me obliguen.
—Cariño, por favor... no hagas esto más difícil.
Yo me aferré a ellos con toda la fuerza que mi cuerpo me permitió, hasta que escuché a mi padre decir <<llévensela>> Un hombre me arrancó de ellos y pude ver a mis padres, con lágrimas en los ojos pero con una sonrisa que lo único que reflejaba era su felicidad de que yo pudiera salvarme. Les grité que los amaba por última vez. Después, cuando estuve dentro del auto los vi por la ventanilla hasta que los perdí de vista. Probablemente guardaría esa imagen de mis padres en mi cabeza durante el resto de mi vida.
}I�_7�
ESTÁS LEYENDO
La Ultima Nave a Marte
Science FictionUna importante Ingeniera en física nuclear trabaja en un proyecto para el gobierno. Su misión es salvar a la mayor cantidad de personas antes de que el mundo desaparezca. En el transcurso de su trabajo conoce a Camila, de quien termina enamorándose.